Los Fernando Alonso de la ambulancia
La 'tribu' de trabajadores de emergencia de todo el mundo se da cita en su particular 'rally'
La comunicaci¨®n llega, escueta, poco despu¨¦s de las dos y media de la madrugada. Como una centella.
-Dos heridos, uno de ellos muy grave, en el bosque, a unos tres kil¨®metros de la base.
No se sabe m¨¢s. El equipo prende, no titubea, sale disparado.
-?Venga chicos, venga!
La adrenalina, m¨¢s que la gasolina, parece mover la ambulancia. Fernando, al volante, la embrida y canaliza en el carril sinuoso de la carretera de monta?a. Toda la tensi¨®n converge hacia ¨¦l, es el ¨²nico que puede hacer algo hasta la llegada al lugar del suceso. En momentos as¨ª, una ambulancia es una botella de champ¨¢n deseando destaparse y la discutible calidad del asfalto y las curvas contribuyen a agitar el asunto.
32 equipos de 14 pa¨ªses de todo el mundo se han desafiado durante 24 horas en las carreteras y los bosques de Olomouc, una regi¨®n al noreste de la Rep¨²blica Checa
Fernando cuenta que su sueldo base es de 600 euros, 900 con extras. Es decir, 3,75 a la hora para "recoger las gotas amargas de la vida", en opini¨®n de su colega Paco
Desde atr¨¢s, a trav¨¦s del ruido, Paco, el enfermero, avanza hip¨®tesis sobre lo que les espera, las posibles actuaciones. ?l y Fernando se conocen bien el ritual. Pero esta vez no es lo mismo... los ¨¢rboles que se deslizan en las ventanillas son un escenario desconocido: el veh¨ªculo se est¨¢ adentrando en un bosque de Olomouc, regi¨®n al noreste de la Rep¨²blica Checa. Monta?a abajo, a unos seis kil¨®metros, est¨¢ Polonia. Y el rescate en el que est¨¢ lanzado el equipo espa?ol es la primera prueba del d¨¦cimo Rally Internacional de Ambulancias de Rejv¨ªz, gran fest¨ªn global de los ambulancieros: t¨¦cnicos sanitarios-conductores, enfermeros, param¨¦dicos y m¨¦dicos de emergencias de todo el mundo han llegado hasta aqu¨ª con dos objetivos. Uno: intentar ganar una carrera absurda, divertida, disparatada y salvaje. Dos: hacer amigos y risas con los compa?eros de un gremio de vida muy dura, de testigos an¨®nimos de tragedias cotidianas y con un reconocimiento social nulo o escaso. ?Nulo, escaso? Bueno, salvo cuando una serie de emergencia triunfa en televisi¨®n y les pone de moda un ratito.
Ellos son "los que recogen las gotas amargas de la vida", seg¨²n define Paco. "A los polis les tocan las sucias. A nosotros las amargas", dice, rumbo a la intervenci¨®n. Los hombres y mujeres de las emergencias, salvadores de vidas que viven a golpe de susto, de cr¨ªticas si llegan tarde y de silencios y anonimato cuando cumplen, aqu¨ª forman tribu.
Pero antes que eso, hay que salvar a dos hombres que yacen aplastados por la ca¨ªda de unos ¨¢rboles: es la primera prueba. Otros podr¨ªan estar en los alrededores. Hay que mantener la sangre fr¨ªa en medio de un drama. Un accidente con varios heridos es como un ser vivo en movimiento, que reclama atenci¨®n por todas partes, a veces enga?ando, distrayendo de lo fundamental. Encararlo con lucidez es b¨¢sico para un equipo de emergencia.
A lo largo de la noche, 32 equipos de 14 pa¨ªses cuidar¨¢n las v¨ªctimas ante la mirada de m¨¦dicos-jueces de todo el mundo, que puntuar¨¢n las intervenciones. Todos, represent¨¢ndose ¨²nicamente a s¨ª mismos -nada de rollos oficialistas-, y a la notable ilusi¨®n por un trabajo que tiene un reconocimiento social y econ¨®mico muy diferente seg¨²n los pa¨ªses.
