El juego como sistema de aprendizaje
La escuela p¨²blica Amara Berri de San Sebasti¨¢n ha consolidado el innovador m¨¦todo educativo que instaur¨® en 1979
En la escuela p¨²blica Amara Berri de San Sebasti¨¢n, los alumnos no siguen un libro de texto para estudiar matem¨¢ticas; aprenden, por ejemplo, el sistema m¨¦trico como responsables de una tienda ficticia, o lo que es una hipoteca cuando les toca pagar un cr¨¦dito al banco que regenta otro compa?ero. Tampoco tienen clase de lengua al uso. En su lugar, hacen un peri¨®dico todos los d¨ªas, preparan programas de radio y televisi¨®n o charlas con las que matan para siempre el miedo a hablar en p¨²blico. "Nos interesan todos los ¨¢mbitos de su desarrollo, no s¨®lo que sepan mucho de una u otra materia, porque se trata de que adquieran competencias para la vida: que sepan relacionarse, comunicarse, disfrutar", dice Emilio Mart¨ªn, director del centro.
Los responsables creen que es un proyecto para el crecimiento de toda la comunidad educativa
El proyecto educativo de Amara Berri, donde estudian 1.300 alumnos de dos a doce a?os, rompe con la idea tradicional de que el profesor es el que ense?a y el ni?o el que aprende. "Es un proyecto de crecimiento para toda la comunidad educativa. Aqu¨ª todos ense?amos y aprendemos", explica el director. Todos sus integrantes participan en la elaboraci¨®n de un programa muy pegado a la vida. "Cuando incluimos en ¨¦l 'acusar la presencia del otro' es porque nos damos cuenta de que, a veces, al vivir tan deprisa, pasamos al lado de la gente sin saludar".
Amara Berri, declarado en 1990 Centro de Innovaci¨®n Educativa del Gobierno vasco, siempre ha funcionado con planteamientos de ciclo, antes incluso de la LOGSE. De hecho, ni?os de distintos cursos est¨¢n mezclados en las aulas porque se busca deliberadamente la diversidad. No s¨®lo de edades, tambi¨¦n de capacidades: se entiende que resulta enriquecedor para toda la comunidad educativa. Por eso mismo los ni?os con necesidades especiales reciben todo el apoyo posible dentro de las aulas ordinarias.
En este centro no funcionan por asignaturas propiamente dichas. "Aunque est¨¦n ah¨ª", apostilla el director. "Lo que hacemos es montar actividades que llamamos contextos sociales" para el aprendizaje cooperativo o individual. Por ejemplo, en un mismo aula puede haber una zona para las adivinanzas y otra para preparar charlas en grupo. Los chavales tienen que repartirse el trabajo, decidir el enfoque, buscar la informaci¨®n, seleccionarla, preparar su intervenci¨®n... Y sacudirse el miedo a hablar en p¨²blico. Los peque?os simplemente se sientan ante el micr¨®fono y hablan; los mayores, se preparan sus charlas con v¨ªdeo o Power Point.
Lo que ha hecho Amara Berri es recuperar la filosof¨ªa del juego con intencionalidad educativa, de cooperaci¨®n, de responsabilidad... Porque los alumnos juegan a ser periodistas cuando se sientan a leer la prensa del d¨ªa, analizan las noticias de la escuela y deciden qu¨¦ temas destacar en su peri¨®dico. "Pero al mismo tiempo est¨¢n realizando un trabajo serio que desarrolla muchas de sus competencias. Eso s¨ª, lo hacen a su manera", explica el director. El 22 de marzo, se vanaglorian los chavales, fue el segundo diario en publicar la noticia del alto el fuego de ETA. Le dieron la misma importancia en portada que a la rotura de menisco de una de sus profesoras.
