Desde S?o Paulo
Soy uno de los 80.000 espa?oles residentes en el Estado brasile?o de S?o Paulo. Estos d¨ªas, mi Estado y mi ciudad han sido noticia en los medios de comunicaci¨®n como consecuencia de la extorsi¨®n a la que el crimen organizado nos ha querido someter. Los paulistas, tambi¨¦n los adoptivos, somos tildados de orgullosos y estirados, aunque seamos ciertamente emprendedores, cosmopolitas y flexibles para conseguir sobrevivir en esta megal¨®polis, en esta ciudad que es "una m¨¢quina de triturar gente", como dec¨ªa un poeta brasile?o.
Quiero con esta carta concitar la atenci¨®n de la sociedad y el Gobierno espa?ol. S?o Paulo est¨¢ ¨ªntimamente vinculada a Espa?a. La ciudad fue fundada por un jesuita espa?ol, Jos¨¦ de Anchieta, en 1554. En el siglo XVII, otro espa?ol, Amador Bueno, fue aclamado por el pueblo "rey de la ciudad". En el siglo XIX llegaron a las haciendas cafeteras del Estado y a su puerto de Santos m¨¢s de 100.000 espa?oles que hu¨ªan de la miseria de sus tierras. Hoy, cientos de empresas espa?olas est¨¢n instaladas aqu¨ª y forman parte de la vida cotidiana de los paulistas.
Si las cosas van mal en S?o Paulo, nos ir¨¢ mal a nosotros y a los accionistas espa?oles que invierten en estas empresas. Las cosas en Brasil se est¨¢n complicando, a menos de cinco meses de las elecciones, y ninguno de los candidatos en liza parece tener un proyecto pol¨ªtico convincente para sacar al pa¨ªs del marasmo en el que est¨¢ metido.
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