Miles de extranjeros defienden la patria espa?ola
Son m¨¢s del 50% de los reclutados en 2005 y han renovado las unidades m¨¢s preparadas de las Fuerzas Armadas
A ellos se debe algo m¨¢s del 50% de un "milagro laico". As¨ª, de proeza casi religiosa, calific¨® el ex ministro de Defensa Jos¨¦ Bono la incorporaci¨®n de 5.000 soldados a las Fuerzas Armadas en el ¨²ltimo a?o. M¨¢s de 2.500 eran inmigrantes hispanoamericanos y guineanos. Desde que se hizo profesional, en 2001, el Ej¨¦rcito perd¨ªa una media de mil soldados cada a?o; de ah¨ª el entusiasmo del ex ministro. Los cuarteles se abrieron para los inmigrantes un a?o despu¨¦s. Hasta enero de 2005 ten¨ªan el acceso limitado a las unidades m¨¢s duras, las que actuar¨ªan en caso de conflicto, y por eso la Brigada Paracaidista (Bripac) y la Legi¨®n cuentan con el mayor n¨²mero de extranjeros en sus filas. En la Bripac son casi el 30%.
Brigada Luque: "El porcentaje de vocacionales es muy peque?o. Ofrecemos un puesto de trabajo, y eso es lo que buscan los de aqu¨ª y los de fuera. No hay m¨¢s"
Desde que se profesionaliz¨®, en 2001, el Ej¨¦rcito perd¨ªa una media de mil soldados cada a?o. Los cuarteles se abrieron para los inmigrantes un a?o despu¨¦s
"Luchar¨¦ por conseguir que mi Espa?a sea grande y fuerte. ?Cumplir¨¦ con mi deber porque la patria siempre lo merece!" Es parte de un himno de la Bripac, que el soldado extranjero canta y asume como cualquier nacional. Tambi¨¦n es una muestra de la mentalidad castrense que aparece en la vida del soldado desde el primer d¨ªa. "Si cumpl¨ªs vuestro juramento o promesa, la patria os lo agradecer¨¢ y premiar¨¢, y si no, merecer¨¦is su desprecio y su castigo, como indignos hijos de ella", se advierte a los nuevos reclutas en la ceremonia de jura de bandera.
Hoy es poco probable que estos hijos adoptivos tengan que enfrentarse en una guerra con otros pa¨ªses, incluidos los suyos -19 naciones que guardan "especiales v¨ªnculos hist¨®ricos, culturales e incluso ling¨¹¨ªsticos", seg¨²n la ley del R¨¦gimen del Personal de las Fuerzas Armadas-, pero ¨¦ste ha sido el aspecto m¨¢s delicado de la incorporaci¨®n de extranjeros al Ej¨¦rcito. "No vamos a enfrentarnos a Ecuador o a Colombia, pero las Reales Ordenanzas est¨¢n plagadas de llamadas de amor a la patria y desprecio por la muerte, y eso no casa ni con la admisi¨®n de extranjeros ni con la profesionalizaci¨®n de las Fuerzas Armadas. Esto es un trabajo y, cuando salgo del trabajo, soy tan militar como fontanero", opina un portavoz de la Asociaci¨®n Unificada de Militares Espa?oles (AUME), con cerca de 1.000 miembros.
BRIGADA CASTELLANOS
MANDO EN LA BRIPAC
"Tengo a la ONU
aqu¨ª metida"
"Tengo argentinos, bolivianos, ecuatorianos, peruanos, venezolanos y colombianos. De los 15 que hay en la secci¨®n, s¨®lo dos son espa?oles. Tengo a la ONU aqu¨ª metida". El brigada Castellanos, jefe de secci¨®n en la Bripac, dice que ha aprendido mucho de sus inmigrantes; por ejemplo, vocabulario. "Nos re¨ªmos mucho. Hablan un castellano distinto y a cada rato hay que estar preguntando: a ver, ?esto en Colombia c¨®mo se dice?" A cambio, ¨¦l les ha ense?ado otras cosas: "Nosotros les aportamos una profesi¨®n con muchas aplicaciones fuera; ense?amos electr¨®nica, fontaner¨ªa, conducci¨®n de camiones y moral, sobre todo, moral. Algunos vienen de pa¨ªses tristes. En Espa?a ven que la gente trabaja, pero tambi¨¦n se divierte. Adem¨¢s, aqu¨ª se vive el Ej¨¦rcito en esencia. Es el compa?erismo en estado puro porque pasas miedo al tirarte en paraca¨ªdas y el miedo es lo que m¨¢s une a las personas".
El brigada Luque le quita hierro al asunto: "No veo a esta unidad especialmente dura. El Ej¨¦rcito en general no lo es ya. Se ha ablandado mucho desde que se hizo profesional". Para Luque, que tiene soldados inmigrantes a su cargo, lo que atrae a los extranjeros es un salario fijo. "El porcentaje de gente vocacional en el Ej¨¦rcito es muy peque?o. Ofrecemos un puesto de trabajo, y eso es lo que buscan los de aqu¨ª y los de fuera. No hay m¨¢s".
