A los obispos espa?oles, con respeto
Debo decir que la instrucci¨®n pastoral que la Conferencia Episcopal ha hecho p¨²blica hace unos d¨ªas ha causado pena y tristeza a quienes se esfuerzan en hacer del cristianismo una religi¨®n m¨¢s capaz de influir en el mundo actual. Tiene todas las trazas de un documento a la defensiva, anticuado, m¨¢s preocupado por salvar la autoridad que por facilitar caminos hacia la vivencia del Evangelio en el d¨ªa de hoy. Se percibe en este documento una clara censura a los discrepantes, a las voces cr¨ªticas, sin tener en cuenta que quienes discrepan no son personas descarriadas, ni corrientes de revolucionarios recalcitrantes porque s¨ª, sino cristianos que se han propuesto el loable objetivo de tratar de facilitar la inteligencia de la fe en un mundo en permanente evoluci¨®n. Las cr¨ªticas no provienen de ninguna "patolog¨ªa" como indica el portavoz Mart¨ªnez Camino, sino m¨¢s bien de la clarividencia y de la fidelidad al Evangelio.
La Conferencia Episcopal parece m¨¢s atenta a la jerarqu¨ªa que al progreso
El tono y el contenido de este documento obedecen a la reacci¨®n cl¨¢sica de todo poder frente a la conciencia cr¨ªtica, por bienintencionada que sea. Siempre, en la historia, quienes se han propuesto metas de progreso y horizontes nuevos han tenido que sufrir la desautorizaci¨®n, el desprecio y a veces la condena del poder constituido. La propia condenaci¨®n de Jesucristo es el paradigma por antonomasia. Lamentablemente, tampoco la Iglesia jer¨¢rquica escapa, en ciertas ocasiones, a esa norma imperecedera.
La instrucci¨®n de los obispos lleva por t¨ªtulo Teolog¨ªa y secularizaci¨®n en Espa?a, a los 40 a?os de la clausura del Concilio Vaticano II. Dos son las carencias que, a mi entender, tiene este documento. Primero, el hecho de no entrar a fondo en las verdaderas causas de la secularizaci¨®n de la sociedad, es decir, del alejamiento de las mentes respecto a los planteamientos propios de la fe cristiana. Y segundo, no estar en l¨ªnea con el propio concilio, cuyo gran ¨¦xito fue precisamente estrenar una nueva din¨¢mica de la inteligencia y de la voluntad en la relaci¨®n de la Iglesia con el mundo.
Es pertinente recordar aqu¨ª a uno de los grandes te¨®logos que dio vida a aquel Concilio, el alem¨¢n Karl Rahner. El prop¨®sito de Rahner fue, por un lado, mostrar a Dios de tal manera que resultara accesible y comunicable, y por otro, explicar la situaci¨®n de la fe cristiana en un entorno de cultura plural y secular, para que esa fe fuera inteligible y v¨¢lida en el marco de la modernidad.
He dicho que el documento produce pesar y tristeza, precisamente porque no se percibe en ¨¦l un esp¨ªritu din¨¢mico, alegre y persuasivo para la hora presente, ni una actitud de progreso que abra nuevas v¨ªas hacia el futuro. Predomina la inercia, el conformismo, la visi¨®n negativa y la autocomplacencia en las propias posiciones. No se adivina ninguna intenci¨®n de avanzar con la historia para mejorar las posibilidades de expansi¨®n de la fe. En mi opini¨®n, modesta pero firme, los obispos est¨¢n llamados a superar ciertas posiciones caducas e inservibles, que causan desasosiego entre muchos creyentes y provocan rechazo entre muchos no creyentes. Ser¨ªa motivo de celebraci¨®n pascual que los obispos resucitaran de su letargo, para iniciar una nueva etapa en la que el mantenimiento de la autoridad no estuviera re?ido con las exigencias de una sana y necesaria evoluci¨®n. Tanto el presente como el futuro hay que gan¨¢rselos.
Vaya por delante mi respeto a la buena fe de los obispos espa?oles en la orientaci¨®n de los fieles, pero muchos de ellos necesitan otra clase de orientaci¨®n en este confuso mundo de la globalizaci¨®n. La Iglesia jer¨¢rquica merece respeto, pero el cristianismo, el de hoy y el de ma?ana, es mucho m¨¢s importante que la jerarqu¨ªa. Y puesto que no est¨¢ en mi ¨¢nimo dar p¨¢bulo al pesimismo, pienso que las esferas jer¨¢rquicas de la Iglesia ver¨¢n un d¨ªa con claridad que no es posible mantener la vitalidad de la fe en Dios sin avanzar con la historia y sin hablar un lenguaje inteligible para el mundo contempor¨¢neo.
Josep-Maria Puigjaner es periodista y licenciado en Teolog¨ªa.
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