"Fuimos una rebeld¨ªa en un tiempo oscuro"
Pablo Garc¨ªa Baena (C¨®rdoba, 1923), premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Letras en 1984, acaba de publicar su poemario Los campos El¨ªseos (Pre-textos). Actualmente, adem¨¢s de mantener su carrera como escritor, dirige el Centro Andaluz de las Letras. Garc¨ªa Baena fue uno de los fundadores del grupo y la revista C¨¢ntico, uno de los movimientos literarios m¨¢s influyentes de la Espa?a de posguerra.
Pregunta. ?Fueron dif¨ªciles los inicios del grupo C¨¢ntico?
Respuesta. En los inicios de C¨¢ntico el c¨ªrculo que nos acog¨ªa era muy restringido. Ahora hay muchos m¨¢s poetas y aficionados que entonces. Cuando C¨¢ntico naci¨® en 1947, era algo de provincias que no segu¨ªa los par¨¢metros de lo que ordenaba el Estado y tuvo muy poco eco. S¨®lo lo tuvo entre los poetas y, especialmente, entre los grandes del 27 como Aleixandre, D¨¢maso o Gerardo Diego. Para el resto no exist¨ªamos porque nuestra poes¨ªa no estaba con el r¨¦gimen ni a favor de una poes¨ªa social, combativa y panfletaria. Nosotros intent¨¢bamos hacer poes¨ªa, que es armon¨ªa, belleza del lenguaje. Nuestra rebeld¨ªa estaba en hacer lo que no hac¨ªan los dem¨¢s.
"Nuestra idea era la poes¨ªa por encima de todo; lo importante era vivir y reflejarlo"
P. Un fluir de la poes¨ªa entre dos aguas, ni con el r¨¦gimen ni directamente contra ¨¦l...
R. Cuando se dice 'entre dos aguas' parece que contemporiz¨¢bamos con unos y con otros. Nuestra idea era la poes¨ªa por encima de todo; lo importante era vivir y reflejarlo. Lo que sent¨ªamos lo plasm¨¢bamos con el legado de los cl¨¢sicos y el lenguaje que nos dio la Generaci¨®n del 27. En cambio, otros poetas de Espada?a o de Garcilaso s¨ª estaban con el r¨¦gimen. Nuestra rebeld¨ªa era la hermosura del lenguaje, lo que luego nos ha reconocido la cr¨ªtica.
P. Abstraerse de una dictadura tan f¨¦rrea de los a?os 40 y 50 para hacer poes¨ªa, ?fue un esfuerzo muy grande?
R. Indudablemente, la censura era para todos. Nosotros la sufr¨ªamos tambi¨¦n. Pero yo creo que el r¨¦gimen nunca consider¨® la poes¨ªa peligrosa. Era una cosa tan minoritaria que no le interesaba. Le pod¨ªa interesar quiz¨¢s un Alberti en el exilio, con premios Stalin. Pero unos poetas locos de provincias con poco m¨¢s de 20 a?os, no creo que preocuparan mucho.
P. Habla de C¨¢ntico en pasado, ?Acab¨® o perdura en usted?
R. De los poetas de C¨¢ntico a¨²n vivimos Julio Aumente y yo. Pero ya no somos los poetas del a?o 47. Entonces, empez¨¢bamos y ten¨ªamos una serie de cosas comunes, entre ellas, el cuido por el lenguaje. ?ste era el principal punto de uni¨®n, a parte de una amistad entra?able entre todos. Pero luego cada uno ha hecho su obra distinta.
P. Sin embargo, usted ha sido fiel siempre a ese cuidado del lenguaje, a la belleza l¨¦xica.
R. S¨ª, desde el primer momento y lo he seguido practicando. Me parece que es la mejor manera de escribir poes¨ªa, no la puedo entender de otra forma. No se trata de escribir palabras rebuscadas. Hay quien piensa que consiste en usar palabras en desuso. No es eso. Las palabras te vienen en el momento y, a lo mejor, la m¨¢s exacta hace un siglo que no se usa. T¨² la rescatas.
P. ?Qu¨¦ espera que se recuerde de C¨¢ntico con el paso del tiempo?
R. Yo no s¨¦ si nos van a recordar... ?sa es mi primera duda: se han hecho tantos esfuerzos y, al final, no somos m¨¢s que dos renglones en la historia de la Literatura. Lo que creo que quedar¨¢ es que fuimos una rebeld¨ªa en medio de un tiempo oscuro basada simplemente en intentar buscar la poes¨ªa de verdad, la poes¨ªa eterna.
P. ?Y qu¨¦ cree que se recordar¨¢ de usted?
R. No s¨¦... El cuidado del lenguaje, el intentar decir las cosas de la mejor manera.
P. ?Le molesta que se le considere inseparable de C¨¢ntico?
R. No, en absoluto. Aunque s¨ª me parece que es una cosa pasada. Es como si ligaran s¨®lo a Ortega y Gasset a Cruz y Raya. C¨¢ntico sirvi¨® primero para aglutinar una amistad y luego para darnos a conocer.
P. ?Qu¨¦ imagen le viene a la cabeza cuando pronuncia ese nombre: C¨¢ntico?
R. Cuando pronuncio C¨¢ntico lo primero que aparece es la figura de Ricardo Molina y, despu¨¦s, el ¨¢ngel de Miguel del Moral [ese dibujo, que est¨¢ colgado en la pared de la casa de Garc¨ªa Baena, fue la portada de la revista C¨¢ntico en 1947]. Pero lo primero es Ricardo Molina. Se pasaba todo el d¨ªa de un sitio a otro dando clases en las academias de C¨®rdoba. Yo le acompa?aba hasta alguna clase e ¨ªbamos revisando los textos que public¨¢bamos.
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