La madurez de cuatro iluminados
Cantan al amor en vez de al sexo, a la luz en vez de a la hero¨ªna. Maduros. Familiares. Adultos, al fin, con cuarenta y pico. As¨ª son hoy los Red Hot Chili Peppers, uno de los grandes grupos de grandes estadios. Pero vuelven igual de iluminados y excesivos. Con 25 canciones y gira con parada en Espa?a.
Los s¨®tanos de un antro de Los ?ngeles, el Caf¨¦ Grand, a?o 1983. Cuatro chavalines amantes del surf, las drogas y el punk que se re¨²nen de vez en cuando para tocar ofrecen su segundo concierto en directo. El p¨²blico no para de dar botes, baila, ¨¦xtasis total, se est¨¢n volviendo locos. Anthony Kiedis, el cantante, un pieza de cuidado que quer¨ªa ser actor, agita una cerveza al aire mientras rapea. El tiempo se congela de repente, todo se para: el chorro de cerveza traza un perfecto c¨ªrculo en el aire; un anillo m¨¢gico sobrevuela las cabezas de los Red Hot Chili Peppers. ?se es el momento en el que Flea, el bajista de esta banda californiana, se da cuenta de que algo grande va a ocurrir. La se?al del anillo.
Kiedis: "Odio lo que aprend¨ª de m¨ª. Es horrible. Mi ego¨ªsmo, mi codicia. Te impide ser abierto"
"Por un segundo, supe que Dios estaba hablando a trav¨¦s nuestro, supe que toda la energ¨ªa del universo nos llegaba; no eran nuestros instrumentos, no eran las notas, no era la gente, ten¨ªamos una energ¨ªa mayor que cualquier cosa, y esa energ¨ªa eligi¨® usarnos", cuenta sentado en una butaca verde, con las migas del s¨¢ndwich que se acaba de comer luchando por permanecer en las comisuras de sus labios. "Fue m¨¢gico, nunca hab¨ªa sentido una cosa igual haciendo m¨²sica, fue puro y m¨¢gico", dice, casi pose¨ªdo, con sus intensos ojos azules, se dir¨ªa que transparentes, mirando al cielo. "Nunca olvidar¨¦ ese segundo de la cerveza trazando el c¨ªrculo en el aire". Flea se levanta de nuevo como pose¨ªdo, pero esta vez es para buscar un sitio donde echar un salivazo que parece urgente. El cenicero de la habitaci¨®n del hotel Chateau Marmont es la v¨ªctima, y el estruendo y las dimensiones de la operaci¨®n, notables. Pues vaya con el pulga -flea, traducido al castellano-. "Eso nunca hay que trag¨¢rselo", remata.
Han pasado 23 a?os desde el momento anillo de birra, y los Red Hot Chili Peppers son hoy uno de los grandes megagrupos del rock. Qui¨¦n les iba a decir entonces a esos cuatro m¨²sicos californistas -son aut¨¦nticos militantes de su tierra- que a estas alturas del partido iban a ocupar un lugar en el olimpo del rock junto a bandas como U2 o REM, con perspectivas de seguir creciendo en los escenarios a lo Rolling Stones. Han vendido 50 millones de discos (seg¨²n su discogr¨¢fica). Las entradas de sus dos conciertos en Espa?a se agotaron en 48 horas. Han tenido que abrir una tercera fecha (31 de mayo, Barcelona) para satisfacer la demanda.
Los Chili Peppers reaparecen con una apuesta singular: un disco doble que estar¨¢ en las tiendas el 9 de mayo, algo poco usual en los tiempos que corren, una colecci¨®n de 25 canciones fruto de una etapa de incontinencia creativa, un chorreo de ideas bautizado con el nombre de Stadium arcadium. Dicen que es lo mejor que han hecho nunca, que es lo que suelen decir los artistas cuando sacan algo nuevo. Y ellos, que han sobrevivido a tremebundos pasotes con las drogas, est¨¢n aqu¨ª para contarlo, aqu¨ª en Los ?ngeles. Felices y maduros, pap¨¢s e inspirados, amorosos y limpios.
