El pueblo que se arruin¨® en un d¨ªa
La mitad de los 2.400 vecinos de la localidad toledanade Dosbarrios deposit¨® sus ahorros en las arcas de Afinsa
Virtudes y habilidades pueden convertirse en la maldici¨®n de las personas. Prueba espectacular de ello es el caso de Ra¨²l Rodr¨ªguez, agente de Afinsa en el pueblo toledano de Dosbarrios, cuyo tremendo talento de vendedor -junto con el habitual efecto de boca a boca- logr¨® convencer a la mitad de las 2.400 almas de la localidad manchega para entregar su dinero a la entidad financiera intervenida esta semana. Es decir, un millar y pico de afectados. M¨¢s uno: el propio Rodr¨ªguez.
"Esto es un espanto econ¨®mico, una cat¨¢strofe. Es como si el pueblo se hubiese quedado sin cosecha cinco a?os seguidos", observaba ayer por la tarde el alcalde Juan Bautista Mart¨ªnez (PSOE) en su despacho, desde cuya ventana se enmarca una porci¨®n de la c¨¦ntrica plaza de La Constituci¨®n, con sus mesas y sus juegos de cartas. "Seguro que en el 80% de esas mesas no se habla de otra cosa". Y es que es imposible dirigir la palabra a alguien all¨ª sin que sea directa o indirectamente afectado, aunque "todav¨ªa no se sabe exactamente cu¨¢ntos son y cu¨¢l es la cifra invertida".
"Es como si nos hubi¨¦semos quedado sin cosecha cinco a?os seguidos", dice el alcalde
Las sensaciones que recorren las callejuelas del pueblo, por un lado, y los pensamientos de Rodr¨ªguez -que tambi¨¦n es concejal en el Ayuntamiento (PP)-, por el otro, se pueden imaginar, una a una. Todas juntas, sin embargo, componen un escenario algo excepcional en el que la convergente riada de preocupaciones, rabia y frustraciones que agita los vecinos contrasta simb¨®licamente con la solitaria angustia del agente. "Mi futuro se ha quedado reducido a cero, aqu¨ª", dijo ayer en una conversaci¨®n telef¨®nica. "Ya nos han condenado a todos antes de tiempo. Si estuvi¨¦semos en el lejano Oeste, ya estar¨ªamos en la horca", a?adi¨®, pero precisando que en el pueblo la actitud general ha sido hasta ahora "respetuosa, salvo pocas excepciones".
"Aqu¨ª empieza La Mancha, y este es un pueblo que vive b¨¢sicamente del campo, austero, y con una elevada propensi¨®n al ahorro", explica el alcalde. Traducido: un buen caldo de cultivo para captar clientes.
Uno de ellos es Jes¨²s del Barco, carpintero, vecino del pueblo y padre de dos hijas. "Yo ten¨ªa all¨ª metidos mis ahorros, 12.000 euros. Me decid¨ª hace dos a?os. Mi madre ten¨ªa dinero all¨ª, mis dos hermanos tambi¨¦n... me convenc¨ª. Ahora el palo se va a notar en el pueblo. Sobre todo las personas mayores... mi madre cobra 320 euros de pensi¨®n. Todos sus ahorros estaban all¨ª metidos, y con los intereses lograba ir adelante. Mi madre ahora est¨¢ hecha una pena", observa, sentado en un banco de la plaza central. La preocupaci¨®n de Del Barco toma una dimensi¨®n m¨¢s grave en las palabras del alcalde, que advierte de que son muchas las personas mayores que contrataron los servicios de Afinsa.
En la riada negra de rabia y preocupaci¨®n se distinguen, aunque en tono bajo, voces de alivio. "A m¨ª me ha tocado la loter¨ªa", dice Jos¨¦ ?ngel Dones. "Iba a meter all¨ª 30 millones [de las antiguas pesetas, unos 180.000 euros] la semana que viene. Lo ten¨ªa todo preparado, apalabrado... un milagro". Sin embargo, su alivio es muy relativo: su madre y su hermano tambi¨¦n est¨¢n en la mitad negra del pueblo. El pueblo es una constelaci¨®n de pisos que ya no se podr¨¢n comprar, proyectos truncados, futuros inciertos.
"Esto es como un fallecimiento... al principio uno no se entera muy bien de lo que ha pasado... el dolor se comparte y no se percibe en su dimensi¨®n exacta. Pero a medida que pasan los d¨ªas, la gente se va dando cuenta...", observa el alcalde. Y es duro.
Queda all¨ª la esperanza de recuperar algo, si no todo, pero en las caras y en las voces de los vecinos predomina la desconfianza. Significativamente, el que parec¨ªa tener m¨¢s ganas de esperar era el propio Rodr¨ªguez. "Yo soy de aqu¨ª, mi familia es de aqu¨ª...", dec¨ªa ayer. "No me queda otra opci¨®n que esperar".
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