Un mercado alimentario competitivo
Durante la d¨¦cada de los noventa, la industria alimentaria espa?ola alcanz¨® a?os gloriosos, en los que sus m¨¢rgenes y sus beneficios mejoraron gracias a lograr un mayor poder de mercado y de marcar precios. Sin embargo, han empezado a experimentar dificultades competitivas crecientes en esta primera d¨¦cada del nuevo siglo.
Las familias est¨¢n m¨¢s endeudadas y gastan una menor proporci¨®n de su renta disponible en alimentos con lo que compran productos con marca blanca, m¨¢s baratos; adem¨¢s, consideran crecientemente que la elevada diferencia de precio entre la marca l¨ªder y la blanca no refleja totalmente su diferencia de calidad. Las materias primas han aumentado sus precios en dos d¨ªgitos cada a?o poniendo todav¨ªa mayor presi¨®n sobre los m¨¢rgenes. Los grandes distribuidores europeos han multiplicado su tama?o por tres en la ¨²ltima d¨¦cada, mientras que los productores s¨®lo por 1,5, as¨ª que su capacidad de negociaci¨®n ha disminuido. Por ¨²ltimo, han aparecido unos nuevos competidores: las cadenas de hard discount, que con marcas blancas y fuertes vol¨²menes de compra de importaci¨®n de pa¨ªses terceros, han crecido r¨¢pidamente en toda Europa.
La industria alimentaria en Galicia
Francisco Sineiro Garc¨ªa, Fernando Gonz¨¢lez Laxe y Jorge A. Santiso Blanco
Instituto de Estudios Econ¨®micos de Galicia
ISBN 84-93443964
En este contexto, los profesores Francisco Sineiro, Fernando Gonz¨¢lez Laxe y Jorge Santiso, se han planteado, en este excelente libro, un an¨¢lisis a fondo de estos problemas acuciantes. Aunque su perspectiva b¨¢sica es regional, es aplicable a toda Espa?a ya que su an¨¢lisis cubre, con detalle, a toda la industria y empresas alimentarias espa?olas tanto por estructura como por cuotas de mercado.
Los autores se preguntan c¨®mo es posible que regiones espa?olas, como es el caso de Galicia, con unos recursos naturales alimentarios tan importantes, no tengan m¨¢s empresas productoras l¨ªderes nacionales en este sector, puesto que la integraci¨®n vertical y las cadenas de transformaci¨®n y producci¨®n de los grupos productores puede favorecer una mayor eficiencia y competencia. Es verdad que se han desarrollado grupos l¨ªderes como Pescanova en la cadena pesquera o Calvo, Jealsa y Alfageme en la conservera, o Coren en la c¨¢rnica, que han conseguido hacerse un hueco importante en el mercado nacional. Sin embargo, no se han conseguido todav¨ªa grupos l¨ªderes en el sector l¨¢cteo o vitivin¨ªcola a pesar de tener todas las condiciones naturales para ello.
Las razones de esta situaci¨®n son claras. Por un lado, ha habido emprendedores privados que lo han conseguido con su esfuerzo y su visi¨®n a largo plazo, bien con su propia empresa o al frente de una cooperativa, mientras que otros que no han tenido la suficiente visi¨®n o acierto para saber lo importante que era alcanzar unos niveles de producci¨®n y de integraci¨®n m¨ªnimos para poder competir. Por otro lado, no ha habido una pol¨ªtica decidida por parte de las autoridades econ¨®micas regionales para apostar a fondo para conseguirlo.
Los autores ponen como ejemplo a la regi¨®n francesa de Breta?a, con condiciones demogr¨¢ficas, clim¨¢ticas, naturales y productivas muy similares a las de Galicia. En el modelo bret¨®n no han sido empresarios visionarios los que han conseguido formar grupos integrados y competitivos aprovechando y transformando sus ventajas competitivas naturales, sino que han sido los propios movimientos cooperativos los que han demostrado que una estrecha cooperaci¨®n y profesionalidad entre sus productores asociados es una fuerza que puede llevar al ¨¦xito.
Guillermo de la Dehesa es presidente del CEPR (Centre for Economic Policy Research).
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