M¨¢s garant¨ªas para los ayuntamientos

"Esto de la inspecci¨®n de los sistemas y las torres de refrigeraci¨®n lo tienen que asumir los ayuntamientos. A partir de ah¨ª, ap¨¢?atelas como puedas. Busca los recursos necesarios, los t¨¦cnicos, y p¨¢galo...". Celestino Corbacho, presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona y alcalde de L'Hospitalet de Llobregat, explicaba de esta forma la instrucci¨®n que le dio la Generalitat al Ayuntamiento que gobierna desde hace unos a?os cuando se produjo un brote de legionela. Y el ejemplo ven¨ªa a colaci¨®n porque los ayuntamientos asumen servicios y responsabilidades por ser la Administraci¨®n m¨¢s cercana, pero sin tener resuelta la financiaci¨®n. De todo ello no se hablaba en el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a de 1979.

En realidad, aquel texto estatutario apenas hablaba de la Administraci¨®n: dos art¨ªculos y poca cosa m¨¢s; uno de ellos -bajo el t¨ªtulo de R¨¦gimen local-, sobre las alteraciones de t¨¦rminos municipales, su denominaci¨®n oficial y la de los top¨®nimos, y el segundo reconoc¨ªa a los ayuntamientos la competencia en los tributos que le eran propios.

?Y a qu¨¦ se deb¨ªa tan escueta menci¨®n? ?Es que el legislador no ten¨ªa en cuenta los gobiernos locales? "Para empezar, porque los ayuntamientos ya funcionaban desde hac¨ªa tiempo y porque en aquel momento -en plena transici¨®n y con los primeros consistorios democr¨¢ticamente constituidos- se trataba de sentar las bases de un Gobierno nuevo, el catal¨¢n, ya que la Generalitat era todav¨ªa provisional", recuerda Ferran Torres, vicesecretario general de la Diputaci¨®n de Barcelona.

El texto del Estatuto que se someter¨¢ a refer¨¦ndum el pr¨®ximo 18 de junio tiene un cap¨ªtulo entero, el sexto, dedicado al gobierno local, y otro espec¨ªfico sobre las finanzas de esos gobiernos. Pero no necesariamente lo prolijo significa, por fuerza, ir a mejorar. Lo esencial son tres aspectos: el nuevo texto precisa cu¨¢les son las competencias de los ayuntamientos, se compromete a que cualquier competencia nueva o servicio vaya acompa?ado de la financiaci¨®n que le corresponda y reconoce el r¨¦gimen especial de Barcelona y el de los otros organismos locales supramunicipales, en el que se tiene que incluir el ¨¢rea metropolitana de Barcelona.

"Luego, lo cierto es que hay muchas cosas que depender¨¢n de c¨®mo se desarrollen m¨¢s adelante. Por ejemplo, la ley de finanzas locales que deber¨¢ aprobar el Parlament en el futuro", apunta Jos¨¦ Cuervo, regidor del Ayuntamiento de Barcelona, que ha seguido de cerca la evoluci¨®n del tratamiento de los gobiernos locales en la redacci¨®n del nuevo Estatuto. "Ya veremos", apunta, "c¨®mo se resuelve el fondo de cooperaci¨®n local o la cuesti¨®n de la distribuci¨®n de los tributos".

Y si este asunto est¨¢ abierto, m¨¢s indefinida est¨¢ todav¨ªa la organizaci¨®n territorial en el texto estatutario, que remite la organizaci¨®n de la veguer¨ªa y su consejo y el de la comarca a futuras leyes.

El resultado final no ha logrado convencer ni a los defensores de las tesis m¨¢s municipalistas -principalmente alcaldes del ¨¢rea metropolitana, pero tambi¨¦n, por ejemplo, el alcalde de Lleida, ?ngel Ros- ni a los de las tesis del arco nacionalista -ERC y CiU en gran medida-, que siempre han sido reticentes a reconocer la capacidad de los gobiernos locales, a los que en todo momento se ha querido tutelar. Algo que se repite en otras comunidades espa?olas, donde tambi¨¦n es todo un cl¨¢sico el que una administraci¨®n mire con el rabillo del ojo a la otra.