Triunfo en Par¨ªs
Cincuenta a?os despu¨¦s de la primera final de la Copa de Europa, disputada en Par¨ªs y ganada por el Real Madrid, otro equipo espa?ol, el Barcelona de Frank Rijkaard, se proclam¨® ayer, en la misma ciudad, campe¨®n del torneo m¨¢s prestigioso del f¨²tbol mundial. Es un ¨¦xito que se une al reciente del Sevilla en la Copa de la UEFA, con el que el Bar?a disputar¨¢ la Supercopa de Europa, acontecimiento sin precedentes.
No siempre la victoria sonr¨ªe al mejor y por eso es especialmente satisfactorio que esta vez el t¨ªtulo haya premiado la excelencia: la del equipo europeo, y seguramente mundial, que mejor juega al f¨²tbol hoy. El Barcelona de Rijkaard contin¨²a la tradici¨®n del dream team de Johan Cruyff que conquist¨® en 1992, en Wembley, frente a la Sampdoria, la otra ¨²nica Copa de Europa ganada por el Barcelona en las cinco finales disputadas. De los cuatro grandes indiscutibles del f¨²tbol mundial, Di St¨¦fano, Pel¨¦, Maradona y Cruyff, es este ¨²ltimo el que ha tenido m¨¢s trascendencia al prolongar su carrera de jugador excepcional como entrenador revolucionario que se atrevi¨®, contra corriente, a invertir la f¨®rmula ultradefensiva de los a?os ochenta, demostrando que el buen juego puede resultar a la vez el m¨¢s eficaz.
Ya no est¨¢ Stoichtkov, pero Eto'o no es menos explosivo, ni Ronaldinho tiene menos calidad que Laudrup. La reinvenci¨®n del medio centro distribuidor, encarnada en los noventa por Milla y Guardiola, con el refuerzo de Bakero, la representan ahora con naturalidad Xavi e Iniesta... y hasta cierto punto Cesc, salido de la factor¨ªa azulgrana, en el otro finalista. Pues es otro motivo de alegr¨ªa para los aficionados que el digno rival de anoche, el Arsenal que dirige Ars¨¨ne Wenger, sea tambi¨¦n, con estilo diferente, un equipo respetuoso con la mejor tradici¨®n del f¨²tbol.
"Somos lo que somos y representamos lo que representamos", dijo un presidente del Barcelona hace casi 40 a?os, adelant¨¢ndose a lo de "m¨¢s que un club". El Bar?a tiene una fuerte carga simb¨®lica para muchos catalanes y es tambi¨¦n un foco de lealtad para much¨ªsimos espa?oles no catalanes. Los valores del club, un cierto cosmopolitismo -fue fundado por un suizo de religi¨®n protestante- compatible con la adhesi¨®n a las tradiciones propias -la del trabajo bien hecho, la mesura en la expresi¨®n de los sentimientos- obligan a saber ser grande en la derrota y tambi¨¦n, lo que es m¨¢s dif¨ªcil, en la victoria. Que lo sea este Bar?a triomfant.
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