"En Estados Unidos son unos h¨¦roes. Gozan de estima y respeto, al igual que los bomberos", explica Damian MacDonald, profesor de la universidad de Yale, que acudi¨® al rally para estudiar y comparar las t¨¦cnicas de trabajo de los equipos en competici¨®n. "No s¨¦ si se debe m¨¢s al 11-S o a George Clooney y a su serie de televisi¨®n, pero as¨ª es", bromea. En EE UU un enfermero gana unos 55.000 euros anuales.
Series de televisi¨®n
En Jap¨®n tambi¨¦n, ser¨¢ por la difusi¨®n internacional de las series de televisi¨®n, el respeto a los servicios de emergencia prospera, seg¨²n observa el doctor Masafumi Uesugui. "Y la desconfianza del personal medico hospitalario hacia param¨¦dicos, enfermeros y t¨¦cnicos de ambulancia est¨¢ desapareciendo", comenta, tocando uno de los puntos sensibles del orgullo gremial.
Cerrada la intervenci¨®n en el monte -que incluye un paseo de 4 kil¨®metros-, el equipo espa?ol vuelve a la base. Son las cinco de la madrugada. A la diez tocar¨¢ otra prueba. M¨¢s todav¨ªa a la una, y a las cinco... hasta sumar 24 horas de aguante, la guardia normal de un enfermero. En las pausas, Fernando, Paco, Antonio y Ram¨®n (los otros espa?oles presentes), describen un escenario distinto al estadounidense.
En Espa?a, se sienten en la sombra, mal pagados. Fernando, que es t¨¦cnico en Santander, cuenta que su sueldo base es de "unos 600 euros, 900 con los extras, trabajando 240 horas mensuales". Traducido, significa 3,75 euros a la hora. "El problema es que el Estado subcontrata ambulancias y t¨¦cnicos desentendi¨¦ndose de las condiciones en las que trabajan", observa Ram¨®n.
Hay una recompensa que no entra en la cuenta corriente. "No tiene precio el encontrar en la calle a un hombre que has salvado unos a?os antes", dice Fernando.
Salarios y reconocimiento social no son la ¨²nica diferencia entre norteamericanos y europeos, seg¨²n subraya MacDonald: los primeros, dice, "intervienen siguiendo m¨¢s estrictamente las prescripciones de los manuales de actuaci¨®n". Los europeos, en cambio, lo hacen con m¨¢s margen de improvisaci¨®n. Se pueden salir del manual.
Detr¨¢s de esas diferencias, sin embargo, se vislumbra en las caras y las palabras de los competidores dibujan un perfil homog¨¦neo de gente f¨ªsica y psicol¨®gicamente resistente. Cambian los idiomas, pero suena igual el relato de la lucha constante para mantener lejos el recuerdo del "ni?o aquel y de su madre llorando"... todos ellos lo tienen, todos son expertos en t¨¦cnicas para impermeabilizar sus vidas de los dramas del trabajo. Al igual que los m¨¦dicos, pero con otro sueldo.
Sin embargo, el Rally de Rejv¨ªz, que se celebr¨® entre el 25 y el 28 de mayo y fue ganado por un equipo austriaco, no es una historia de reivindicaci¨®n. Desde su arranque nocturno en la Zlat¨¦ Hory (la monta?a dorada), hasta la triunfal y felliniana Ambulance Parade de clausura a trav¨¦s de los pueblos del valle -un verdadero carnaval fuera de temporada-, los equipos corrieron sobre todo por el "deseo de confrontarse con colegas de otros pa¨ªses" y de "aprender unos de otros". ?sa es la clave para entender como se puede acudir desde Jap¨®n o Canad¨¢ -o incluso desde Espa?a, vistos los sueldos- a un lugar perdido a seis horas de coche de Praga, pag¨¢ndose personalmente viaje y gastos. Eso y, quiz¨¢, la extra?a sensaci¨®n de ver, por una vez al menos, a la gente sonre¨ªr al pasar ambulancias con sirenas desplegadas en la Ambulance Parade.
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