Un general en la CIA
Desde el punto de vista de su capacidad profesional, pocos podr¨¢n poner en duda la elecci¨®n por Bush del general del Aire Michael Hayden para encabezar la CIA. No hay nadie con mayor experiencia en el terreno de los servicios de inteligencia. Como director durante seis a?os de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Hayden lanz¨® tras el 11-S el pol¨¦mico programa para espiar sin mandato judicial las conversaciones y los correos electr¨®nicos de los ciudadanos americanos. Este nuevo nombramiento -que debe ser confirmado por el Senado- ha despertado recelos entre dem¨®cratas e incluso republicanos ante el poder que est¨¢n cobrando los militares y el Pent¨¢gono en los servicios de inteligencia.
Justamente ¨¦se puede ser uno de los mensajes que quiere transmitir un presidente Bush cuya popularidad se encuentra en sus horas m¨¢s bajas. Tanto que un grupo de generales, muchos de los cuales acababan de pasar a la reserva, se permiti¨® una cr¨ªtica a la manera en que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, hab¨ªa llevado la guerra de Irak. Nombrar a un general al frente de la CIA es una manera para Bush de congraciarse con el sector m¨¢s conservador en su propio partido.
Hayden, que hasta ahora era el brazo derecho del director de Inteligencia Nacional, John Negroponte, que se supone ha de coordinar y supervisar a las distintas agencias de inteligencia, debe lograr que la CIA tenga informaci¨®n fiable sobre lo que est¨¢ ocurriendo en Ir¨¢n, tras el fiasco en la inteligencia sobre Irak.
Si su nombramiento resulta pol¨¦mico, queda a¨²n por explicar la dimisi¨®n de su predecesor, Porter Goss. La prensa americana ha empezado a tirar de los hilos y por detr¨¢s se vislumbran esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que afectan a los servicios de inteligencia y a alg¨²n militar. En sus comparecencias ante el Senado, Hayden deber¨¢ dar cuentas no s¨®lo de su aptitud para el cargo, sino tambi¨¦n de lo ocurrido con su predecesor. La CIA est¨¢ en la picota en casi todo: desde las detenciones y los vuelos secretos hasta las torturas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
