La globalizaci¨®n de Yugoslavia
Un pu?ado de votos ha decidido que Montenegro se convierta en el 193 Estado soberano -micro-Estado y microsoberano- del planeta, con la mitad de la provincia de Badajoz, 10.000 kil¨®metros cuadrados; algo menos de poblaci¨®n que Zaragoza, 670.000 habitantes; la misma lengua, serbocroata; una historia bastante com¨²n e id¨¦ntica religi¨®n, la ortodoxa, que la Serbia vecina de la que por refer¨¦ndum se separa. ?A causa de qui¨¦nes, c¨®mo y por qu¨¦ andamos todav¨ªa retaceando el mapa de Europa?
?Qui¨¦nes? Un tercio de los habitantes de la exigua naci¨®n balc¨¢nica es de origen serbio y cerca de un quinto est¨¢ formado por albaneses o eslavos musulmanes. Si el resultado a favor de la independencia -un 55,5%, cuando se ped¨ªa un m¨ªnimo del 55%- hubiera sido amplio, la contabilidad resultar¨ªa mucho m¨¢s ardua, pero aqu¨ª las matem¨¢ticas no enga?an. Los serbios votaron abrumadoramente en favor del mantenimiento de una uni¨®n que apenas llegaba a confederal; y los al¨®genos -ni serbios ni montenegrinos- prefer¨ªan la independencia, pero su abstenci¨®n podr¨ªa haber sido algo m¨¢s alta que entre los anteriores. Para alcanzar, por tanto, ese modesto acopio de s¨ªes, en una masa de un 86% de votantes, ha sido preciso que la pr¨¢ctica totalidad de montenegrinos votara soberan¨ªa.
No significa eso, sin embargo, que el 55,5% de los habitantes de Montenegro, todos confundidos, haya literalmente querido la separaci¨®n, sino que quien la ha querido ha sido m¨¢s de un 90% de montenegrinos. Nada sorprendente, salvo que durante todo el siglo XX las dos nacionalidades se han comportado casi como una sola, y no hace tanto parec¨ªa art¨ªculo de fe que Montenegro no abandonar¨ªa jam¨¢s a Serbia, ¨²ltimo reducto de la lealtad yugoslava. Y eso nos remite a c¨®mo se ha llegado hasta ah¨ª.
?C¨®mo? Montenegro ha logrado escapar a la culpabilidad casi universal que se le atribuye a Serbia por las guerras que engulleron la antigua Yugoslavia; y muy recientemente, la negativa o la incapacidad de Belgrado de entregar al Tribunal de La Haya al general serbobosnio, Ratko Mladic, acusado de cr¨ªmenes de guerra, ha decretado un grave par¨®n en la aproximaci¨®n de Serbia a la UE, y Montenegro, l¨®gicamente, no est¨¢ dispuesto a pagar por consumiciones que no ha tomado. S¨²bitamente, ser montenegrino es mejor negocio que ser serbio; y ya en el dominio de las comunidades imaginadas, veamos que los escolares del antiguo reino de los Petrovic siempre han estudiado que su pa¨ªs, a diferencia de Serbia, Macedonia, Croacia, Bulgaria, Grecia, Albania y Rumania, nunca sufri¨® la dominaci¨®n otomana. La pasable mitolog¨ªa de una min¨²scula patria entre monta?as -que aunque no fue invadida ni ocupada, no por ello la Sublime Puerta dej¨® de considerarla Estado tributario- alimenta vanaglorias de esa ¨ªndole. Como Viriato, el pastor lusitano. Estambul s¨®lo reconoci¨®, en todo caso, la independencia de Serbia y de Montenegro en 1878, y al t¨¦rmino de la Gran Guerra en 1919, con la constituci¨®n del reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos -una primera Yugoslavia que dur¨® hasta 1929- desapareci¨® la monarqu¨ªa montenegrina en favor de la integraci¨®n en el nuevo Estado bajo una dinast¨ªa serbia.
?Por qu¨¦? M¨¢s all¨¢ de tantas circunstancias poderosas pero coyunturales, hay un factor de fondo que ha como acolchado el aterrizaje del pa¨ªs en s¨ª mismo. La globalizaci¨®n es un factor de excitaci¨®n universal, y de manera muy se?alada en Occidente, hacia las colectividades minoritarias. Todos cuantos tienden a parecerse m¨¢s en la forma de vida, aspiraciones materiales, integraci¨®n en suprarrealidades diversas, miran hacia los l¨ªmites m¨¢s pr¨®ximos en lugar del horizonte. Y los montenegrinos no iban a ser diferentes; para grandes conjuntos, prefieren Bruselas a Belgrado, dejando s¨®lo como etapa intermedia a Podgorica.
As¨ª se reagrupa pero sin un centro com¨²n la antigua Yugoslavia, a la intemperie de la deslocalizaci¨®n nacional. La globalizaci¨®n multiplica y divide: el n¨²mero de actores internacionales y el volumen de fuerzas. Los Balcanes ya son UNOS de nuevo, pero ahora globalizados.
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