"Somos m¨ªster Mam¨¢s en estos momentos", dice Chad Smith, de 43 a?os, el bater¨ªa, pelado al cero, botas de motero arrasadas, pendiente, mirada de golfo. "Es la primera vez que durante la grabaci¨®n de un disco los cuatro tenemos relaciones felices y sanas, y supongo que eso influye en la m¨²sica que haces: John con Emily; Anthony con Heather; Flea con su novia, y yo, que me cas¨¦ en mayo".
Comenzaron a grabar su disco el 20 de marzo de 2005 y, seis d¨ªas m¨¢s tarde, Nancy, la esposa del bater¨ªa, daba a luz al que es su cuarto hijo (los otros tres son de anteriores matrimonios). Flea tambi¨¦n fue padre en octubre. "El disco es una instant¨¢nea muy exacta de la vida que llevamos durante el ¨²ltimo a?o", dice Chad, "el tema de las relaciones aparece mucho en estas canciones".
La historia de esta banda californiana est¨¢ marcada por los vaivenes de John Frusciante, el genio del grupo, un guitarrista privilegiado lastrado por su adicci¨®n a la hero¨ªna. Tiene 34 a?os, dentadura postiza y los antebrazos totalmente quemados por una noche en que, todo puesto, se qued¨® dormido con un cigarro en los dedos. Hombre obsesivo, de talento excesivo, cambi¨® su adicci¨®n al caballo por la compulsi¨®n creativa, y a lo largo de 2004, antes de meterse a grabar el nuevo disco de los Chili Peppers, puso en el mercado cinco discos en solitario. S¨ª, cinco. En un a?ito.
"Tomar hero¨ªna te aporta una cierta paz mental cuando est¨¢s puesto, pero cuando te levantas a la ma?ana siguiente te sientes como una mierda todo el d¨ªa", dice mirando al cielo, tumbado en una cama del hotel, de buen rollo. La entrevista le coincide con la hora de la siesta.
Su mente vuela y no tarda en abandonarse a un mon¨®logo sobre los a?os del caballo: "Ocurre lo mismo a largo plazo: si tomas hero¨ªna todos los d¨ªas durante tres a?os, para volver a estar sano tienes que trabaj¨¢rtelo otros tres a?os. Yo tuve tres de diversi¨®n y de miseria? y despu¨¦s de pasar por ello estaba tan contento de no estar atado a nada, de poder comer ensaladas, fruta, tocar con gente? Pas¨¦ de tener dinero a no tener, de ser lo que la gente llama rico a no tener d¨®nde ir; la experiencia es dura, no ten¨ªa dinero para comer muchos d¨ªas? En 1996, estaba en casa esperando a ver si alguien ven¨ªa a visitarme y me daba 10 d¨®lares para comprar una hamburguesa. Ten¨ªa que conseguir 50 d¨®lares para no estar mal, hab¨ªa cantidad de camellos ofreci¨¦ndome drogas todo el tiempo? A m¨ª me llegaba dinero cada seis meses [derechos de autor], pero entre medias me mor¨ªa de hambre, los camellos me fiaban drogas y ten¨ªa que estar pendiente de ese cheque que no acababa de llegar? Fueron d¨ªas muy duros? Ten¨ªa una novia que ped¨ªa dinero a la gente, o que sal¨ªa a la calle y hac¨ªa lo que fuera con tal de conseguirme la droga?".
La espantada de Frusciante es uno de los cap¨ªtulos clave de la historia de esta banda. Dej¨® el grupo en 1993, en el momento cumbre, fue incapaz de digerir el impacto del ¨¦xito. Nueve a?os menor que el resto de su correligionarios, se encontr¨® de la noche a la ma?ana con un inesperado triunfo planetario y una inesperada pasta en los bolsillos. ?l, que siempre hab¨ªa defendido que los buenos grupos nunca venden demasiado. "Las entrevistas, los fans y las giras acabaron da?ando mi creatividad, y la ¨²nica manera de recuperarla era estar en casa y estar drogado todo el tiempo", recuerda. En plena gira, en Jap¨®n, mediado el a?o 1993, dej¨® tirado al grupo. Algo que el cantante tardar¨ªa cinco a?os en perdonarle, los que tard¨® en ir a visitarle a una cl¨ªnica de rehabilitaci¨®n.
