M¨¢s de un mill¨®n para el mejor
Una muchedumbre celebr¨® el triunfo al paso del Bar?a por las calles de la ciudad
Esta vez exist¨ªa una referencia cercana. No hab¨ªa que remitirse a la fant¨¢stica noche de Wembley (1992) ni a tiempos pret¨¦ritos casi olvidados. En la retina, aparec¨ªan frescas las im¨¢genes del a?o pasado, cuando el Bar?a conquist¨® su 17? Liga y casi un mill¨®n de ciudadanos se lanz¨® a la calle para celebrar un t¨ªtulo largamente esperado. Parec¨ªa imposible que algo as¨ª se repitiese. No hab¨ªa partido, ni fiesta exclusiva en el Camp Nou -se celebr¨® el s¨¢bado, tras el derby contra el Espanyol- y, sin embargo, el efecto se multiplic¨®: las calles de Barcelona fueron ayer, m¨¢s que nunca, una gigantesca fiesta. Alrededor de 1.200.000 personas, seg¨²n datos de la Guardia Urbana, tocadas con bufandas, gorras y banderas del Bar?a formaron un tupido manto azulgrana que se extendi¨® por todo el centro de la ciudad, para festejar el t¨ªtulo alcanzado esta temporada.
Con el Camp Nou como punto de partida y llegada de la r¨²a, la marea azulgrana, que all¨ª ya superaba el medio millar, fue tomando las calles a medida que los tres autobuses de la caravana avanzaban por la ciudad. Nadie quer¨ªa perderse semejante fiesta. Padres con hijos, abuelos con nietos, grupos de j¨®venes se agolpaban a las puertas del estadio para tomar las primeras instant¨¢neas de la celebraci¨®n. All¨ª estaban los tres autobuses descapotables esperando a los h¨¦roes de la fiesta que, a las 18.00, empezaron a desfilar. Aparecieron primero M¨¢rquez y Belletti, con sus banderas de M¨¦xico y Brasil, y arrancaron la primera ovaci¨®n. Les sigui¨® Eto'o, que sali¨® comiendo uno de los panecillos que Ronaldinho, cual camarero, llevaba en una bandeja.
La caravana ech¨® a rodar, mientras Joan Laporta la miraba con satisfacci¨®n. "Sube con nosotros, presi", le dec¨ªa el Negro P¨¢ez, campe¨®n con el equipo de hockey patines. "No me dejan", respondi¨® el presidente del Bar?a, que, con algunos directivos, sigui¨® los acontecimientos desde el Camp Nou. "La estima que se tiene por el Bar?a es impresionante. ?sta es la fiesta de la diversidad, de la catalanidad integradora. Es magn¨ªfico", celebr¨® Laporta.
No le faltaba raz¨®n. Cuando la r¨²a abandon¨® el Camp Nou, millares de personas de todas las edades y nacionalidades, marcadas de cerca por el fuerte dispositivo policial, emprendieron la marcha junto a los autobuses. "?Campions, campions!", se o¨ªa gritar entre centenares de estruendosas bocinas, decenas de motocicletas y coches. Maxi, Eto'o, M¨¢rquez y Belleti, de los m¨¢s animados, correspond¨ªan con entusiasmo. Millares de personas corr¨ªan e invad¨ªan las calles para ver el paso de los campeones. Banderas colgadas de las ventanas, aficionados asomados a los balcones, pancartas - "Larsson, qu¨¦date", "Deco eres el rey" o "Ronaldinho, gracias por tu sonrisa", se pod¨ªa leer- festejaban a los futbolistas. Los puntos neur¨¢lgicos de la ciudad se iban llenando de aficionados, mientras la r¨²a, obligada por el gent¨ªo, avanzaba a paso de tortuga. A los jugadores no les import¨®. Ellos hab¨ªan pedido a la directiva poder salir a la calle y hasta Deco, que tuvo que abandonar la caravana por un problema de salud de su mujer, se reincorpor¨® -ayudado por el ex directivo Alejandro Echevarr¨ªa, organizador del sistema de seguridad- en cuanto pudo. Fue en el momento ¨¢lgido, cuando la caravana alcanz¨® la Plaza Catalu?a. El colapso era total. El paseo record¨® a las manifestaciones contra la guerra de Irak. Entonces, un mill¨®n de personas salt¨® a la calle. Ayer, muchos m¨¢s. La euforia se desat¨®: Ronaldinho tir¨® su camiseta, Motta, sus pantalones, y hasta Rijkaard particip¨® de la fiesta.
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