Puerto Hurraco no fue terrorismo

Diecis¨¦is a?os despu¨¦s, Puerto Hurraco no se acaba. El Tribunal Supremo ha tenido que definir ahora la matanza de los hermanos Izquierdo como un delito de sangre, cometido por un exacerbado ¨¢nimo de venganza como cap¨ªtulo final del odio acumulado entre dos familias rivales, los Cabanillas y los Izquierdo, durante m¨¢s de 30 a?os. Pero no fue un delito de terrorismo.

La noche del 26 de agosto de 1990, los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo barrieron a disparos las calles de Puerto Hurraco (Badajoz), una aldea extreme?a de menos de 200 habitantes. Seis a?os antes, un incendio en casa de los Izquierdo, que ellos atribu¨ªan a la familia rival, hab¨ªa acabado con la vida de la madre. El odio, retroalimentado por dos hermanas de los asesinos que viv¨ªan con ellos, ?ngela y Luciana, fue el desencadenante de la tragedia. Cuando vaciaron sus escopetas, hombres, mujeres y ni?os, yac¨ªan en el pavimento sobre un mar de sangre. Nueve muertos y ocho heridos, entre ellos, los dos guardias civiles que hab¨ªan intentado detenerles.

Los asesinos no pretend¨ªan perturbar la paz social, sino matar a todos los que pudieran

Antonio Cabanillas, padre de dos ni?as asesinadas, Encarnaci¨®n, de 14 a?os y Antonia, de 13, reclam¨® una indemnizaci¨®n al amparo de la normativa sobre solidaridad con las v¨ªctimas del terrorismo, que fue rechazada primero por el Ministerio del Interior y despu¨¦s, por la Audiencia Nacional. Ahora, el Supremo ha cerrado definitivamente la puerta a sus argumentos: que los hermanos Izquierdo idearon un "plan de exterminio" con el fin de acabar con el mayor n¨²mero de personas del pueblo, y que esa indemnizaci¨®n fue concedida en un supuesto an¨¢logo, el incendio del Hotel Corona de Arag¨®n.

Seg¨²n el Supremo, el elemento diferenciador del delito de terrorismo consiste en "la finalidad de alterar gravemente la paz p¨²blica y la seguridad ciudadana". Pero el alto tribunal precisa que lo que determina el delito no es "la situaci¨®n objetiva de grave alteraci¨®n de la paz y seguridad ciudadana", sino "la finalidad, el prop¨®sito del autor de alcanzar esa situaci¨®n con el designio de subvertir, de destruir los valores de la convivencia, de la tolerancia y de la libertad, situ¨¢ndose extramuros de un proyecto de convivencia recuperado con la democracia y asentado en el respeto a la ley, a la voluntad popular y al libre y pac¨ªfico ejercicio de cualquier reivindicaci¨®n pol¨ªtica".

Sin embargo, para el Supremo ¨¦se no fue el prop¨®sito de los hermanos Izquierdo. ?stos, seg¨²n la sentencia, actuaron "dominados m¨¢s bien por un exacerbado ¨¢nimo de venganza contra todos los que, obsesivamente, situaban en el bando de sus inveterados enemigos por ser vecinos de la localidad y por entender que toda ¨¦sta, todos sus vecinos, encubr¨ªan un imaginario hecho delictivo" perpetrado por la familia Cabanillas.

En cuanto a la comparaci¨®n con el incendio del hotel Corona de Arag¨®n, el alto tribunal recuerda que en un dictamen del Consejo de Estado ¨¦ste consider¨® la existencia de "actuaciones instructoras suficientes" para establecer la relaci¨®n causal entre "los hechos acaecidos en dicho hotel y los fallecimientos producidos por la explosi¨®n provocada en el mismo". El mismo dictamen a?ad¨ªa que en la causa de los da?os pudo intervenir una acci¨®n realizada "con la finalidad de alterar la paz y la seguridad ciudadana".