El fin de la inspiraci¨®n y de las ventas lleg¨® con la salida de Frusciante. Se abri¨® una etapa anodina, con un disco irrelevante (One hot minute). Y su regreso, en 1999, es el otro gran episodio de los Chili Peppers: signific¨® la resurrecci¨®n creativa y unas ventas multimillonarias, las mayores de su carrera: Californication despach¨® 15 millones de copias en todo el mundo (215.000 en Espa?a).
En la distancia corta, a Frusciante se le nota que es un tipo al que se le va un poco la olla. A los cinco a?os empez¨® a o¨ªr voces en su cabeza; voces que le dec¨ªan que iba a ser m¨²sico, cuenta. En su cerebro infante se proyectaban ya im¨¢genes de un futuro arm¨®nico. No es que quisiera ser m¨²sico, ni siquiera sab¨ªa a¨²n lo que eso significaba, pero supo (?a los cinco a?os!, asegura) que lo acabar¨ªa siendo. "Tuve muchas experiencias de ese tipo de peque?o". Aquella recopilaci¨®n de viejos temas de rock and roll que guardaba su padre en el sal¨®n permiti¨® dar forma a esas im¨¢genes. Escuch¨® el Louie Loiue y supo que ser¨ªa guitarrista. Se mud¨® a Santa M¨®nica; se meti¨® en la movida skate; ador¨® a Kisss, Alice Cooper, Led Zeppelin? Y la llegada del punk le permiti¨® decirse a s¨ª mismo: esto lo puedo hacer yo.
Cuando le ficharon los Chili Peppers se sub¨ªa por las paredes. Literal. Y a juzgar por sus palabras, la higiene, por aquel entonces, no estaba entre sus prioridades: "Seg¨²n colgu¨¦ el tel¨¦fono, me sub¨ª por la pared. No llevaba zapatos y dej¨¦ la huella de mis pies sucios grabada, cinco pisadas subiendo", recuerda con una sonrisa de oreja a oreja. No lav¨® la pared. Cada d¨ªa que amanec¨ªa se encontraba con el recuerdo de su momento hist¨®rico. Hoy, con su jersey de pico, su camisa a cuadros y sus zapas de Diesel, se le ve aseadito. Tiene 34 a?os y la vida le ha cambiado. Asume que est¨¢ en un grupo popular sin rasgarse las vestiduras. Y hasta se permite a s¨ª mismo tomarse unas vacaciones, por fin es capaz de aparcar su obsesi¨®n por la m¨²sica. El verano pasado se fue dos semanas a Hawai. Y el cuerpo ya le pide volver. Frusciante es hoy un tipo que busca la calma a trav¨¦s de la meditaci¨®n y lecturas de filosof¨ªa, rodeado de una legi¨®n de gatos y de su gigantesca colecci¨®n de vinilos.
Dice que ¨¦ste es el m¨¢s experimental de los discos facturados por los Chili Peppers. Y est¨¢ orgulloso de su trabajo en ¨¦l: ha seguido investigando en sonidos curiosos, tratando su guitarra con un sintetizador, potenciando sonidos extra?os, errores, accidentes felices. Intentando enlazar con el esp¨ªritu hippy de los sesenta. Con eso y con todo, a los Chili Peppers se les critica por una cierta deriva hacia terrenos comerciales. Flea, el bajista, se defiende: "Si lo que hacemos es m¨¢s vendible, no es porque hagamos m¨²sica que no nos gusta. Hemos refinado nuestra energ¨ªa, pero mantenemos la intensidad r¨ªtmica. No perdemos lo que ten¨ªamos, simplemente crecemos y damos m¨¢s. Nuestra m¨²sica es totalmente honesta, y, si no te gusta, no te gusta, pero ah¨ª est¨¢ nuestro coraz¨®n". Stadium Arcadium es, estil¨ªsticamente, una prolongaci¨®n de su anterior entrega, By the way: predominio del funk pop, voces cada d¨ªa m¨¢s suaves y mel¨®dicas de Kiedis, flipadas s¨®nicas de Frusciante y, como siempre, la apabullante solvencia de la secci¨®n r¨ªtmica.
