Alimentar el proceso
TAL VEZ SEA obligado que el Gobierno comente con un no comment general todo lo que en Euskadi enfr¨ªa las expectativas desatadas por el anuncio del ya famoso alto el fuego permanente. Pero trat¨¢ndose, como el presidente no se ha cansado de repetir, de un proceso que ser¨¢ largo, duro y dif¨ªcil, no vendr¨ªa mal que alguien en el Gobierno hiciera algo de pedagog¨ªa pol¨ªtica, o sea, que se tomara en serio los hechos que van punteando el proceso y que arrojara alguna luz sobre su sentido y direcci¨®n.
Proceso: esa es la palabra. La leemos docenas de veces en la ¨²ltima entrevista de ETA. Esto es un proceso, nos dicen, sin a?adir de paz: algo vamos ganando cuando se nos ahorra lo m¨¢s cursi de esta historia, esa paz que no se cae ahora de bocas clericales. Un proceso en el que ETA ha dado ya pasos y se sit¨²a a la espera de que los otros -agentes los llama- tambi¨¦n los den. De esos agentes, dos ocupan la posici¨®n estelar: "los Estados", por el cual nombre se significa Espa?a y Francia. Hay otros agentes, como el PNV, al que se dedica cierta atenci¨®n, para recomendarle que no se pase de listo. Por supuesto, es agente la izquierda abertzale, que, sin embargo, no tiene nombre propio ni capacidad para desarrollar una pol¨ªtica aut¨®noma. No son agentes, o nada se dice de ellos, los partidos socialista y, menos a¨²n, popular de Euskadi.
Y bien, excepto la izquierda abertzale, los agentes no alimentan el proceso. ?ste es el motivo del largo y pl¨²mbeo comunicado en forma de entrevista emitido por dos encapuchados de ojos, al parecer, orientales, hace una semana: insistir una y otra vez en que el proceso debe alimentarse, que ETA ya ha echado su raci¨®n en el puchero, pero que los dem¨¢s agentes no est¨¢n cumpliendo su parte. De esa constataci¨®n, derivan las dos boinas parlantes sus conclusiones, que se refieren, por una parte, a lo que ocurre hoy en Euskadi, y, por otra, a lo que puede ocurrir si los agentes persisten en hacerse los remolones.
Lo que ocurre es que, ante la persistencia de "los ataques de las fuerzas armadas, de los secuestros de ciudadanos y de las torturas en los cuarteles", el pueblo vasco hace muy bien en defenderse. Y como no hay mejor defensa que el ataque, ETA afirma que no tiene ninguna responsabilidad ni paternidad en los ataques con que los ciudadanos vascos muestran su enfado contra el Estado. Si alguien espera que ETA ejerza labores de bombero est¨¢ por completo equivocado. No s¨®lo no apagar¨¢ los incendios que aqu¨ª y all¨¢ provocan los ciudadanos enfadados, sino que muestra su comprensi¨®n y apoyo a los autores. Como lo muestra tambi¨¦n a todos los que trabajan para que no disminuya la "aportaci¨®n econ¨®mica" a la causa.
Tan importante como esta aclaraci¨®n, que vuelve risibles las explicaciones que se han querido encontrar a los episodios de kale borroka, es la hermen¨¦utica por fin autorizada de la voz permanente que califica al alto el fuego. Entender que con esa palabra se quiere decir irreversible le parece a ETA "algo sin sentido". Indica, s¨ª, la voluntad de ETA de llevar a t¨¦rmino el proceso. Pero que se mantenga o no, depender¨¢ del "desarrollo del proceso". Y el proceso no se desarrolla sin que los Estados lo alimenten, con lo cual volvemos al principio, como en el cuento aquel de la buena pipa.
En resumen: ETA no considera ruptura de su alto el fuego los atentados ocurridos hasta el momento ni cree que permanente equivalga a para siempre. ?Tienen los Estados algo que decir al respecto? Porque de esa entrevista una cosa es clara: sea cual fuere su intenci¨®n, ETA ha dicho lo que piensa. Y avisa: si el proceso no sigue adelante, lo permanente pasar¨¢ a reversible. Es comprensible que el Gobierno se muestre cauto. M¨¢s vale, si es s¨®lo para ir al estribillo: que el proceso tiene bases s¨®lidas y que ser¨¢ largo, duro y dif¨ªcil. Pero este ¨²ltimo comunicado bien merec¨ªa otro tipo de comentario. Desvanecida la idea de que el Estatuto de Catalu?a marcar¨ªa el camino por el que discurrir¨ªa Euskadi -en realidad, lo que ha marcado es el camino para andaluces y tutti quanti-, no sabemos si estamos ya en el proceso, o si, como afirma el nuevo ministro del Interior, el proceso tiene "un punto de partida al que todav¨ªa no hemos llegado". Algo es algo, pero, en fin, quiz¨¢ fuera conveniente que al plomizo, pero directo, lenguaje de ETA fu¨¦ramos capaces de oponer un lenguaje menos ambiguo y liviano.
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