La escuela, repartida en cinco edificios, es realmente un centro de puertas abiertas. No hay aulas cerradas. Ni profesores marcando distancia con sus alumnos desde la pizarra. Ni hileras de pupitres. Los ni?os cambian de zona dentro de su clase o salen de ella sin levantar la mano ni pedir permiso. Y se respira sensaci¨®n de libertad, en ning¨²n caso de caos. Y eso que los ni?os van y vienen, se mezclan: mientras unos representan su obra de teatro otros les graban para los programas de televisi¨®n del d¨ªa.
?sta es la escuela que ha vivido siempre Ione, de 10 a?os. Por eso, cuando hace ya tiempo conoci¨® por sus amigas del barrio que hab¨ªa otra forma de aprender, con libros de texto y ex¨¢menes, se qued¨® perpleja. "?Y no ten¨¦is tele ni radio? ?Qu¨¦ aburrido!". Su madre, Amaia Gorosabel, es profesora de Educaci¨®n Especial en Amara Berri, donde comenz¨® a trabajar hace 22 a?os. "La decisi¨®n de traerla al centro no fue f¨¢cil, porque siempre piensas que es mejor que tu hija est¨¦ escolarizada en un sitio distinto a tu lugar de trabajo. Pero creo en este sistema, muy activo, participativo y vivencial, y me dio pena llevarla a un centro m¨¢s t¨ªpico, con libros de texto y forr¨¢ndose a ex¨¢menes". Aqu¨ª s¨®lo se utilizan los controles como una metodolog¨ªa m¨¢s en los dos ¨²ltimos cursos: la informaci¨®n se busca. "Si antes ya era impensable lo del libro de texto si se quer¨ªa fomentar la formaci¨®n y la capacidad cr¨ªtica, hoy, en la era de la informaci¨®n, mucho m¨¢s", afirma Mart¨ªn.
Gorosabel nunca tuvo las dudas sobre la eficacia del sistema que s¨ª asaltaron a los primeros padres que llevaron a sus hijos a Amara Berri. "Se ha comprobado que cuando llegan al instituto no obtienen resultados m¨¢s bajos que sus compa?eros y est¨¢n m¨¢s preparados en otros aspectos", a?ade. "Al hacer tantas actividades, trabajar con tantos profesores, con ni?os de otras edades y capacidades, desarrollan muchos recursos", sentencia.
En Amara Berri les educan para que aprendan a disfrutar de lo que hacen. Y, adem¨¢s, "para hoy, no para el d¨ªa de ma?ana", dice Mart¨ªn. "Porque la vida es hoy".
Or¨ªgenes y expansi¨®n
El origen del Amara Berri hay que buscarlo en Jesuitas de Durango en 1972. "Eran los ¨²ltimos a?os del franquismo y hab¨ªa muchas iniciativas educativas, movimientos asamblearios y ganas de cambiar el sistema para que la comunidad escolar participara, los chavales tuvieran protagonismo en su aprendizaje y el rol del profesorado fuera cambiando", cuenta Emilio Mart¨ªn, el director de esta escuela. Todo se qued¨® en un intento y en un libro, La escuela que pudo ser. Pero Loli Anaut, impulsora de ese sistema, se traslad¨® en 1979 a Amara Berri y empez¨® a montar el proyecto en educaci¨®n infantil. Poco a poco, los profesionales se fueron acercando a conocer esa innovadora propuesta educativa. "Los primeros a?os fueron muy agradables, porque creas algo en lo que crees y eso es enriquecedor, pero tambi¨¦n muy duros y complicados. Hab¨ªa que romper muchos clich¨¦s", cuenta el actual director de Amara Berri. Los ni?os de infantil fueron pasando de curso y se implant¨® el sistema hasta los 12 a?os. En 1990 el Gobierno vasco declar¨® la escuela Centro de Innovaci¨®n Educativa. A partir de entonces se cre¨® un equipo para asesorar a las escuelas que hab¨ªan mostrado su inter¨¦s en conocer el sistema Amara Berri. Hoy existe en el Pa¨ªs Vasco una red de 20 centros que ense?an bajo los mismos par¨¢metros de este colegio, que tiene, adem¨¢s, estrechas relaciones con varias escuelas de Canarias, Catalu?a, Navarra y Zaragoza.
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