La biograf¨ªa de Anthony Kiedis, el cantante, tampoco tiene desperdicio. Criado en el Midwest, se fue a Los ?ngeles a los 11 a?os a vivir con su padre, Blackie, un camello que surt¨ªa a la ¨¦lite de Hollywood. A los 13 a?os, edad en la que perdi¨® el virgo, ya asist¨ªa con pose chulesca a bacanales con chicas y drogas en las que participaban Jimmy Page (guitarrista de Led Zeppelin) y Alice Cooper (cantante heavy), dos de los ¨ªdolos de adolescencia de su compadre Frusciante. Conoci¨® a Flea, el bajista, en el instituto de Fairfax, y ah¨ª naci¨® el germen del grupo. Showman de cuidado, famoso por pasearse en pelotas por los escenarios con un calcet¨ªn agarrado a sus genitales, hoy es un coleccionista de arte que se recrea con su propio lenguaje, escuch¨¢ndose a s¨ª mismo con gran atenci¨®n. "Es bastante divertido comparar a los dos personajes. Se me olvida c¨®mo era de vulgar y de molesto: es una suerte haber tenido una ¨¦poca de mi vida en que me sent¨ªa tan bien por ser as¨ª; era un aut¨¦ntico gilipollas, pero no ten¨ªa ni la informaci¨®n ni las herramientas para saber que aquello no estaba bien, no hab¨ªa madurado, era un aut¨¦ntico hijo de puta? Tiendo a olvidarme y de pronto me encuentro con uno que me dice: 'T¨ªo, t¨² eres el que aquel d¨ªa me ech¨® la pota en los zapatos'. Es importante cambiar, y moverse hacia adelante como ser humano; si no, la vida es aburrida, est¨²pida, te estancas. Y como m¨²sico o artista, tambi¨¦n es importante saber reinventarte y explorar nuevos territorios".
Su biograf¨ªa, de hecho, est¨¢ marcada por los abismos de la adicci¨®n. ?l es otro superviviente: "Hasta ahora he sido bendecido con el regalo de superar situaciones muy dif¨ªciles con las drogas y aprender de ellas, crecer con ellas, beneficiarme de ellas. He sobrevivido a una experiencia man¨ªaca y he procurado compartirlo con gente que estaba en esa misma lucha".
Kiedis empu?a delicadamente la taza de t¨¦ y sorbe con correcci¨®n. Inspira y suelta el aire profundamente, despaciosamente.
-?Qui¨¦n tiene el mayor ego en esta banda?
-[Risas]. ?sta es una pregunta realmente rara. Si me llegas a preguntar hace tres meses, te hubiera dicho que el m¨ªo, pero mi ego fue golpeado por un meteorito hace un par de meses y una parte de ¨¦l est¨¢ quem¨¢ndose en tierra desde hace un tiempo.
-?Por qu¨¦?
-Ser¨ªa muy largo contarlo. Se debe a una experiencia personal que, por un lado, fue maravillosa, pero, por otro, dolorosa. No s¨¦ si alguna vez has tenido en tu interior una casa que se est¨¢ quemando durante un mes y medio, es bastante doloroso; s¨¦ que esto servir¨¢ para que me vaya mejor en la vida, pero mientras tanto, sigo trabajando con los escombros? Lo del ego es una cosa rara: en ocasiones te levantas y te relacionas con humildad, que es mucho mejor que despertarse imbuido en el propio miedo al que te lleva tu ego? En el grupo, cualquiera de nosotros puede tener su d¨ªa de ego enorme y portarse como un aut¨¦ntico retrasado.
-?C¨®mo es un d¨ªa normal en su vida?
