Fisiolog¨ªa y patolog¨ªa

El presidente del Gobierno y el jefe de la oposici¨®n superaron ayer el debate sobre el estado de la naci¨®n con sensatez: Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero termin¨® su discurso de presentaci¨®n con una breve alusi¨®n a su "determinaci¨®n de trabajar para el fin de ETA". Y Mariano Rajoy empez¨® su r¨¦plica recordando que corresponde al Gobierno dirigir la lucha antiterrorista y que la condici¨®n para que cuente con el apoyo del PP ser¨¢ siempre que "la violencia no extraiga ning¨²n r¨¦dito o ventaja pol¨ªtica". Punto. ETA, el futuro de Arnaldo Otegi (sobre el que se puede pronunciar hoy un juez de la Audiencia Nacional) y la discusi¨®n sobre las mesas de di¨¢logo no fueron objeto de enfrentamiento ni se convirtieron en protagonistas. Imper¨® la discreci¨®n y el sentido com¨²n.

Lo dicho no significa que el debate del estado de la naci¨®n no fuera ayer muy duro. Rajoy le imprimi¨® el tono de ataque frontal que mantiene desde hace meses contra el presidente del Gobierno, en un intento de disminuir la ventaja que tiene, seg¨²n todas las encuestas, en aceptaci¨®n popular. El gran tema de Rajoy sigue siendo el territorial, sobre el que siempre presenta un discurso duro, muy bien construido, muy agresivo y muy aplaudido por sus filas. En el debate de ayer quedaron m¨¢s claras que nunca las diferencias que animan a los dos pol¨ªticos. Fue Zapatero quien mejor lo puso de relieve: para ¨¦l, dijo, las reformas territoriales "son parte de la fisiolog¨ªa del sistema", mientras que para el jefe de la oposici¨®n "forman parte de la patolog¨ªa del sistema".

Los dos pol¨ªticos ten¨ªan en la cabeza la campa?a del nuevo Estatuto de Catalu?a. Rajoy reproch¨® al presidente del Gobierno haber puesto en marcha un proceso de reforma que los ciudadanos no demandaban y que no se sabe ad¨®nde puede llevar, salvo a una incertidumbre peligrosa. Ya lo hab¨ªa hecho en otras ocasiones, pero en ¨¦sta el jefe de la oposici¨®n acentu¨® m¨¢s que nunca un argumento que suele molestar mucho a los socialistas: "Lo que cuenta es que Espa?a no es una naci¨®n de naciones, ni de realidades nacionales, ni de culturas ni de territorios. Espa?a es una naci¨®n de ciudadanos". Tanto le molest¨® a Zapatero que el PP reclamara la defensa del concepto de ciudadan¨ªa que en su r¨¦plica contraatac¨® con inusual dureza: el Congreso es el que representa a la ciudadan¨ªa. "Aqu¨ª no est¨¢n representados los territorios", asegur¨®. "Aqu¨ª est¨¢ la Espa?a que representa a todos los ciudadanos, de derecha, de izquierda, nacionalistas y no nacionalistas. Y es esta C¨¢mara la que no cabe en su idea de Espa?a".

La buena noticia de la jornada fue que tanto el Gobierno como la oposici¨®n destinaron la mayor parte de su tiempo a hablar de los problemas que inquietan a los ciudadanos de casi toda la UE: la seguridad, la inmigraci¨®n o la educaci¨®n. Lo que Zapatero llam¨® la Espa?a real. Cierto que no hubo ninguna coincidencia en el diagn¨®stico, pero a¨²n as¨ª result¨® interesante. Desde la primera intervenci¨®n, qued¨® claro que Zapatero considera que el tema de la seguridad, y de la percepci¨®n que tienen los ciudadanos de la misma, es un asunto prioritario para su Gobierno. El presidente desgran¨® infinidad de datos para asegurar que se est¨¢ haciendo un enorme esfuerzo, mejorando los ¨ªndices y cifras heredados del PP. Separ¨® firmemente seguridad de inmigraci¨®n y mantuvo que 2006 no es el a?o de mayor llegada de pateras a Espa?a, sino que lo fue 2003, con el PP en el poder. Mantuvo que la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal es un trabajo tenaz y dif¨ªcil que exige cooperaci¨®n y tiempo.

El jefe de la oposici¨®n, por su parte, hizo un quiebro curioso. El aumento de la delincuencia no se debe, se?al¨®, a los inmigrantes irregulares que llegan en pateras o a trav¨¦s de la frontera sur, sino a los que llegan por la frontera norte: "El a?o pasado llegaron unos 7.000 inmigrantes a las costas de Canarias y por la frontera francesa entraron unos 700.000. Mientras Rubalcaba otea las costas africanas, pasan pl¨¢cidamente por Girona [lo pronunci¨® a la catalana] mafias y delincuentes".

Lo m¨¢s extra?o de los grandes debates parlamentarios en Espa?a, desde hace ya mucho tiempo, es que el cap¨ªtulo econ¨®mico no suele tener protagonismo. Zapatero recurri¨® ayer a la prerrogativa habitual de todos los presidentes del Gobierno: el recuento detallado de logros y ¨¦xitos. Concretamente, una cascada de datos que constituyen su mejor tarjeta de presentaci¨®n: la boyante situaci¨®n econ¨®mica, la creaci¨®n de empleo y los acuerdos sociales. Pero ¨¦se es precisamente el principal problema del PP para ejercer su labor de oposici¨®n: casi no encuentra grietas a las que agarrarse. As¨ª que Rajoy, de nuevo, pas¨® por encima de la econom¨ªa casi de puntillas.

Cabe resaltar que ni Zapatero ni Rajoy demostraron inter¨¦s por el futuro de la UE. Y que el portavoz de CiU, Duran Lleida, fue el ¨²nico que reproch¨® al presidente que no tuviera ni una idea al respecto.