Hartos de rezar en el garaje
Los musulmanes protestan por la falta de lugares para el rezo en Catalu?a. La Generalitat prepara una ley sobre mezquitas
"?D¨®nde podemos rezar?". Los miembros de la comunidad musulmana de Catalu?a, constituida por cerca de 350.000 personas, se quejan todos los viernes de las dificultades con que tropiezan para encontrar lugares en los que orar. La Generalitat ha decidido poner en marcha una ley que regular¨¢ y promocionar¨¢ la construcci¨®n ordenada y el uso de oratorios y mezquitas isl¨¢micas. El proyecto legislativo, que tiene como t¨ªtulo provisional Ley de Lugares de Culto, reglamentar¨¢ no s¨®lo los templos musulmanes, sino tambi¨¦n los de las otras comunidades religiosas minoritarias. Los colectivos musulmanes conf¨ªan en que el cambio de Gobierno no paralice este proyecto.
Catalu?a, aunque carece de mezquitas en sentido estricto, tiene unos 150 lugares menores de rezo, de los que una tercera parte carece de licencia.
La oposici¨®n de los vecinos y la falta de recursos, causas de la carencia de mezquitas
"Estamos hartos. No sabemos d¨®nde rezar los viernes. Tan pronto nos vemos obligados a hacerlo en pisos como en garajes o almacenes. Cualquier lugar es v¨¢lido. El trabajo es nuestro para reunirnos y cumplir con uno de los cinco principios b¨¢sicos de nuestra religi¨®n: la plegaria. No hablar¨¦ de otros asuntos relativos a los preceptos del Cor¨¢n, como por ejemplo los cementerios", se lamenta el im¨¢n Taufik Cheddadi, de 36 a?os, oriundo de la ciudad marroqu¨ª de Alcazarquivir, licenciado en Sociolog¨ªa, l¨ªder de la comunidad musulmana de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), mientras desde el otro lado de la acera mira las puertas cerradas de un garaje. Hasta hace relativamente poco era la sede de la mezquita de Al Farkan, la m¨¢s importante de la zona, clausurada por las protestas de los vecinos.
La comunidad musulmana de Santa Coloma, una de las m¨¢s antiguas e importantes de Catalu?a, ha encontrado refugio religioso provisional en un extremo del barrio, en la zona de Can Zam, donde el Ayuntamiento de la ciudad les ha asignado unos barracones a modo de oratorio. Los musulmanes de este municipio pueden considerarse afortunados si se compara con la soluci¨®n arbitrada por el vecino Ayuntamiento de Badalona, que ha acordado que los oficios de los viernes se celebren cada mes en un polideportivo diferente para eludir las quejas de los vecinos. El ¨²nico oratorio estable de esta localidad es, desde hace 15 a?os, un piso de apenas 90 metros cuadrados, situado en la calle de Asia en el barrio de Llefi¨¤.
"En el momento de buscar un lugar para orar los musulmanes chocamos no s¨®lo con los consistorios, sino tambi¨¦n con los vecinos, que se quejan constantemente. Todo ello jaleado por una prensa que ha llegado a asegurar que nuestros oratorios son 'cobijos de c¨¦lulas terroristas durmientes'. El trabajo es tit¨¢nico; convencer a los vecinos y deshacer las campa?as de prensa", asegura Mohamed Halloul, de 40 a?os, nacido en T¨¢nger, licenciado en Filolog¨ªa hisp¨¢nica, convertido en portavoz del Consejo Isl¨¢mico de Catalu?a, la plataforma m¨¢s importante y prestigiosa de la comunidad musulmana.
La oposici¨®n de los vecinos y la falta de recursos econ¨®micos son las dos razones m¨¢s importantes que explican que en Catalu?a no existan mezquitas en sentido estricto, de acuerdo con las normas arquitect¨®nicas tradicionales y religiosas, que siguen el esquema de la primera, levantada por el profeta Mahoma en La Meca.
El caso de Catalu?a es parad¨®jico, sobre todo si se tiene en cuenta que en esta zona vive un tercio de los inmigrantes marroqu¨ªes llegados a Espa?a, y que hay mezquitas en otras muchas ciudades del pa¨ªs, entre ellas Marbella, Madrid, Valencia y Granada. El ¨²ltimo intento de construir una gran mezquita en Barcelona fue rechazado oficialmente en 2000 por la Generalitat alegando que el dinero para su construcci¨®n proced¨ªa de una fuente extra?a.
