Las subidas del petr¨®leo no deben frenar la creaci¨®n de empleo
El autor realiza un an¨¢lisis de la crisis del petr¨®leo y compara el impacto que tiene en Espa?a con los pa¨ªses de su entorno europeo.
El proceso de incremento de los precios del crudo, iniciado en el segundo trimestre de 2004, ha provocado lo que algunos denominan como tercera crisis del petr¨®leo. Las crisis anteriores se remontan a 1973 y 1978, en contextos socioecon¨®micos muy diferentes. Adem¨¢s, mientras que aquellas crisis se sustanciaron con dr¨¢sticos recortes de la oferta, en la actualidad confluyen limitaciones duraderas de la oferta con aumentos en la demanda.
El fuerte desarrollo de las econom¨ªas emergentes, encabezadas por China, India (8%) y otros pa¨ªses de Asia, es uno de los factores que m¨¢s influyen en el incremento de consumo energ¨¦tico. Por ello, y sin olvidar las restricciones de la oferta, es previsible que no haya freno a medio plazo al aumento de la demanda. Si se compara con las crisis pasadas, la situaci¨®n actual ofrece, por compensaci¨®n, factores positivos, como es que las econom¨ªas desarrolladas se encuentran mejor preparadas para soportar un shock, tras un largo periodo de crecimiento. Adem¨¢s, la dependencia petrol¨ªfera ha disminuido, al diversificar las fuentes energ¨¦ticas (aunque no todo lo deseable). Por otro lado, la mayor apertura del comercio y de la competencia impiden una traslaci¨®n inmediata de costes al consumidor en numerosos sectores, sobre todo el industrial.
Espa?a deber¨¢ abordar sin demora la modernizaci¨®n de sus estructuras productivas
Con todo, una de las diferencias que constatan la mayor¨ªa de expertos, y una de las m¨¢s preocupantes, es que el actual encarecimiento ser¨¢ permanente, es decir, conforma un nuevo escenario en el mercado que exigir¨¢ cambios estructurales en las econom¨ªas de los pa¨ªses. En definitiva, parece previsible que el precio del barril no bajar¨¢ en un futuro y tiende a superar los 80 d¨®lares.
Es preciso observar que la evoluci¨®n del precio del crudo en d¨®lares constantes de 2006, es decir, descontando la inflaci¨®n, no ha alcanzado la cota de noviembre de 1979, puesto que los 42 d¨®lares a los que lleg¨® entonces equivalen, aproximadamente, a 111 d¨®lares de ahora. Estos datos matizan el proceso actual y, sin restarle trascendencia, contribuyen a explicar por qu¨¦ las econom¨ªas no acusan a¨²n la imparable subida de los precios del crudo.
En el contexto de moderado crecimiento de Europa, Espa?a destaca con un ritmo superior, acompa?ado por un aumento del empleo que ha permitido reducir la tasa de paro hasta un porcentaje similar al de la zona euro. Sin embargo, el aumento del empleo y de la producci¨®n ha ido ligado a subidas tambi¨¦n superiores del nivel general de precios. El ejercicio 2005 cerr¨® con una tasa media anual de variaci¨®n del IPC de 3,4%, frente al 2,2% de la zona euro. Este comportamiento diferencial del IPC hace a la econom¨ªa espa?ola m¨¢s vulnerable a la subida del petr¨®leo.
En 2005, petr¨®leo y gas representaron el 70% de la energ¨ªa primaria consumida por Espa?a, un nivel mucho m¨¢s alto que el promedio europeo actual (alrededor del 64%) y un indicador de que Espa?a es incluso m¨¢s dependiente de los principales hidrocarburos que los dem¨¢s pa¨ªses avanzados. De hecho, sin un cambio en la pol¨ªtica energ¨¦tica y en las pautas de consumo de sus empresas, la demanda seguir¨¢ creciendo a ritmos superiores a la media mundial.
Los efectos de una subida del precio del crudo sobre la inflaci¨®n son, junto a los inducidos sobre el d¨¦ficit exterior, los m¨¢s inmediatos y directos, sobre todo en los pa¨ªses fuertemente dependientes como es el nuestro. Espa?a es en la actualidad el pa¨ªs con la inflaci¨®n m¨¢s elevada de toda la Uni¨®n Monetaria, y el cuarto de la UE. A una mayor incidencia de los precios energ¨¦ticos sobre el IPC, Espa?a aporta una inflaci¨®n estructural m¨¢s elevada y persistente, que tiene su causa fundamental en la escasa competencia de algunos mercados, esencialmente en los servicios.
