Arquitectura y nada m¨¢s
?sa, "arquitectura y nada m¨¢s", fue la frase con que Jean Nouvel zanj¨® la oleada de preguntas con que los periodistas trataban de saber en cu¨¢ntos d¨ªas hab¨ªa realizado el proyecto que sali¨® vencedor del concurso planteado en Can Domenge de Palma de Mallorca, la ¨²ltima de las grandes operaciones inmobiliarias que est¨¢n liquidando el patrimonio urban¨ªstico del pa¨ªs. Una finca urbana, de propiedad p¨²blica, de m¨¢s de 50.000 metros cuadrados pas¨® de dedicarse a viviendas de protecci¨®n oficial a urbanizaci¨®n "de car¨¢cter mediterr¨¢neo" (Nouvel dixit) con 600 nuevas viviendas, para constituir as¨ª el nuevo Parc Mallorca. Todo bajo la bendici¨®n de la inefable Maria Ant¨°nia Munar, l¨ªder de Uni¨® Mallorquina y presidenta del Consell Insular gracias a su alianza con el Partido Popular. El arquitecto ("genio", en palabras de Munar) afirm¨® que su intenci¨®n ha sido "crear una pieza urbana para que la gente est¨¦ orgullosa de vivir ah¨ª". Los periodistas reclamaban explicaciones ante la inusual y sospechosa rapidez con que se plante¨® el concurso y la forma en que se resolvi¨®. Las condiciones del concurso eran m¨¢s bien curiosas: se fij¨® un precio m¨¢ximo, 30 millones de euros (cuando lo habitual es fijar un precio m¨ªnimo); los requisitos y plazos del concurso eran muy complicados, pero se pod¨ªan obviar depositando 800.000 euros; era un m¨¦rito que el aspirante fuera promotor y constructor simult¨¢neamente, y que tuviera un certificado de calidad. Todo parec¨ªa indicar que se estaba pensando en alguien. Para colmo, el concurso sali¨® publicado el 3 de enero y se fijaba un plazo de 10 d¨ªas laborables para la entrega de los proyectos. A pesar de todo ello, Jean Nouvel se present¨® al concurso junto con arquitectos locales y una empresa constructora. N¨²?ez y Navarro, que estaba dispuesta a pagar el doble por los terrenos, qued¨® fuera. El concurso fue ganado por Jean Nouvel y las empresas que le acompa?aban. El Consell Insular aprob¨® el pasado lunes 5 de junio, D¨ªa Internacional del Medio Ambiente, el Plan de Can Domenge y el tambi¨¦n pol¨¦mico proyecto de Son Espases. Gan¨® "la arquitectura mediterr¨¢nea".
Sigamos hablando de "arquitectura mediterr¨¢nea". El s¨¢bado 3 de junio en Valencia se manifestaban un centenar de entidades y varios miles de personas organizadas en la plataforma Comprom¨ªs pel Territori (www.compromispelterritori.org) y bajo el lema Pel nostre futur: defensem el territori. La plataforma exige "una alternativa econ¨®mica y social que respete el territorio, racionalice la gesti¨®n del agua, los recursos, la energ¨ªa y los residuos, propicie una pol¨ªtica social de vivienda, enderece la agricultura y garantice la participaci¨®n". Y todo, a partir de una ley "elaborada por los ciudadanos, que pueda frenar la especulaci¨®n, proteger el medio y el patrimonio". Proponen una moratoria urban¨ªstica mientras exigen: "Paremos la destrucci¨®n para pensar qu¨¦ pa¨ªs queremos". El mismo s¨¢bado 3 de junio unos miles de personas se manifestaban en Murcia bajo el lema Murcia no se vende. En el manifiesto en el que decenas de entidades convocaban la marcha se afirmaba: "Hoy en la regi¨®n de Murcia estamos viviendo una encrucijada. De una parte, tenemos el camino que nos ofrece la hermandad del hormig¨®n, formada por buena parte de las ¨¦lites gobernantes y las grandes empresas inmobiliarias y constructoras, que pretenden convertir a la regi¨®n de Murcia en un solar ocupado por resorts, campos de golf y urbanizaciones. De otra, tenemos el camino de un desarrollo que respete, cuide y trate con inteligencia nuestro territorio, nuestros paisajes tradicionales, nuestros valores culturales y sociales, nuestros recursos naturales, nuestra biodiversidad y nuestra calidad de vida" (www.murcia-no-se-vende.blogspot.com).
En estas manifestaciones, como vemos, late una misma preocupaci¨®n: frenar la agresiva din¨¢mica del monocultivo del ladrillo, que sit¨²a a los agricultores en una tr¨¢gica encrucijada: o vender la tierra o empobrecerse con un trabajo del campo sin futuro, y genera muchas otras consecuencias medioambientales, sociales y de concepci¨®n de la vida y del progreso. El dinero que se mueve en esas operaciones es de tal calibre que parece justificarlo todo, tanto la osad¨ªa y desverg¨¹enza de los dirigentes del Partido Popular y sus aliados en muchos lugares a la hora de aprobar proyectos multimillonarios, como la falta de transparencia y la permisividad con que act¨²an algunos partidos situados a su izquierda cuando son ellos los que gobiernan. Una buena parte de la poblaci¨®n ve con estupor el proceso, ya que las consecuencias, en forma de burbuja inmobiliaria, provocan incrementos significativos de la desigualdad y hacen cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil el acceso a la vivienda. Aspecto este que fue de nuevo recordado el pasado domingo por la reci¨¦n estrenada Asamblea contra la Precariedad y por una Vivienda Digna, que lleva varios fines de semana reuniendo j¨®venes en diversas plazas c¨¦ntricas del pa¨ªs y que ha vuelto a convocar una nueva demostraci¨®n en varias ciudades de Espa?a para el domingo 2 de julio.
Es significativo recordar que, a pesar de que sean muchos los interesados y afectados en esa excesiva, abusiva e incontrolada urbanizaci¨®n del suelo, la legislaci¨®n s¨®lo reconoce el derecho a participar en el proceso a las "personas afectadas". Es decir, a los propietarios de los terrenos implicados, a los promotores y poca cosa m¨¢s. Los afectados reales son, evidentemente, muchos m¨¢s. Pero su afectaci¨®n o preocupaci¨®n por los efectos de todo ello, por esa imposici¨®n fan¨¢tica de una sola idea de progreso, no tiene cauce participativo alguno. La creciente falta de legitimidad de muchas de esas actuaciones urban¨ªsticas y la avidez con que se afrontan, como si cada d¨ªa de retraso pudiera cerrar las puertas a esos fant¨¢sticos pelotazos, aconseja a algunos acudir a blindar sus propuestas con nombres de arquitectos estrella, personajes que aparecen justo a tiempo para las fotos y la rueda de prensa, mientras el decisor pol¨ªtico y los promotores tratan de refugiarse a su sombra. Y es entonces, cuando los focos se dirigen al "genio" y cuando algunas cuestiones tratan de averiguar que hay detr¨¢s de todo ello, cuando surge la frase: "Aqu¨ª he venido a hablar de arquitectura y nada m¨¢s". Pues ya ser¨ªa hora de que habl¨¢ramos de arquitectura y de algo m¨¢s.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.