La virtud del hedonismo
La sangre de Cristo, en su nada desde?able transmutaci¨®n vin¨ªcola, y su cuerpo simb¨®lico en forma de oblea circular, es consumida por los fieles en la misa sin que nadie sepa exactamente lo que ingiere
Comulgar, casarse
Se preguntaba el otro d¨ªa una televisi¨®n generalista por la contradicci¨®n entre la ca¨ªda en picado de los practicantes del catolicismo y el auge de celebraciones de bodas y primeras comuniones. No hay que ir muy lejos para sugerir una respuesta: por la ola de asqueroso hedonismo que nos invade, tan molesto para nuestra iglesia cat¨®lica. Las bandadas de bodas y comuniones que pueden verse estos d¨ªas en los lugares c¨¦ntricos y en los restaurantes de la playa se han convertido en una manera un tanto cursi de pasarlo bien, donde la motivaci¨®n religiosa es apenas un pretexto para el jolgorio, lo mismo que Semana Santa, las Fallas de San Jos¨¦ o incluso el Traslado de la Geperudeta en la Plaza de la V¨ªrgen, que tambi¨¦n colapsa el centro de Valencia, y que al calor de una primavera ya instalada se convierte en una estupenda ocasi¨®n para degustar helados variados y comer en comuni¨®n fuera de casa.
Prescindibles
Otro lado del problema lo ejemplifica un religioso de base, en las p¨¢ginas de este diario, que ante la crisis de su Iglesia sugiere: "Tendr¨ªamos que presentar el mensaje de Jes¨²s de Nazaret a los j¨®venes y a los matrimonios de hoy de forma m¨¢s atrayente, como una persona que planta cara a los pol¨ªticos, que les exige que busquen el bien com¨²n, que se preocupa por los pobres". ?Y por qu¨¦ inquietudes tan nobles como poco extendidas deber¨ªan tomar como referente al remoto Jes¨²s de Nazaret y no la ¨¦tica personal o la conveniencia de la concordia en la convivencia ciudadana? Otro arguye, para recuperar la primac¨ªa del catolicismo, que la soluci¨®n es pasar de una sociedad mundana a otra con una concepci¨®n m¨¢s trascendente de la vida. Paparruchas. Ninguna religi¨®n gana adeptos all¨ª donde se debilita la percepci¨®n del premio o el castigo eternos como resultado de la conducta propia. Es posible que la gente siga sin saber a d¨®nde va ni de d¨®nde viene, pero cada vez est¨¢ m¨¢s interesada en saber cu¨¢nto le costar¨¢ el viaje.
Desorbitados
Curioso que ese lumbrera del periodismo de ancianas que es Arcadi Espada se dedique a tediosos an¨¢lisis sint¨¢cticos de los editoriales de este peri¨®dico desde que fich¨® por los joteros. M¨¢s curioso todav¨ªa que no acierte ni una. En un lenguaje que oscila entre el cheli cazallero de Cela y el cheli mustio de Umbral, este muchacho ejecuta los ejercicios de estilo con una prosa -y, lo que viene a ser peor, un concepto- que nada tiene que envidiar a las tentativas de aproximaci¨®n de los estudiantes de letras de bachillerato al rico "comentario de texto". Al contrario, incluso de esas tentativas de principiante tendr¨ªa mucho que aprender. Mencion¨¦ a Cela y a lo que queda de Umbral. Pero entre Jim¨¦nez Losantos y Albert Boadella no hay nada. Ni siquiera F¨¦lix de Az¨²a. Un hueco intolerable que se dispone a rellenar Arcadi Espada. Por el bien de Espa?a y del siempre ingenioso Fernando Savater.
El timo cauteloso
Centenares de miles de personas que nada saben ni de finanzas ni de filatelia invierten los ahorros de su vida en un negocio de compraventa de sellos que a?os despu¨¦s se revela como una monumental estafa, y a los afectados les falta tiempo para sugerir que el Gobierno (es decir, todos nosotros) deber¨ªa correr con las p¨¦rdidas de esa imprudente propensi¨®n a la codicia peque?a pero segura. En una de sus obras m¨¢s c¨¦lebres, Dario Fo se preguntaba qu¨¦ negocio no es estafa, y hay que ser muy ingenuo y jugar al beneficio a poquitos y de poco riesgo para especular con beneficios del 10 % a cambio de nada. Ahora se intuye a cambio de qu¨¦ patata se ofrec¨ªan tan altas rentabilidades, y los que picaron el anzuelo deber¨ªan reflexionar sobre el misterio de su credulidad inversora antes de ponerse en jarras y pedir cuentas al rey. La petici¨®n, a los estafadores.
Coca¨ªna para todos
El consumo de coca¨ªna entre los j¨®venes entre 14 y 18 a?os se ha cuadruplicado en los ¨²ltimos diez a?os. Los fil¨®sofos blandos de la droga dura, tipo Szasz o, por bajar el nivel, Escohotado, se conforman con apelar a la conciencia individual para administrar la ingesta de sustancias potencialmente peligrosas para la salud. No lo saben, pero lo hacen, tanto las filosof¨ªas de la responsabilidad individual como los consumidores m¨¢s o menos precoces. Artima?as de leguleyo al margen, no se puede exigir a los chavales que sepan donde se meten cuando empiezan a meterse cosas. ?El Estado -que somos todos- debe intervenir mediante el dise?o de campa?as de informaci¨®n? ?O limitarse a correr con los gastos en Sanidad, que tambi¨¦n somos todos, de la proliferaci¨®n de casos desesperados? ?Y no es la coca¨ªna un medicamento m¨¢s o menos medicalizado?
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