"Es un hecho irrefutable que en Catalu?a no hay mezquitas. Ni siquiera los templos de Manresa [Barcelona] o Roses [Girona] merecen esta calificaci¨®n. Lo que hay son oratorios, en total unos 150, de los que una tercera parte carece de la licencia que los legitima como escenario de encuentros p¨²blicos".
"En Catalu?a se concentra el 30% o el 40% de los oratorios existentes en toda Espa?a", explica Jordi Moreras, de 40 a?os, antrop¨®logo, especialista en cuestiones de islamismo, que ha efectuado numerosos estudios relacionados con el mundo musulm¨¢n en esta comunidad.
Moreras sostiene que hay un vac¨ªo legal, creado por la inoperancia de los ayuntamientos y la Administraci¨®n auton¨®mica, que corre el peligro de fomentar la expansi¨®n desmesurada de una red an¨¢rquica de peque?os oratorios. Esta red se empez¨® a crear hace cinco a?os como consecuencia de la llegada de las ¨²ltimas oleadas migratorias.
"No podemos en ning¨²n caso calificarlos de centros clandestinos de oraci¨®n. No. Simplemente se han abierto al margen de las normativas vigentes", se?ala el estudioso. El asunto, sin embargo, es mucho m¨¢s amplio y complejo, y afecta tambi¨¦n a los imanes que act¨²an en Catalu?a, cuya formaci¨®n religiosa y cultural es en su opini¨®n "discutible". Uno de sus informes indica que s¨®lo el 10% de los imanes que trabajan en Catalu?a hablan con fluidez el catal¨¢n o el castellano. El Consejo Isl¨¢mico, con apoyo de la Generalitat, ha puesto en marcha un programa piloto para formar imanes y ense?arles catal¨¢n.
"Las Administraciones de los pa¨ªses europeos en los que existe comunidad musulmana deben encargarse de formar sus propios imanes. Hay experiencias en este sentido en Francia, Holanda y B¨¦lgica", afirma el marroqu¨ª Mohasin El Ahmadi, de 45 a?os, oriundo de Mequinez, licenciado en Derecho por la Universidad de la ciudad marroqu¨ª, quien por delegaci¨®n del Ministerio de Asuntos Religiosos de Marruecos ha creado la primera Universidad para Imanes del reino alau¨ª. Las nuevas promociones de imanes tratan de desplazar a los predicadores espont¨¢neos o incontrolados por la Administraci¨®n que han ido aflorando en los suburbios de las grandes ciudades marroqu¨ªes.
La Direcci¨®n General de Asuntos Religiosos, que dirige Montserrat Coll, ha tenido en cuenta todos estos elementos para poner en marcha un proyecto ambicioso: la ley de lugares de culto. Con esta normativa se intenta dar las pautas generales que tener en cuenta por los ayuntamientos en el momento de otorgar licencias de centros de culto, incluidos las mezquitas y los oratorios. Este departamento de la Generalitat apoya tambi¨¦n otras iniciativas como la celebraci¨®n de una jornada de mezquitas abiertas, que impulsa el Consejo Isl¨¢mico. El evento se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 20 de mayo y abrir¨¢ de par en par al p¨²blico una veintena de templos musulmanes.
Una experiencia singular
Lleida es protagonista de una experiencia ejemplar. El consistorio ha puesto en marcha dos reglamentaciones: la primera, de car¨¢cter urban¨ªstico, regula la construcci¨®n de los lugares del culto, incluidas las mezquitas.
La segunda actuaci¨®n municipal ha sido la constituci¨®n de la Asamblea Municipal de Religiones, un foro multirreligioso destinado a preservar la diversidad y el di¨¢logo entre religiones.
La experiencia ha recibido el aplauso de Naciones Unidas y de la Unesco y ser¨¢ planteada como ejemplo en un congreso internacional de ciudades que se celebrar¨¢ pr¨®ximamente en Vancouver (Canad¨¢).
"Tratamos de conjugar el derecho a rezar con el respeto a los vecinos. No se trata de conseguir votos, sino simplemente de pensar en qu¨¦ ser¨¢ nuestra sociedad, Lleida, dentro de 15 o 20 a?os, teniendo en cuenta que la poblaci¨®n inmigrante de nuestra ciudad es del 15%", afirma Jes¨²s S¨¢ez, de 42 a?os, teniente de alcalde de la Paheria y responsable de los departamentos de Cultura y Derechos Civiles. Reconoce, sin embargo, que hay problemas por resolver.
Desde hace dos a?os, el Ayuntamiento busca un terreno para trasladar una de las dos mezquitas de la ciudad -la del norte-, pero los vecinos zancadillean el proceso de manera reiterada. Son los efectos perniciosos de una propaganda xen¨®foba que asocia islamismo a terrorismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.