Napolitano declara su fe europe¨ªsta al jurar como presidente de Italia
Giorgio Napolitano, antiguo dirigente del Partido Comunista, prest¨® ayer juramento como presidente de Italia. El nuevo jefe del Estado pronunci¨® un discurso ante el Parlamento en el que expres¨® una clara vocaci¨®n europe¨ªsta ("no existe ninguna alternativa al relanzamiento del proceso constitucional europeo", dijo) y prometi¨® mantener el equilibrio entre el Gobierno de centro-izquierda y la oposici¨®n de centro-derecha, porque "ambas coaliciones salieron de las elecciones con alta representatividad popular".
La intervenci¨®n de Napolitano fue moderada, pero no gust¨® ni a Silvio Berlusconi, que no aplaudi¨® tras el juramento, ni al conjunto del centro-derecha, con la excepci¨®n de los democristianos alineados en la Casa de las Libertades. "Ha sido un discurso decepcionante, lleno de ret¨®rica", coment¨® Elio Vito, presidente de los diputados de Forza Italia. "No ha sabido dirigirse", sigui¨® el portavoz berlusconiano, "a aquella mitad del electorado que vot¨® al centro-derecha y que hoy se ve excluida de todos los puestos institucionales, en una situaci¨®n sin precedentes".
El centro-derecha critic¨® que en ning¨²n momento se mencionara a Berlusconi y a sus cinco a?os en el Gobierno, y la ausencia de referencias "al papel central de la empresa y de la libertad de iniciativa en el sistema italiano". Para Romano Prodi, que el mi¨¦rcoles deber¨ªa recibir ya el encargo de formar Gobierno, fue, en cambio, "un discurso excelente", con "un claro empe?o en conseguir la reconciliaci¨®n del pa¨ªs".
El sucesor de Carlo Azeglio Ciampi, quien ayer mismo abandon¨® el palacio del Quirinale y se instal¨® en su domicilio particular, subray¨® que el Estado deb¨ªa mantenerse "dentro de un dise?o laico, independiente y soberano" en sus relaciones con la Iglesia cat¨®lica. Y lament¨® la hegemon¨ªa de la gerontocracia masculina, de la que ¨¦l se hab¨ªa convertido, a sus 80 a?os, en el m¨¢ximo representante, dentro de la pol¨ªtica italiana. "Debemos contar con las formidables reservas de energ¨ªa femenina que no movilizamos y no apreciamos ni en el trabajo ni en la vida p¨²blica: son prejuicios y cerrazones que provocan un enorme derroche y que no pueden ser ya toleradas", declar¨®.
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