Tejela, h¨¦roe y artista

Mat¨ªas Tejela, h¨¦roe y artista, busc¨® con toda su alma la puerta grande de Las Ventas, y s¨®lo dos pinchazos se la cerraron. As¨ª de injusta puede ser esta fiesta con quien lo dio todo en el ruedo madrile?o, desde la heroicidad ante el descompuesto sexto, un toro de enorme arboladura astifina y gran peligro, hasta la m¨¢s honda exquisitez ante el noble tercero, sin olvidar el perfecto volapi¨¦ con el que derrib¨® sin puntillas a este toro. Pero el torero se march¨® por su propio pie, compungido, y feliz la afici¨®n, satisfecha de haber asistido a una tarde casi completa de un artista heroico, que es como deben ser los grandes toreros.

Es Tejela torero de acusada personalidad art¨ªstica, y as¨ª lo demostr¨® en una faena de menos a m¨¢s en el tercero, en el que hubo pasajes de alt¨ªsima calidad entre los que sobresalieron una tanda de naturales, un largo pase de pecho, casi un circular, y unos redondos muy ce?idos. Se la jug¨® sin cuento ante el muy deslucido sexto, con el que protagoniz¨® un emocionante final de trasteo, meti¨¦ndose en el terreno del toro y oblig¨¢ndole a embestir ante la inquietud general. No acert¨® con la espada y se cerr¨® la puerta grande del toreo que, sin duda ninguna, ten¨ªa abierta de par en par.

Tampoco se qued¨® atr¨¢s Jim¨¦nez en su ambici¨®n, aunque prefiere abusar del medio pase, defecto en el que incide reiteradamente una y otra vez. Sin embargo, no se le puede negar su hambre de triunfo. As¨ª qued¨® patente en el comienzo de faena de muleta al segundo: con el toro en el tercio, corri¨® el torero hacia el otro extremo de la plaza para citarlo desde all¨ª. Acudi¨® el toro con alegr¨ªa y repiti¨® el torero el gesto, muy reconocido por el p¨²blico. Qu¨¦ pena que ambos encuentros quedaran deslucidos por esos mal llamados pases del desmayo que cortan el viaje y deslucen la reuni¨®n. El toreo es en redondo y no en l¨ªnea recta como parece empe?arse Jim¨¦nez. Este torero sigue sin aprobar la geometr¨ªa taurina. El animal dur¨® poco y pronto se esfumaron las buenas intenciones. Un manso de embestida descompuesta fue el quinto, con el que Jim¨¦nez se dej¨® enganchar la muleta, y su trasteo, decidido desde el inicio con unos pases por alto con las rodillas en tierra, no pas¨® de voluntarioso.

El Fandi se ha ido de la feria y ha dejado claro que sigue siendo un atleta, un gran banderillero y un vulgar muletero. Sus toros fueron blandos y acusaron las largas carreras en el segundo tercio, pero el torero cit¨® siempre con la muleta retrasada, al hilo del pit¨®n, y toda su labor careci¨® del m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s. Tampoco brill¨® con las banderillas. Una mala tarde la tiene cualquier atleta.