Igualitarismo
Cuando el nuevo Estatuto catal¨¢n ha finalizado sin consenso sus tr¨¢mites en el Senado, y antes de que pueda someterse a refrendo popular, ya ha empezado a suscitar sus inevitables efectos mim¨¦ticos, pues el pasado 2 de mayo el Parlamento andaluz aprob¨® tambi¨¦n sin consenso su nuevo Estatuto de autonom¨ªa, que est¨¢ pr¨¢cticamente calcado de su modelo catal¨¢n de inspiraci¨®n. El mimetismo es completo, pues se extiende a los aspectos t¨¦cnicos (financiaci¨®n y blindaje de sus nuevas competencias exclusivas, unilateralmente ampliadas), a los simb¨®licos (con esa inefable expresi¨®n de realidad nacional, eufemismo para sugerir la sagrada palabra de naci¨®n) y tambi¨¦n a los pol¨ªticos (pues para legitimar su car¨¢cter moderado, tambi¨¦n se ha imitado el equilibrismo de lograr que el nuevo Estatuto sea rechazado por los dos extremos tanto del PP como del radicalismo local).
Y adem¨¢s, este mimetismo tambi¨¦n es expl¨ªcito, pues sus promotores lo han justificado por su vocaci¨®n de no ser menos que los catalanes, igual¨¢ndose con sus privilegios adquiridos. Pero esta explicaci¨®n igualitarista tambi¨¦n es mim¨¦tica, pues lo mismo sostuvieron los catalanes cuando reclamaban su Estatut de m¨¢ximos para igualarse con el privilegio foralista de los conciertos vasconavarros. Curioso autonomismo ¨¦ste, que revela su profunda heteronom¨ªa oculta, pues funda sus reivindicaciones no en su propia voluntad, sino en las adquisiciones de los dem¨¢s. ?Ser¨¢ el efecto perverso de la vieja envidia espa?ola, que mueve a codiciar con pasi¨®n los bienes ajenos...?
En cualquier caso, parece inevitable que haya de ocurrir as¨ª, pues tama?a deformaci¨®n procede por v¨ªa directa del pecado original cometido por nuestros constituyentes, al diferenciar dos m¨¦todos de financiaci¨®n auton¨®mica: el vasconavarro de concierto foral, que garantiza en la pr¨¢ctica una efectiva soberan¨ªa fiscal, y el de todos los dem¨¢s territorios, sometidos en com¨²n al mismo r¨¦gimen federal. Pero como a su vez la Constituci¨®n divide a las autonom¨ªas en dos clases, nacionalidades hist¨®ricas y regiones sin historia, para las que dise?a metodolog¨ªas distintas, de primera y de segunda, el injusto desaguisado no pudo ser m¨¢s descomunal, pues, a partir de entonces, todos emprendieron una alocada huida hacia delante. Acogi¨¦ndose al sagrado principio de la igualdad ante la ley, las nacionalidades hist¨®ricas como la catalana aspiran a igualarse con el privilegio foral de los vasco-navarros. Y de igual modo, las regiones sin historia como la andaluza aspiran a igualarse con el privilegio nacional de los catalanes. Y este cuento de nunca acabar s¨®lo puede concluir con un final imposible, si se redime su pecado original con la abolici¨®n del privilegio foral.
Pero no todo es efecto mec¨¢nico de la chapucera ingenier¨ªa constitucional, pues a¨²n hay algo m¨¢s, tal como sugiere Jordi Canal siguiendo a Emmanuel Todd. Este intelectual franc¨¦s, precursor en anunciar la ca¨ªda de los imperios sovi¨¦tico y estadounidense, tambi¨¦n es autor de una original teor¨ªa de Europa, que hace depender su forma pol¨ªtica de sus fundamentos antropol¨®gicos familiares. Seg¨²n como sean las relaciones entre los hermanos, si diferenciales o igualitarias, as¨ª habr¨¢n de ser las respectivas voluntades pol¨ªticas. En aquellos territorios donde predomina la familia troncal, que reserva la primogenitura para el hereu en detrimento de los dem¨¢s, se prefiere el diferencialismo excluyente. As¨ª ocurre en nuestras nacionalidades hist¨®ricas de catalanes, vascos y gallegos, cuyo diferencialismo les mueve a defender los privilegios forales: ayer con las guerras carlistas y hoy con el soberanismo confederal. Pero en los otros territorios donde predomina la familia nuclear igualitaria, que divide la herencia a partes iguales entre todos los hermanos, se prefiere el universalismo igualitario sacralizado por la trinidad revolucionaria: libert¨¦, egalit¨¦, fraternit¨¦. Es lo que sucede en los territorios de matriz castellana como Andaluc¨ªa, que rechazan por igualitarismo el privilegio de primogenitura: ayer con la revoluci¨®n liberal, hoy con el federalismo auton¨®mico.
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