"Supe que yo ten¨ªa el VIH cuando muri¨® mi hija de cuatro a?os"
Nokhwezi Hoboyi supo que ten¨ªa el VIH de la forma m¨¢s dolorosa: cuando vio morir de sida a su hija de cuatro a?os. Nokhwezi qued¨® embarazada a los 18. Estaba casada; viv¨ªa en Gauteng, la provincia m¨¢s rica de Sur¨¢frica; trabajaba de crupier. Era 1998. Hab¨ªa o¨ªdo hablar del sida, pero los m¨¦dicos no le hicieron ning¨²n an¨¢lisis en el embarazo. Contagi¨® a su hija. "S¨®lo cuando la peque?a enferm¨®, le hicieron el test. Luego, a m¨ª. Nokuzola dio positivo. Y yo". Nokuzola muri¨® en 2002. Nokhwezi cay¨® cuesta abajo: "Enferm¨¦, con diarreas, llagas en la boca, tuberculosis, depresi¨®n e irascibilidad". Con 22 a?os y 36 kilos, ingres¨® en el hospital con un recuento de CD-4 de 3 (la cifra de gl¨®bulos blancos para iniciar tratamiento en Sur¨¢frica es de 200, mientras una persona sana tiene unos 1.000). Por fin la trataron con antirretrovirales. "Pero no sab¨ªa que hay que tomar los medicamentos toda la vida y sufr¨ª una reca¨ªda". Se repuso en 2004. Toma 10 pastillas diarias y controla sus CD-4 cada tres meses. Est¨¢n casi en 200. "Espero mejorarlos". Y a?ade: "He pasado de estar siempre hura?a, enfadada con la vida, sin saber qu¨¦ iba a ser de m¨ª, a poder correr, llegar al trabajo a tiempo, a ponerme mis tacones. Estoy sana".
Nokhwezi perdi¨® trabajo y marido: "Se neg¨® a someterse al test, incluso ya con s¨ªntomas: estaba cansado, se quejaba y perd¨ªa peso". Ella vivi¨® el ostracismo, el estigma y la discriminaci¨®n que a¨²n acarrea tener el virus en la sociedad surafricana. Para buscar ayuda y grupos de apoyo, y encontrar gente nueva que la comprendiera, se enrol¨® en la Campa?a de Acci¨®n por el Tratamiento (TAC, en sus siglas en ingl¨¦s), la ONG que lidera la lucha por el acceso universal a los antirretrovirales. Ahora trabaja para TAC, tiene novio y no descarta tener hijos: "Ser VIH positiva no es mortal, quiero que ese mensaje se oiga".
Y todo esto en un pa¨ªs que se precia de potencia econ¨®mica en ?frica al tiempo que bate r¨¦cords en muertes por sida: 900 diarias. El Gobierno, en plan ambiguo, pone al mismo nivel la necesidad de tomar los f¨¢rmacos y la de alimentarse bien. El a?o pasado se traz¨® un plan para proveer a la poblaci¨®n de antirretrovirales, pero lento: de los 500.000 que necesitan los f¨¢rmacos, s¨®lo los reciben 180.000. Forzadas por los tribunales, las autoridades impusieron el test a las embarazadas y la provisi¨®n de f¨¢rmacos en 2003. Para Nokuzola y miles de compatriotas, demasiado tarde.
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