Las murallas de Totti
El capit¨¢n italiano afronta el torneo como su ¨²ltima posibilidad de consagrarse fuera de Roma
Francesco Totti es tan romano que su estructura mental se podr¨ªa definir con lo que el arquitecto Marcello Piacentini denomin¨® "neoclasicismo simplificado". Vive como un c¨®nsul de la Rep¨²blica, pero sin ornato. Es vecino del EUR, el barrio futurista que Piacentini dise?¨® por encargo de Mussolini, y dicen que su casa tiene dos puertas que dan a la calle, pero que ¨¦l siempre sale por la misma. Siempre a la hora prevista. Los d¨ªas de partido, los d¨ªas libres, los d¨ªas de entrenamiento, para cada actividad se fija un horario y un ritmo. Para ir a caminar con su hijo tambi¨¦n tiene una costumbre de hierro, lo mismo que para comprar zapatos en la zapater¨ªa de toda la vida, tomarse un caf¨¦ en la cafeter¨ªa de sus amigos o cortarse el pelo en la peluquer¨ªa donde se lo cortaban cuando era un mocoso. Cuando sale a pasear lo hace por la misma acera de siempre y nunca va demasiado lejos.
Queda por ver si a Totti le afecta el esc¨¢ndalo del 'calcio' y la ¨²ltima grave lesi¨®n que sufri¨®
Totti reserva las aventuras para la cancha. All¨ª posee un don ¨²nico para encontrar salidas limpias cuando todos los caminos parecen cortados. En su casa de Roma es distinto. Tal vez porque no le queda m¨¢s remedio. Totti nunca sale del EUR si no va de inc¨®gnito. A veces se pone el casco, se monta en su vespino, y recorre las calles de la Roma vieja inadvertido, como cuando era un adolescente. Sus conciudadanos son gente muy expresiva y ¨¦l es tan querido que su presencia provocar¨ªa tumultos. "Mi mayor sue?o", ha dicho; "es tomarme un cappuccino en Piazza di Spagna con mi esposa".
Hoy en Hannover, ante Ghana, el mejor futbolista italiano comenzar¨¢ a jugar mucho m¨¢s que un Mundial. A sus 29 a?os se le agotan las posibilidades de ganarse el reconocimiento que su talento merece fuera de la muralla Aureliana. La ocasi¨®n exige gran car¨¢cter. La vieja estructura del f¨²tbol italiano se deshace entre investigaciones judiciales y esto supone un grado de presi¨®n extra en un momento de grave confusi¨®n moral. La selecci¨®n ha recibido la onda expansiva y se siente obligada a responder. Queda por ver si a Totti lo afecta. Tambi¨¦n habr¨¢ que comprobar su nivel competitivo despu¨¦s de la entrada que le rompi¨® el tobillo y la tibia izquierda hace cuatro meses. Es el precio que tuvo que pagar por jugar en un club meridional: los ¨¢rbitros, hoy seriamente cuestionados por la justicia penal, nunca lo protegieron. Y Totti no quiso dejar el Roma por el Juventus o el Milan. En 2002 tampoco quiso fichar por el Real Madrid.
Si Totti es un futbolista ignorado por la burocracia, Del Piero es su protegido. Juega en el Juventus y es amigo de Luciano Moggi. Hasta hace un mes, cuando los fiscales le dieron caza, Moggi fue el hombre m¨¢s influyente del calcio. La prensa, los ¨¢rbitros, todas las instancias administrativas del f¨²tbol italiano, se encargaron durante la ¨²ltima d¨¦cada de defender a Del Piero. En el Mundial de Francia, Cesare Maldini, el seleccionador, no dud¨® en ponerlo en el equipo titular a pesar de que estaba fuera de forma. En el banquillo se qued¨® la mejor versi¨®n de Zola mirando c¨®mo Del Piero fracasaba. Consciente de que en Alemania se despedir¨¢ del f¨²tbol de alto nivel, Del Piero ha vuelto a reclamar un sitio. "Soy como Aquiles", dijo. "Lo importante no es cu¨¢nta guerra se hace sino c¨®mo. Y yo estoy al cien por cien".
Del Piero no se recupera de una lesi¨®n grave como Totti, pero ya no cuenta con el respaldo de Moggi, ni tiene 20 a?os, ni lo espera otra cosa que el descenso con la Juve, a la serie B, o m¨¢s abajo. Totti est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s fuerte y sus compa?eros ya no dudan de su capacidad, como sucedi¨® en 2002. En Corea el entonces capit¨¢n de la selecci¨®n, Paolo Maldini, le hizo saber que no le gustaban sus particularismos. Maldini no entendi¨® que el romano necesitaba ir al campeonato con su masajista, con su gente de confianza, con su ciudad a cuestas. Como ahora. Totti viaja por Alemania con Vito Scala, un hombre orondo y sombr¨ªo que hace las veces de conexi¨®n con Floria, la matriarca, es el masajista, el preparador f¨ªsico, el secretario, el amigo.
El h¨¢ndicap de Totti es que, de alg¨²n modo, nunca sali¨® de Roma. Ahora viaja por Alemania con el Campidoglio sobre sus hombros, y as¨ª es dif¨ªcil. Abrumado o marginado, no consigui¨® brillar en ning¨²n torneo internacional. Se fue de Corea expulsado y lo expulsaron de la Eurocopa de Portugal por un salivazo. Pero el f¨²tbol, como dice Maradona, "siempre da revancha". Si Totti aspira a ganarse un lugar entre los 'fantasistas' que llevaron a Italia a la final de una Copa del Mundo, junto con Baggio, Antognoni, Mazzola, Meazza o Piola, hoy comienza su desaf¨ªo.
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