Abre el mayor centro comercial de Madrid
El complejo Plenilunio, con dos centenares de locales, ha costado 200 millones de euros
Un nuevo -otro m¨¢s- para¨ªso del consumista fue inaugurado ayer en Madrid. Plenilunio, con 200 locales, se convierte en el mayor centro comercial de la capital en el llamado nudo Eisenhower, cerca de la autov¨ªa de Barcelona. Adem¨¢s de los habituales nervios por el estreno, una sensaci¨®n de provisionalidad era palpable en el complejo el d¨ªa de su apertura al p¨²blico.
Veinticuatro horas despu¨¦s de que el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, inaugurara Plenilunio, la falta de luz en uno de los dos aseos de la primera planta lo hace inutilizable, mientras que el servicio de mujeres del otro permanece cerrado. Adem¨¢s, una comerciante cuenta que un escape de agua ha impedido que dos tiendas abrieran por la ma?ana con normalidad. "Eso s¨ª, a partir de las dos de la tarde, las cosas han ido de maravilla", puntualiza la dependienta afectada por las goteras.
Al lado de locales repletos de compradores ¨¢vidos de llevarse alguna ganga, los escaparates de otros comercios todav¨ªa est¨¢n empapelados con el logo de la empresa. A las tres de la tarde, un grupo de personas espera su turno para entrar en un restaurante. La explicaci¨®n al furor de los que hacen cola pacientemente por ese restaurante en concreto la da el gerente del establecimiento: "Durante esta semana hemos repartido invitaciones para comer hoy; as¨ª, si algo sale mal durante el primer d¨ªa, la gente no podr¨¢ enfadarse demasiado". ?Muchos problemas de cocina durante el estreno? "Todo est¨¢ saliendo bien; lo ¨²nico, que nos hemos quedado sin Coca-Cola".
Adem¨¢s de las habituales tiendas de ropa de famosas cadenas, bares, ¨®pticas, jugueter¨ªas y tiendas de m¨®viles, Plenilunio cuenta con un balneario urbano, una bolera profesional -que ayer todav¨ªa estaba cerrada- y una terraza de 5.000 metros cuadrados. Eso s¨ª, librer¨ªas o tiendas de discos especializadas, ni una.
El mercado de la c¨¦ntrica calle de Fuencarral ha encontrado en el nuevo centro su segunda parte. "Tenemos la misma ropa que hay en nuestra tienda del aut¨¦ntico mercado; aunque quiz¨¢ aqu¨ª ha llegado m¨¢s variedad", cuenta una dependienta que lamenta que haya "muchos curiosos, pero pocos compradores".
"Lo que m¨¢s se ve son bolsas de las tiendas de ropa m¨¢s conocidas. Si queremos que la gente nos compre, los peque?os comerciantes tenemos que trabaj¨¢rnoslo durante m¨¢s tiempo", opina Victoria desde su peque?a tienda de bisuter¨ªa. Sobre el tipo de p¨²blico que se ha acercado a Plenilunio, Victoria matiza en funci¨®n de la hora del d¨ªa: "Por la ma?ana se ve¨ªa mucha se?ora sola; a la una de la tarde han empezado a llegar muchos grupos de chicos, me imagino que haciendo novillos, y despu¨¦s de comer, muchas parejas j¨®venes".
"?ste es como todos: las mismas tiendas, los mismos restaurantes". Enrique, estudiante de Arquitectura T¨¦cnica, no muestra demasiada emoci¨®n al hablar del gigante de 220.000 metros cuadrados reci¨¦n construido. Ha llegado desde su casa horas antes de que empiece El c¨®digo da Vinci para conseguir entradas. No lo debe de tener muy dif¨ªcil, pues la pel¨ªcula que ha desatado las cr¨ªticas del Opus Dei se proyecta en cuatro de las 11 salas con las que cuentan los multicines.
Por un suplemento de 1,20 euros, Enrique puede ver el filme en una de las dos salas premium, con butacas m¨¢s espaciosas y con una cafeter¨ªa restringida a los usuarios de este servicio vip, seg¨²n el gerente del cine.
Los 200 millones de euros que ha costado la construcci¨®n de Plenilunio dar¨¢n trabajo a alrededor de 2.500 personas. Una de ellas es el argentino Rodolfo, que se esmera en poner a punto su negocio de fotograf¨ªa. El gancho para captar clientes consiste en hacerles una foto "de improviso" y luego ense?¨¢rselas a los incautos paseantes. "Si les gustan, les hago otra m¨¢s cuidada y las vendo con el marco incluido". En su cat¨¢logo los hay de todas las clases: en forma de taza, de llavero... "Hoy s¨®lo estoy ultimando el funcionamiento de las m¨¢quinas; a ver si ma?ana ya est¨¢ todo listo". Muy cerca de Rodolfo, un cliente de una cafeter¨ªa se impacienta tras esperar 10 minutos a que le sirvan un capuccino.
Mientras echa un ojo para que no se le escapen sus hijas, Paqui califica de "muy majas" las instalaciones del centro. El ¨²nico punto d¨¦bil que encuentra es el acceso al recinto. "Yo he venido desde la carretera que va de Vic¨¢lvaro a Coslada, que est¨¢ fatal", dice. A las salida del centro, una mujer se queja de que no encuentra ninguna parada de taxi. "S¨®lo se puede llegar hasta aqu¨ª en coche privado", exclama. La empresa prev¨¦ para 2008 la construcci¨®n de un apeadero de Cercan¨ªas que unir¨¢ Chamart¨ªn con Atocha.
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