'La vida de los dem¨¢s' retrata los a?os ochenta en la RDA
C¨®mo se comporta una persona cercada por un muro de mentiras cara a la verdad y la libertad? ?sta es la pregunta central de la pel¨ªcula m¨¢s exitosa de Alemania de la temporada, Das Leben der Anderen (La vida de los dem¨¢s), del guionista y director Florian Henckel von Donnersmarck (Colonia, 1973).
Un cr¨ªtico del semanario alem¨¢n Der Spiegel dijo que esta pel¨ªcula es la primera tras comedias como Good Bye, Lenin! y Sonnenallee que estudia "sin nostalgia (...) y sin armar jaleo folcl¨®rico el n¨²cleo de la desaparecida RDA", que consist¨ªa en "la intimidaci¨®n y la represi¨®n de sus ciudadanos en nombre de la seguridad del Estado".
Von Donnersmarck escribi¨® La vida de los dem¨¢s porque le extra?aba que la RDA serv¨ªa hasta ahora de esquema a comedias, "pese a los muertos en el muro". Los recuerdos del autor de los temores que percib¨ªa de sus padres cuando atravesaban la frontera al Este de Berl¨ªn para ver a parientes le llevaron a finalizar sus estudios cinematogr¨¢ficos con este filme. A la experiencia personal se unieron una minuciosa investigaci¨®n, el estudio de las actas de la Stasi, entrevistas con ex esp¨ªas y v¨ªctimas, y el rodaje en lugares originales. El filme gan¨® siete premios del Cine Alem¨¢n, entre ellos los de mejor pel¨ªcula y direcci¨®n.
La RDA de los a?os ochenta aparece como un mundo gris poblado de funcionarios que oprimen la libertad de pensamiento. El esp¨ªa Gerd Wiesler (Ulrich M¨¹he) recibe en 1984 el encargo de observar a una pareja de artistas. Instala micr¨®fonos en su casa y documenta los detalles de su vida desde el ¨¢tico del edificio que habitan. Cumple Wiesler la orden del ministro de Cultura. ?ste busca un pretexto para deshacerse de su rival, el dramaturgo Georg Dreymann, quien es, al comienzo, fiel al r¨¦gimen. El ministro pretende conquistar a la mujer de Dreymann, la actriz Crista-Mar¨ªa Sieland (Martina Gedeck). La historia se centra en la metamorfosis de sus protagonistas.
Henckel von Donnersmarck habla de que, pese a la frialdad con la que operaban los polic¨ªas de la Stasi, exist¨ªa el "hombre bueno" y no importa si ello es cre¨ªble o no, porque le sirvi¨® para destapar los antagonismos de la vida detr¨¢s del tel¨®n de acero.
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