La nueva Italia es la antigua
El 'catocomunismo', una combinaci¨®n del catolicismo con el comunismo, vuelve a los m¨¢s altos cargos del Estado
Italia inicia ma?ana, con la toma de posesi¨®n del presidente Giorgio Napolitano, una nueva etapa. Parad¨®jicamente, los cargos m¨¢s altos del Estado ser¨¢n ocupados por cuatro hombres con una edad de 71 a?os de media y con un largo pasado, procedentes de la Primera Rep¨²blica y m¨¢s o menos entroncados con el llamado "catocomunismo", la peculiar combinaci¨®n de catolicismo y comunismo que Silvio Berlusconi se propon¨ªa enterrar para siempre. La nueva Italia nace bastante vieja.
El "catocomunismo" fue el gran enemigo de Bettino Craxi, el l¨ªder socialista que en los a?os ochenta se proclam¨® palad¨ªn del reformismo. Craxi domin¨® aquella d¨¦cada y dej¨®, pese a su condena por corrupci¨®n y su muerte en el exilio, una herencia notable de la que Silvio Berlusconi result¨® el principal beneficiario. Con Berlusconi irrumpieron en escena los "desheredados" de la Primera Rep¨²blica, como los posfascistas de Alianza Nacional y los regionalistas xen¨®fobos de la Liga Norte, agrupados en torno a una bandera vagamente liberal (un t¨¦rmino casi irrelevante en Italia por falta de representantes) y al partido-empresa Forza Italia.
El cuarteto que va a dirigir el rumbo de Italia tiene una media de edad de 71 a?os
Habr¨¢ que ver c¨®mo conjuga Prodi su reformismo con la izquierda cl¨¢sica
Las convulsiones de Tangent¨®polis y Manos Limpias, culminadas con la implosi¨®n de la hegem¨®nica Democracia Cristiana, abrieron un boquete por el que se col¨® una clase pol¨ªtica derechista y hasta cierto punto nueva. Los restos m¨¢s utilizables del naufragio del "viejo r¨¦gimen" democristiano acabaron, por el contrario, en la izquierda.
En el cuarteto que desde ahora dirige el rumbo pol¨ªtico italiano se cuentan dos antiguos "barones" democristianos, Romano Prodi (pr¨®ximo presidente del Gobierno, 67 a?os), y Franco Marini (presidente del Senado, 73 a?os), y dos antiguos dirigentes del Partido Comunista, Giorgio Napolitano (presidente de la Rep¨²blica, 80 a?os), y Fausto Bertinotti (presidente de la C¨¢mara de Diputados, 66 a?os). Durante la Primera Rep¨²blica, los cuatro se identificaron en mayor o menor medida con el "catocomunismo", una peculiar ¨®smosis entre la DC y el PCI que ten¨ªa entre sus rasgos la vocaci¨®n igualitarista y la incapacidad de concebir la sociedad en t¨¦rminos meritocr¨¢ticos, el europe¨ªsmo, la voluntad de concertaci¨®n y una enorme pereza frente a cualquier cambio.
El inspirador del "catocomunismo", Giuseppe Dossetti, dirigente de la DC y sacerdote tras su alejamiento de la pol¨ªtica activa, fue uno de los maestros de Romano Prodi. Il Professore intent¨® deshacerse, durante la campa?a electoral, de la etiqueta "catocomunista", alegando que hab¨ªa tomado de Dossetti solamente el empe?o en respetar unos principios ¨¦ticos estrictos en la actividad pol¨ªtica, pero no las ideas econ¨®micas. "Mi cultura econ¨®mica no viene de Dossetti, sino de la London School of Economics", declar¨® el a?o pasado en una entrevista, "y se basa en un reformismo no extremista". "El Olivo naci¨® precisamente para acabar con los radicalismos y los doctrinarismos y para superar el esquema que divid¨ªa a la clase pol¨ªtica en catocomunistas y craxianos", agreg¨®.
Para los berlusconianos, la elecci¨®n de Prodi y el retorno de los Napolitano y Marini supone una vuelta al pasado. Es cierto que se trata de rostros antiguos, representantes de un centro-izquierda que no ha conseguido todav¨ªa renovarse y en el que las mujeres permanecen relegadas a funciones subalternas. Habr¨¢ que ver c¨®mo conjuga Prodi su proclamado reformismo con el comunismo cl¨¢sico representado por Bertinotti. Pero la aut¨¦ntica radiograf¨ªa ideol¨®gica y cultural de la nueva-vieja izquierda se obtendr¨¢ en el proceso de creaci¨®n del Partido Democr¨¢tico, un proyecto basado en El Olivo y en el que deber¨ªan agruparse los ex democristianos, los poscomunistas y quiz¨¢ algunos grupos menores, como los radicales o los socialdem¨®cratas.
El secretario general de los Dem¨®cratas de Izquierda (ex PCI), Piero Fassino, ha decidido permanecer fuera del gobierno, bastante a su pesar, para ejercer de "comadrona" en la gestaci¨®n del Partido Democr¨¢tico, cuyo nacimiento oficial podr¨ªa producirse en el primer semestre del pr¨®ximo a?o. Si el proyecto llega a concretarse (nada es seguro), el programa y los dirigentes del nuevo gran partido del centro-izquierda dir¨¢n si el "catocomunismo" inmovilista queda definitivamente en el pasado o si el sistema pol¨ªtico italiano sigue atado a la rueda del eterno retorno.
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