Conflicto de altos vuelos
El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas ha puesto de relieve un conflicto de leyes entre la UE y Estados Unidos. Al echar abajo el acuerdo de 2004 entre la Comunidad y Estados Unidos para transferir datos de todos los pasajeros en vuelos con destino a, o que sobrevuelen, aquel pa¨ªs, ha generado una situaci¨®n de incertidumbre. Pero se trata de un juicio t¨¦cnico que no entra en el fondo del asunto del derecho a la privacidad y a la protecci¨®n de datos, sino que la sentencia se limita a afirmar que el acuerdo no se adopt¨® sobre una "base legal adecuada" por parte europea.
Aunque la Corte no se pronuncia sobre los aspectos m¨¢s controvertidos en materia de protecci¨®n de datos y derechos a la intimidad del acuerdo que movieron al Parlamento Europeo a presentar su demanda, tras esta sentencia queda claro que el problema mayor no es el texto, que tiene soluci¨®n, sino el contexto cuando los europeos se f¨ªan menos de la Administraci¨®n Bush y en EE UU ha cundido la alarma sobre el espionaje sin supervisi¨®n judicial a millones de ciudadanos.
Aunque el Tribunal ha dado un plazo hasta el pr¨®ximo 30 de septiembre para resolver la cuesti¨®n, es urgente disipar antes las incertidumbres en un sector que desde ayer navega en un mar de dudas. De no mediar un nuevo acuerdo, y no entregar al Departamento de Seguridad Nacional y a otras organizaciones de EE UU los datos sobre los pasajeros -34 en total, de los que los europeos lograron excluir el tipo de comida solicitada para evitar inferir la religi¨®n o pertenencia ¨¦tnica, y reducir su conservaci¨®n a tres a?os y medio-, las compa?¨ªas se enfrentar¨ªan a una multa de las autoridades americanas de 6.000 d¨®lares por persona, posibles denegaciones de aterrizaje o molestias a?adidas a los pasajeros al llegar. Y si entregan los datos, la sanci¨®n puede venir de la Comisi¨®n Europea.
El acuerdo se adopt¨® bas¨¢ndose en una directiva de protecci¨®n de datos dentro del Primer Pilar de la Uni¨®n Europea, fundamentalmente econ¨®mico, pero que no cabe aplicar a informaciones recabadas por razones de seguridad. La soluci¨®n t¨¦cnica es relativamente f¨¢cil, y podr¨ªa plantearse ya en la reuni¨®n de ministros de ma?ana y el viernes: negociar un nuevo acuerdo, desde otra base jur¨ªdica, esta vez en el Tercer Pilar de Asuntos de Justicia e Interior, donde las decisiones se adoptan por unanimidad sin codecisi¨®n por parte del Parlamento Europeo.
Pol¨ªticamente, sin embargo, limitarse a tal salida puede resultar insuficiente. El intercambio de datos en la lucha contra el terrorismo es fundamental, y le interesa tanto a Estados Unidos como a los europeos, que de hecho tienen acuerdos en este sentido con otros pa¨ªses, como Canad¨¢. Pero la Administraci¨®n Bush es hoy vista con mayor desconfianza que tras el atentado del 11-S -que llev¨® a la superpotencia a adoptar estas medidas-, y en la renegociaci¨®n del acuerdo es necesario que los europeos aseguren que Estados Unidos proteger¨¢ estos datos y no los utilizar¨¢ con otros fines. Sin quererlo, el Tribunal de las Comunidades ha puesto el dedo sobre el problema m¨¢s b¨¢sico: el de la confianza transatl¨¢ntica.
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