ONDO ASUE
ECUATOGUINEANO
"Estoy sirviendo
a la madre de mi pa¨ªs"
Hace tres a?os, Ondo vio un anuncio en el canal internacional de TVE que dec¨ªa: "?Quieres ser un paraca?" En el momento pens¨® que s¨ª quer¨ªa, y a los pocos meses se vino a Espa?a a hacer las pruebas. "De peque?o ten¨ªa la ilusi¨®n de ser militar. Cuando vi el anuncio pens¨¦ que era mi oportunidad porque no me gustaba el Ej¨¦rcito de Guinea Ecuatorial. Ped¨ª la Bripac porque en la Legi¨®n no saltan, y yo quer¨ªa saltar, ser un paraca".
"Se han hecho varias campa?as espec¨ªficas para extranjeros y estamos preparando otra. Dejamos folletos en los consulados, damos conferencias en asociaciones de inmigrantes y colaboramos con medios exclusivos para ellos, pero el mejor captador es el propio inmigrante. No hay nada que funcione como el boca a boca", explica Manuel Solana, subdirector general de Reclutamiento. Ondo, de 22 a?os, lleva ocho meses en la Bripac y se siente como en casa. "Mi familia es esta gente. Todo ha sido mucho m¨¢s f¨¢cil porque Guinea Ecuatorial fue colonia espa?ola, as¨ª que Espa?a es la madre de mi pa¨ªs. Espa?a me acogi¨® y ahora yo le sirvo".
DAISY GARC?A
ECUATORIANA
"Mi familia pens¨®
que estaba loca"
Daisy cojea. Acaba de llegar de una jornada de instrucci¨®n continuada (JIC) de 30 horas y tiene ampollas en los pies. Naci¨® en Ecuador hace 19 a?os y es una de las 239 DLP (dama legionaria paracaidista) de la Bripac. "A mi padre no le hizo mucha gracia al principio. Me dijo que el Ej¨¦rcito no era sitio para chicas, pero ahora est¨¢ muy orgulloso. La que sigue pensando que estoy loca es mi hermana peque?a. Tiene 15 a?os y es muy distinta a m¨ª, muy femenina y delicada. ?Si viera las ampollas que tengo hoy se morir¨ªa!".
Daisy reconoce que entr¨® en el Ej¨¦rcito buscando un trabajo y un sueldo fijo, pero ha terminado por implicarse. "Respeto la bandera, me emociono al escuchar el himno. Aqu¨ª nos dan oportunidades que no tenemos en nuestro pa¨ªs: un trabajo, una residencia, muchas salidas. A cambio, yo aporto esfuerzo, dedicaci¨®n y respeto a los s¨ªmbolos patrios de Espa?a. Me encantar¨ªa irme de misi¨®n fuera y hacer carrera en el Ej¨¦rcito. Pienso seguir estudiando".
La edad media de ingreso en las Fuerzas Armadas est¨¢ entre los 18 y los 23 a?os. El Ej¨¦rcito no firma contratos, sino compromisos, y el m¨ªnimo inicial es de dos a?os. Hasta ahora, los extranjeros ten¨ªan que firmar por tres y obtener la nacionalidad espa?ola para renovarlo. La nueva ley de tropa y mariner¨ªa les da hasta nueve a?os de margen para hacerlo, y a partir de los cinco, como el resto de soldados, pueden acceder a las plazas reservadas para ellos en la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional o bien opositar para trabajar en la Administraci¨®n p¨²blica. Si deciden quedarse, como pretende Daisy, pueden firmar un compromiso de larga duraci¨®n hasta los 45 a?os. "Dentro de poco habr¨¢ mandos ecuatorianos o colombianos en nuestro Ej¨¦rcito", afirma el brigada Castellanos.
MARINELA MORALES
COLOMBIANA
"El primer salto
no termina nunca"
Su padre hab¨ªa trabajado en el Ej¨¦rcito de Colombia toda su vida, y ella decidi¨® darle una sorpresa. "No le dije nada hasta que supe que hab¨ªa entrado en la Bripac. Est¨¢ muy orgulloso. Llevo el Ej¨¦rcito en la sangre".
Tambi¨¦n eran militares los t¨ªos de Jos¨¦ Luis Morales, un ecuatoriano de 19 a?os que, como Marinela, prefiri¨® el Ej¨¦rcito espa?ol. "Mis t¨ªos me cuentan que all¨ª es como en las pelis americanas. La disciplina es mucho m¨¢s dura", cuenta Jos¨¦ Luis. "Muchos conocen los ej¨¦rcitos de sus pa¨ªses y cuando llegan aqu¨ª esto les parece un convento de ursulinas", corrobora un portavoz de AUME.
Marinela tiene 21 a?os y es tiradora de Tow, un aparatoso misil teledirigido contra carro. Se acuerda de la primera vez que se tir¨® en paraca¨ªdas como si fuera ayer: "El primer salto no termina nunca. Sigo sintiendo ese cosquilleo como el primer d¨ªa y me encanta". En 2004 estuvo dos meses de misi¨®n en Afganist¨¢n, custodiando las urnas electorales. "Me encant¨® la experiencia de vivir algo real. Todo el mundo parec¨ªa tener miedo y se met¨ªa enseguida en sus casas. Sent¨ª que pod¨ªa ayudar, que me pagaban por algo que me gusta hacer".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.