?C¨®mo debe abordar Espa?a el fen¨®meno de las bandas latinas?
Control en las fronteras, seguimiento de los individuos sospechosos y aplicaci¨®n hasta las ¨²ltimas consecuencias de la ley. Si es necesario, que se endurezcan las penas. Gavilani.
Lo que no se puede es incentivar la seguridad privada como hizo el Gobierno de Josemari en detrimento del n¨²mero de polic¨ªas y guardias civiles. La se?a de identidad de las bandas es su crueldad, pero no ofrecen a los expertos dificultades extraordinarias. Las leyes que tenemos son suficientes para protegernos. Eso s¨ª, deben ser seguidos por la polic¨ªa en todas sus actividades. Pepi?o.
Pese a no tener que enfrentarse al obst¨¢culo de la lengua, se ha creado un problema de "no plena integraci¨®n" dentro de nuestra sociedad de sectores de la inmigraci¨®n latina. Esto es debido a las diferencias laborales (y, por consiguiente, econ¨®micas) entre los ciudadanos espa?oles y los suramericanos, y al bajo inter¨¦s que se le ha dado a la escuela como instituci¨®n integradora de estos grupos. Sin descartar soluciones restrictivas a corto plazo, hay que apostar a largo plazo por aquellas que inciden en el poder de la escuela como elemento integrador y socializador. RepublicaYa.
Severo cumplimiento de penas, expulsi¨®n del pa¨ªs y p¨¦rdida de derechos a t¨ªtulo vitalicio de reagrupaci¨®n familiar. Isle?o.
Tenemos la friolera de sesenta y un mil reclusos en Espa?a, o sea que nos estamos gastando un past¨®n para nada, puesto que est¨¢ reconocido que el que entra malo sale peor. ?Soluci¨®n? Aplicar la primera ley de la humanidad: ganar¨¢s el pan con el sudor de tu frente. Pujol propuso algo as¨ª como que los reclusos cubran al menos sus gastos y los de sus guardianes. Y si son extranjeros, cuando cumplan su condena, extradici¨®n. Matxorri.
Tenemos guardias municipales que cobran un past¨®n, se hartan de hacer cursillos de psicolog¨ªa y no sirven para nada. Los ricos se compran limpieza y tranquilidad en sus urbanizaciones caras, y las capas medias est¨¢n pensando en votar a la extrema derecha. Balmes At¨®nito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.