El cierre de Zorita
La central nuclear de Zorita ha dejado de funcionar. Conforme a lo programado, los t¨¦cnicos la desconectaron de la red el¨¦ctrica a las 23.31 del domingo, y a las 23.36 el reactor se par¨® de forma definitiva. Quedan atr¨¢s 38 a?os de producci¨®n de electricidad no exentos de protestas. El cierre de Zorita supone el fin de un ciclo y a la vez impone nuevas obligaciones. Har¨¢n falta nueve a?os de trabajo y 170 millones de inversi¨®n para enfriar la central y desmantelarla. Hay que impulsar las condiciones para que los trabajadores de la zona encuentren alternativas a la nuclear. La comarca ha vivido de la planta y el resto de Espa?a se ha servido de la electricidad que produc¨ªa. Pero, sobre todo, el Gobierno debe decidir d¨®nde almacenar los residuos, que permanecer¨¢n activos durante millones de a?os y que siguen sin tener una soluci¨®n ni siquiera para las pr¨®ximas d¨¦cadas.
Los ecologistas, muy cr¨ªticos con la central, han saludado el cierre como una derrota de la energ¨ªa nuclear. Pero no conviene mezclar la clausura con el necesario debate sobre el futuro de la energ¨ªa at¨®mica. La central es tan peque?a que su cierre es "irrelevante para el sistema el¨¦ctrico", como ha se?alado Red El¨¦ctrica, la empresa encargada de que no haya apagones. Cuando el Gobierno del PP decidi¨® en 2002 ordenar el cierre de la planta de Zorita tuvo muy presente este dato.
El debate sobre la energ¨ªa nuclear, pues, debe producirse de forma sosegada, sin ocultar las ventajas y los inconvenientes de cada elecci¨®n: la energ¨ªa nuclear tiene riesgos y enormes problemas no resueltos, como la gesti¨®n de los residuos, pero a la vez es capaz de producir electricidad de forma sostenida sin depender del exterior y sin emitir gases de efecto invernadero, algo fundamental en un pa¨ªs como Espa?a, sin yacimientos petrol¨ªferos y que se aleja cada a?o m¨¢s del cumplimiento del Protocolo de Kioto, pese a las entusiastas palabras de Rodr¨ªguez Zapatero en apoyo de este acuerdo.
En un debate fundamental, el Gobierno har¨ªa bien en aclarar su postura y en mirar de frente el problema. Zorita es historia, pero su cierre recuerda que el debate sobre la energ¨ªa nuclear sigue sobre la mesa.
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