La Iglesia y el Estatuto
No creo que nadie deba sorprenderse por el comunicado emitido por los Obispos del Sur sobre la proposici¨®n de ley de reforma del Estatuto de Autonom¨ªa para Andaluc¨ªa. Yo dir¨ªa incluso que habr¨ªa que agradecer a los obispos el que se hayan pronunciado p¨²blicamente sobre el mismo, porque es una manifestaci¨®n de coherencia que debe ser valorada en lo que vale en los tiempos que corren.
Los Obispos del Sur vienen a reiterar en su comunicado la doctrina de siempre de la Iglesia cat¨®lica sobre determinados extremos, en los que ella considera que es la depositaria de la doctrina correcta, en la medida en que dicha doctrina es expresi¨®n de la ley natural y que los Estados carecen de legitimidad para regular dichos extremos de manera distinta. Esta ha sido la posici¨®n de siempre de la Iglesia cat¨®lica y es lo que los Obispos del Sur reiteran con ocasi¨®n de la tramitaci¨®n de la reforma estatutaria andaluza, recordando a los "cat¨®licos" la "obligaci¨®n moral" de oponerse "a cualquier intento de legislaci¨®n contrario a los derechos fundamentales".
Insisto. Me parece bien que la jerarqu¨ªa cat¨®lica sea coherente y ejerza su derecho fundamental a la libertad religiosa y la libertad de expresi¨®n, record¨¢ndole a los cat¨®licos en particular sus obligaciones como miembros de la Iglesia e inform¨¢ndonos a los ciudadanos en general de lo que una instituci¨®n tan importante como ella en nuestra sociedad opina sobre la reforma de la norma en la que descansa nuestra convivencia.
Lo que yo echo de menos es que los poderes p¨²blicos civiles act¨²en con la misma coherencia con que lo hace la jerarqu¨ªa de la Iglesia. Esto es lo que la sociedad espa?ola est¨¢ necesitando de manera perentoria. La redacci¨®n de la proposici¨®n de ley de reforma del Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa va en esa direcci¨®n. El comunicado de los Obispos del Sur es una prueba de ello. Los poderes p¨²blicos est¨¢n haciendo en este caso lo que tienen que hacer: legislar para todos, esto es, haciendo abstracci¨®n de las creencias religiosas, que es un asunto de la conciencia de cada uno, aunque el ejercicio de esas creencias tenga una dimensi¨®n "comunitaria", como expresamente se reconoce en el art¨ªculo 16 de la Constituci¨®n. Pero es un asunto "privado" en el sentido de que no debe tener una dimensi¨®n "estatal".
Pero la actuaci¨®n coherente de los poderes p¨²blicos no deber¨ªa circunscribirse a la elaboraci¨®n de la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa, sino que deber¨ªa tener alcance general. No se entiende que los poderes p¨²blicos sigan aceptando que sus relaciones con la Iglesia Cat¨®lica est¨¦n regulados por unos Acuerdos, que aunque son formalmente posconstitucionales, ya que fueron suscritos en enero de 1979, materialmente no lo son y que tienen dif¨ªcil encaje en la Constituci¨®n espa?ola. No se entiende que todav¨ªa estemos d¨¢ndole vueltas a la clase de religi¨®n en la ense?anza p¨²blica, incluida la concertada, en unos t¨¦rminos que son incompatibles con la naturaleza del Estado constitucional en cuanto forma pol¨ªtica.
El comunicado de los Obispos del Sur es un recordatorio de la separaci¨®n de la Iglesia y el Estado. Los obispos reivindican su autonom¨ªa para pronunciarse sobre aquellos asuntos que estiman pertinente. La misma autonom¨ªa deber¨ªa de presidir la conducta de los poderes p¨²blicos, poniendo fin a excrecencias predemocr¨¢ticas de naturaleza religiosa que todav¨ªa contaminan la organizaci¨®n de nuestra convivencia.
Sean, pues, bienvenidos los obispos al debate. Est¨¢n cumpliendo con su obligaci¨®n. Esperemos que los poderes p¨²blicos cumplan con la suya.
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