"Me parece un error muy grave que las mujeres no trabajen"
En algunos casos por repasar el camino recorrido; en otros, por comprobar que muchas cosas no han cambiado tanto como parece y, en ocasiones, por pura curiosidad, los art¨ªculos publicados por Esther Tusquets en la desaparecida revista Destino ofrecen una reveladora panor¨¢mica de la evoluci¨®n de las espa?olas en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. La selecci¨®n de la editora y escritora se ha completado con la inclusi¨®n de textos actuales al final de cada cap¨ªtulo para que los art¨ªculos queden situados en el tiempo y contrastados con el presente. Con un criterio independiente ha abordado Esther Tusquets (Barcelona, 1936) la escritura de Prefiero ser mujer hasta el punto de que afirma en el pr¨®logo que el libro "no contentar¨¢ a nadie: ni a las feministas, ni a las sometidas, ni imagino que a muchos hombres".
PREGUNTA. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, usted cree que sus art¨ªculos mantienen el inter¨¦s. ?Por qu¨¦?
RESPUESTA. De alg¨²n modo, he planteado el libro como un balance, una recapitulaci¨®n. Es cierto que muchas cosas se han transformado totalmente, pero otras apenas han cambiado en la situaci¨®n de las mujeres.
P. ?En qu¨¦ se ha avanzado menos en la igualdad entre hombres y mujeres?
R. Sin duda alguna, en el plano profesional, en la igualdad de oportunidades en el trabajo y en el acceso a los puestos. Creo que las ni?as siguen orientadas hacia actividades digamos femeninas. Y todo ello ocurre a pesar de que la coeducaci¨®n est¨¢ implantada en Espa?a desde los a?os setenta. Adem¨¢s las mujeres que trabajamos tenemos que desempe?ar siempre un triple empleo: atender y complacer al marido, ejercer nuestra profesi¨®n y ocuparnos de los hijos y de la casa. En esa faceta del trabajo dom¨¦stico podemos afirmar que las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de las tareas y que los hombres no colaboran mucho.
P. Se?ala en su libro que muchas mujeres tienen un sentimiento de culpa al tener que optar entre la profesi¨®n y los hijos. Usted ha sido madre y, al mismo tiempo, editora y escritora. ?Tuvo sentimiento de culpa?
R. La verdad es que nunca he tenido ese sentimiento de culpa porque he rechazado de plano ese tipo de educaci¨®n cristiana. Pienso en cualquier caso que para los hijos siempre resulta m¨¢s enriquecedor tener una madre activa y con una vida m¨¢s interesante que la rutina de un ama de casa. Para m¨ª es imprescindible que las mujeres trabajen porque, adem¨¢s, los hijos representan una etapa de la vida, ya que con el tiempo desaparecen de la casa familiar.
P. No obstante, en algunos pa¨ªses europeos muchas mujeres con estudios abandonan sus profesiones para dedicarse a la casa y los hijos.
R. Me parece, en cualquier caso, un error grave que las mujeres no trabajen. Es cierto que en ocasiones se producen retrocesos como el que usted describe. Tambi¨¦n asistimos al regreso de algunas madres a parir con dolor, algo que me parece un atraso, o el fen¨®meno de sobrevalorar la lactancia porque a algunas mujeres les parece una forma m¨¢s natural de criar a los hijos.
P. Sostiene en su libro que una mayor¨ªa de hombres prefiere a las mujeres sumisas antes que a las independientes tanto ayer como hoy.
R. Poco, ha cambiado poco esta predilecci¨®n de los varones, en t¨¦rminos generales. Es decir, a gran n¨²mero de hombres les resulta inc¨®modo convivir o tratar con mujeres independientes, protestonas, que buscan una relaci¨®n de t¨² a t¨². Aspirar a una relaci¨®n interesante y fruct¨ªfera requiere de un esfuerzo mayor y, por otra parte, a los hombres les cuesta renunciar a privilegios mantenidos durante siglos. Aunque est¨¦ de acuerdo de un modo racional con muchas propuestas de las mujeres, el var¨®n tender¨¢ a defender sus privilegios. Es cierto asimismo que hoy en d¨ªa, a diferencia de hace unos a?os, las mujeres valoran m¨¢s y hablan m¨¢s del aspecto f¨ªsico de los hombres.
P. Usted defiende la amistad entre mujeres y rebate esas tesis de que siempre existe rivalidad.
R. Siempre ha sido f¨¢cil la amistad entre nosotras y es falso que las relaciones femeninas est¨¦n marcadas por la envidia o la competencia. La amistad entre nosotras ha sido denostada mientras se ensalzaba una cierta camarader¨ªa entre los hombres. Estar entre mujeres siempre me ha resultado muy gratificante porque se establecen unas relaciones de mutua lealtad. Entre mujeres, lo normal es que las convivencias o los viajes discurran dentro de un ambiente de relajaci¨®n, tolerancia y permisividad mayor que cuando est¨¢n presentes los varones. Con los hombres las convivencias son m¨¢s tensas. En realidad, poner paz siempre ha sido una misi¨®n de mujeres, en todos los ¨®rdenes de la vida.
P. Al final de su ensayo, incluye una narraci¨®n sobre una amiga y usted, como autora, concluye que el amor es un juego solitario. ?Lo cree de verdad?
R. No, no lo creo. En realidad fue un recurso literario y un gui?o al t¨ªtulo de una novela m¨ªa. Es cierto que en el amor hay mucho de invenci¨®n, pero no es un juego solitario porque incluye momentos y etapas en los que se comparte mucho. En definitiva se trata de un juego compartido que, a veces, incluso dura toda la vida.
P. La edad, el envejecimiento, siguen marcando con un rasero muy distinto a hombres y mujeres. ?A qu¨¦ se debe?
R. La percepci¨®n de las diferencias de edad ha evolucionado poqu¨ªsimo en las ¨²ltimas d¨¦cadas, la visi¨®n de la sociedad es pr¨¢cticamente id¨¦ntica, de modo que si ven a una se?ora mayor con un jovencito muchos van a pensar que est¨¢ pagando por la compa?¨ªa. Se trata en ¨²ltima instancia de una cuesti¨®n de poder porque un hombre se divorcia y, aunque sea un desastre, pronto tiene a una veintena de jovencitas a su alrededor. Por el contrario, una mujer mayor que liga con un hombre de menos edad se convierte de inmediato en piedra de esc¨¢ndalo. Cuando una mujer se separa tiene verdaderas dificultades para entablar nuevas amistades. Si nos fijamos bien, el mundo est¨¢ lleno de mujeres que son presentadas en p¨²blico como la ex de alguien.
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