Rumores, tensi¨®n y dolor en las ¨²ltimas horas de la cantante Roc¨ªo Jurado
Todo est¨¢ preparado para una despedida multitudinaria en Madrid y en Chipiona
"Nos sostiene la fe, aunque en esta ocasi¨®n nos ha dejado un poquito de lado", confesaba ayer por la tarde una llorosa Rosa de Benito, cu?ada de Roc¨ªo Jurado, que se encontraba en coma profundo, seg¨²n inform¨® su m¨¦dico, Alejandro Domingo. La casa de la cantante, en la urbanizaci¨®n La Moraleja de Madrid, era un ir y venir constante de familiares y amigos. Al otro lado de la puerta de hierro de Montealto, un circo medi¨¢tico contaba pr¨¢cticamente cada minuto de lo que ocurr¨ªa en las que parec¨ªan ser las ¨²ltimas horas de la artista, que padece c¨¢ncer de p¨¢ncreas.
Durante toda la tarde de ayer, los rumores sobre la muerte de Roc¨ªo Jurado fueron constantes y algunas fuentes hablaron de los preparativos para acoger la capilla ardiente, posiblemente en el Centro Cultural de la Villa, aunque nada de ello se confirm¨® oficialmente ni por parte de la familia ni de las instituciones. Los rumores se refer¨ªan tambi¨¦n a la posibilidad de que se hubiera cerrado la venta de exclusivas con medios de prensa y televisi¨®n por parte de alguno de sus allegados.
Tambi¨¦n se dijo que los restos mortales de la cantante ser¨¢n trasladados a Chipiona, su localidad natal. Seg¨²n informaba la agencia Efe, a la casa familiar en el pueblo gaditano se acercaron numerosas personas para escribir en sus paredes mensajes de aliento y apoyo para la cantante y su familia.
En Madrid, el m¨¦dico Alejandro Domingo, tras permanecer hora y media en el domicilio de la familia Jurado, comunic¨® a las 19.30 de ayer que no se hab¨ªa registrado ninguna variaci¨®n con respecto al estado cl¨ªnico de la paciente.
Un centenar de personas, periodistas, polic¨ªas y curiosos, se agolpaban en las inmediaciones de la vivienda a la espera de que alguno de los familiares contaran algo de lo que suced¨ªa en el interior de la vivienda de Roc¨ªo Jurado y el torero Jos¨¦ Ortega Cano.
Veinte c¨¢maras de televisi¨®n, una docena de fot¨®grafos, unidades m¨®viles, t¨¦cnicos de sonido y de imagen iban turn¨¢ndose a lo largo de la jornada sin que nada especial sucediera en las inmediaciones de la vivienda. Mientras esperaban, algunos aprovechaban para leer y otros para hacer acopio de comida basura. Llegaba la hora de los informativos y los periodistas de televisi¨®n se maquillaban, se colocaban la ropa y trataban de que el viento no enmara?ase su pelo en el momento en que deb¨ªan entrar en directo en sus respectivos canales.
Se abr¨ªa lentamente la puerta de Montealto y un coche negro intentaba salir de la vivienda. En el interior viajaban Amador Mohedano y Rosa de Benito, hermano y cu?ada de Roc¨ªo Jurado. Las c¨¢maras se abalanzan sobre el veh¨ªculo a la espera de que sus ocupantes bajaran las ventanillas y poder obtener una imagen o unas palabras de ellos. Primero lo hizo ¨¦l, y habl¨® sobre el estado de salud de su hermana: "Muy d¨¦bil, est¨¢ igual", mientras su esposa se ajustaba las gafas de sol y mostraba un rostro cansado y lloroso. Entonces, ella baj¨® su ventanilla y hubo codazos para lograr meter el objetivo en el interior del coche: "Yo la veo igual. Estamos todos muy unidos y tomamos las decisiones por consenso y nos apoyamos unos a otros". Respir¨® hondo y reclam¨® respeto a los fot¨®grafos y a los c¨¢maras de televisi¨®n y pidi¨® que no obtuvieran im¨¢genes de los familiares en los jardines de la casa. "Estamos atravesando momentos muy dif¨ªciles y necesitamos llorar, salir a fumar, mostrar nuestra pena y no por ello se nos tiene que robar la privacidad. Exigimos respeto".
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