En sectores poco abiertos, la falta de competidores dota de cierto poder de monopolio a las empresas. De hecho, no es el efecto del precio del crudo el que explica el end¨¦mico diferencial de inflaci¨®n con la media de la UE, sino el funcionamiento ajeno a la competencia de esos mercados que, en general, no se ven afectados directamente por la evoluci¨®n del petr¨®leo. En este sentido, ser¨ªan deseables actuaciones p¨²blicas para mejorar la eficiencia en mercados que afectan a sectores de car¨¢cter estrat¨¦gico como son el energ¨¦tico, el transporte o las telecomunicaciones.
Sobre el empleo, la crisis de 1979 en la econom¨ªa espa?ola afect¨® considerablemente. La tasa de paro se duplic¨® en menos de tres a?os, pasando del 6,5% en el primer trimestre de 1978 al 13,4% en el mismo trimestre de 1981, aunque hay que tener en cuenta otros factores que entraron en juego en esta etapa. Despu¨¦s de esa crisis, en ninguna de las tensiones petrol¨ªferas se registraron efectos negativos significativos en el empleo.
Hoy, a pesar del aumento del empleo, existen debilidades estructurales como son un exceso de temporalidad y una a¨²n escasa participaci¨®n de la mujer y de otros colectivos en el mercado de trabajo. Detr¨¢s de estos puntos d¨¦biles se encuentra una estructura productiva con elevada especializaci¨®n en sectores de bajo valor a?adido y tecnol¨®gico, basada en un modelo ya obsoleto con urgentes necesidades de inversi¨®n y modernizaci¨®n en I+D+i, calidad, medio ambiente, energ¨ªa, educaci¨®n y formaci¨®n.
Para que futuras subidas de los precios no afecten desfavorablemente al tejido productivo es necesario incrementar la eficiencia energ¨¦tica de las empresas espa?olas y mejorar la productividad. Un consumo m¨¢s eficiente de energ¨ªa supondr¨ªa mayor capacidad de absorci¨®n por las empresas del incremento del coste de producci¨®n derivado del encarecimiento del crudo.
El modelo de fijaci¨®n de los salarios en la negociaci¨®n colectiva est¨¢ siendo, sin duda, un activo esencial en el proceso de crecimiento sostenido de nuestra econom¨ªa y contribuye a que los efectos del shock petrol¨ªfero no se transmitan a los costes laborales en su intensidad. Este modelo, al tener como referencia de evoluci¨®n de precios la previsi¨®n del Gobierno (fijada en la actualidad en el 2%), posibilita que las tensiones inflacionistas no tengan mayores efectos indeseables. Y la utilizaci¨®n de esta referencia es posible gracias a la inclusi¨®n de cl¨¢usulas de revisi¨®n, que pretenden preservar los aumentos del salario real pactados libremente.
Sin embargo, puesto que todav¨ªa hay trabajadores sin convenio y que muchas de las cl¨¢usulas de revisi¨®n pactadas no recuperan totalmente la desviaci¨®n de inflaci¨®n, lo cierto es que desde 1999 esta recuperaci¨®n de la desviaci¨®n es tan s¨®lo algo superior a un tercio del total. Es decir, por cada punto de aumento del IPC por el del precio del crudo, los salarios s¨®lo se incrementan, aproximadamente, un 0,3%.
El poder adquisitivo de los asalariados es, por tanto, erosionado directamente por los aumentos del precio del crudo. Como es habitual, son los trabajadores quienes realizan el mayor esfuerzo, asumiendo los efectos de la crisis. Los sindicatos demandamos un permanente compromiso de los empresarios y del Gobierno para que las cargas se repartan de manera proporcionada. A los empresarios les compete abordar con decisi¨®n el inaplazable cambio de modelo productivo, apostando por una mayor competitividad, a trav¨¦s de un aumento de la estabilidad del empleo y un mayor desarrollo tecnol¨®gico. Al Gobierno, reforzar el progreso social con mayores inversiones en educaci¨®n, formaci¨®n, investigaci¨®n e infraestructuras.
En este marco desarrollamos el proceso de di¨¢logo social que ya ha dado resultados positivos y que deber¨¢ ofrecer sus mejores frutos en los pr¨®ximos a?os gracias al Acuerdo para la Mejora del Crecimiento y el Empleo y la Ley de Igualdad.
De esta crisis, como de todas, se puede salir fortalecido. Espa?a deber¨¢ abordar sin demora la modernizaci¨®n de sus estructuras productivas, con empresas innovadoras, abiertas al exterior, que ofrezcan empleos de calidad, bien remunerados y con formaci¨®n permanente. Todo ello en el marco de una pol¨ªtica energ¨¦tica que corrija las deficiencias, diversificando las fuentes, propiciando el ahorro y respetando el medio ambiente.
C¨¢ndido M¨¦ndez Rodr¨ªguez es secretario general de UGT.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.