-Pues si est¨¢s en ¨¦poca de ensayos, comienzas el d¨ªa en un una peque?a habitaci¨®n en el valle de San Fernando, con instrumentos y un micro. Alimentas a los perros, los paseas, es maravilloso; chequeas el mail, vas al local, tienes una experiencia creativa comunal y la energ¨ªa fluye, vuelves a casa escuchando la m¨²sica que has grabado, te vas a cenar con algunos amigos, pasas el resto del d¨ªa con tu novia? Si tienes vacaciones, vas a visitar a tu familia a Michigan, o te vas unos d¨ªas a Hawai, a nadar en el oc¨¦ano? Si est¨¢s grabando, haces ejercicio, bromeas, juegas al baloncesto? Tambi¨¦n puedes ir a ver a los Lakers, a hacer surf? Y luego llegan las giras y te levantas en habitaciones de hotel durante un a?o? Lo importante de estar fuera de casa es seguir creciendo; porque, si te tiras un a?o fuera de casa y vuelves y eres el mismo, algo no funcion¨®. Tienes que seguir creciendo y expandi¨¦ndote.
-Tiene usted una biograf¨ªa con muchas experiencias de las que ayudan a aprender de la vida. ?Qu¨¦ ha aprendido de s¨ª mismo?
-Odio lo que aprend¨ª, lo que aprend¨ª de m¨ª es horrible, pero lo aprend¨ª.
-?Por qu¨¦?
-He estado tanto a?os de mi vida, 43, sin ser consciente de mis defectos? Hay cualidades en mi personalidad que amo, y soy consciente de ellas: tengo buen coraz¨®n, amo a la gente, soy generoso; pero hay una parte de m¨ª de la que nunca he querido saber gran cosa y es mi ego¨ªsmo, mi codicia. Esos defectos pueden crear barreras que te impiden ser aut¨¦nticamente abierto e ¨ªntimo en tus relaciones con familia, amigos, con otras personas significativas; as¨ª que vas por la vida creyendo que eres bueno y dadivoso, pero, al mismo tiempo, quieres m¨¢s, quieres que la gente sea distinta a c¨®mo es y eso te frena a la hora de comprometerte al 100% con otra persona. Tener un pie dentro y otro fuera de una relaci¨®n es un error: me gusta esta persona, voy a darme al 80% y el otro 20% puede vagar por ah¨ª, eso es lo que te impide vivir la experiencia de crear m¨¢s luz junto a otro individuo. Es brutal darse cuenta de esto, pero me alegro de haberme dado cuenta. La pr¨®xima vez que me encuentre en esta situaci¨®n, especialmente en una relaci¨®n de pareja, creo que ser¨¢ mejor. Y con las amistades tambi¨¦n, hay que comprometerse incondicionalmente. Eso es lo que aprend¨ª de mi lujuria, codicia y ego¨ªsmo.
-?Y c¨®mo ve el mundo en el que vivimos?
-Intento reducirlo a un principio sencillo, porque el caos resulta cegador, confunde, distrae: hay una raz¨®n para que ocurra todo lo que est¨¢ ocurriendo, hay veces en que algo tiene que ir mal para luego ir bien. Veo Gobiernos horribles operando desde una posici¨®n de poder, como en Am¨¦rica, donde ves guerras en lugares donde no deber¨ªa haberlas, ves continuos desastres medioambientales, destrucci¨®n de la naturaleza? Probablemente todo esto ocurre por una raz¨®n que no podemos entender, y as¨ª es como aprenderemos la lecci¨®n; hay una canci¨®n en el disco que aborda este tema, 21st Century. Habla del caos y de por qu¨¦ se ha torcido todo tanto? Tengo fe en que hay un motivo para todo ello.
-O sea que es usted un absoluto optimista?
-B¨¢sicamente, he sido optimista durante toda mi vida; incluso frente al desastre he sido un absurdo optimista, no s¨¦ por qu¨¦, tal vez porque de peque?o fui a un campamento que se llamaba Campamento Optimista. Incluso cuando me he estado muriendo, en mi lecho de muerte, he sido optimista de alg¨²n modo.
'Stadium Arcadium' (Warner), nuevo disco de RHCP, sale a la venta el 9 de mayo. En Espa?a dar¨¢n conciertos en Barcelona (30 y 31 de mayo) y Madrid (2 de junio).
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