Una reforma t¨ªmida
En pol¨ªtica econ¨®mica, el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero no se est¨¢ caracterizando por la realizaci¨®n de reformas radicales. Pese a que est¨¢n perfectamente identificados los ¨¢mbitos donde son necesarias, opta, sin embargo, por movimientos discretos, muy prudentes, preferiblemente pactados con los agentes econ¨®micos y sociales relevantes. La reforma fiscal, la del mercado de trabajo o ahora la del sistema de pensiones parecen responder a ese gradualismo, en ocasiones demasiado t¨ªmido a tenor de la severidad de los problemas que trata de afrontar.
Garantizar la viabilidad del sistema p¨²blico de pensiones es, sin duda, una de las m¨¢s importantes tareas de cualquier gobierno avanzado. A pesar de la excelente situaci¨®n financiera por la que atraviesa actualmente la Seguridad Social espa?ola, no est¨¢ garantizado que dentro de 10 a?os puedan atenderse completamente las obligaciones con aquellos ciudadanos cuya jubilaci¨®n est¨¢ prevista a partir de entonces. Poder satisfacerlas es el principal objetivo de esa reforma acordada esta semana por el Gobierno, la patronal y los sindicatos, aunque las medidas adoptadas no pueden considerarse, ni mucho menos, definitivas para la cobertura de tal pretensi¨®n. En cierta medida, se ha perdido la oportunidad para llevar a cabo un cambio m¨¢s duradero y tranquilizador.
La soluci¨®n m¨¢s eficaz -y tambi¨¦n la m¨¢s reclamada por los expertos- a los riesgos de insuficiencia de recursos para atender los pagos de pensiones es la ampliaci¨®n del periodo de cotizaci¨®n, desde los 15 a?os en que est¨¢ fijado actualmente. Lo que hace la reforma en este punto es retocar ese lapso de tiempo: se elimina el c¨®mputo de las pagas extraordinarias, que dejaba el periodo efectivo de cotizaci¨®n en menos de 13 a?os. Otra soluci¨®n complementaria a la anterior es prolongar la vida laboral, y Ejecutivo y agentes sociales han perge?ado algunos incentivos a la misma, as¨ª como disuadir parcialmente las jubilaciones anticipadas. En estos dos aspectos, ampliaci¨®n de la vida laboral y del periodo m¨ªnimo de cotizaci¨®n, la reforma que va a ser solemnizada pr¨®ximamente en La Moncloa deber¨ªa haber sido m¨¢s ambiciosa.
Se ha aprovechado el acuerdo actual para fusionar los reg¨ªmenes agrario y de empleados del hogar en el r¨¦gimen general, adem¨¢s de extender la pensi¨®n de viudedad a las parejas de hecho, satisfechos unos requisitos de convivencia (un periodo no inferior a dos a?os) y dependencia econ¨®mica; hasta ahora, salvo sentencia judicial favorable, las parejas de hecho no ten¨ªan derecho a pensi¨®n de viudedad. Pero son retoques todos ellos que no eliminan el problema esencial, el de la inquietud ciudadana y la obligaci¨®n de los gobiernos en garantizar la solvencia financiera del sistema p¨²blico de pensiones.
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