"Es dif¨ªcil saber qu¨¦ es la izquierda en un mundo tan confuso"
"Siguen calando los discursos antieuropeos que s¨®lo enfatizan los errores. No hay entusiasmo" "La izquierda no ha sabido transmitir la esencia del proyecto europeo como una utop¨ªa viable"Jorge Sempr¨²n (Madrid, 1923) fue nombrado ayer socio de honor de C¨ªrculo de Lectores por "su excepcional categor¨ªa como creador" y por su "trayectoria vital, que a¨²na el testimonio y el compromiso con los acontecimientos mayores que marcaron el siglo XX". En una sencilla ceremonia, en la que fue acompa?ado por numerosas personalidades del mundo de la cultura y la pol¨ªtica -estuvo Felipe Gonz¨¢lez, con quien Sempr¨²n fue ministro de Cultura entre 1988 y 1991-, el autor de La escritura y la vida recibi¨® la distinci¨®n tras escuchar la laudatio que pronunci¨® el escritor y diplom¨¢tico Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao. Jorge Sempr¨²n ha publicado hace muy poco Pensar en Europa (Tusquets), que re¨²ne diferentes art¨ªculos, conferencias y discursos, y El hombre europeo (Espasa), en el que reflexiona a dos voces junto a Dominique de Villepin, el primer ministro de Francia, sobre la historia, los valores y las complicaciones actuales de un proyecto que pasa por sus horas m¨¢s bajas.
"Es evidente que el proyecto europeo pasa por una fase de par¨¢lisis o de semipar¨¢lisis"
"Es necesario hacer un ejercicio de memoria hist¨®rica para entender el que Francia y Alemania se unieran"
"Siguen calando los discursos antieuropeos que s¨®lo enfatizan los errores. No hay entusiasmo"
"La izquierda no ha sabido transmitir la esencia del proyecto europeo como una utop¨ªa viable"
Fue en Buchenwald, en los escasos momentos en que los prisioneros del campo de concentraci¨®n ten¨ªan tiempo para sus cosas, donde Sempr¨²n escuch¨® hablar de una conferencia que Edmund Husserl, el creador de la fenomenolog¨ªa y una de las grandes personalidades de la intelectualidad jud¨ªa, hab¨ªa dictado en Viena en 1935 y en la que defendi¨® la idea de una Europa que era, antes que nada, una entidad espiritual, un ¨¢mbito supranacional fundado en la raz¨®n y el esp¨ªritu cr¨ªtico que hab¨ªa que defender y preservar frente al avance del odio y la barbarie.
Pregunta. ?A qu¨¦ atribuye el mal momento que atraviesa Europa?
Respuesta. El proyecto europeo pasa por una fase de par¨¢lisis o de semipar¨¢lisis. No conozco las razones profundas del voto negativo en Holanda en el refer¨¦ndum a prop¨®sito de la nueva Constituci¨®n, pero s¨ª me preocupa el no que dieron los franceses. Y es que Francia fue uno de los pa¨ªses m¨¢s importantes en la invenci¨®n de esa nueva Europa, cuando arranc¨® en torno al carb¨®n y al acero despu¨¦s de la II Guerra Mundial. No fue un invento de izquierdas, sino de los grupos democristianos, que convirtieron Alemania y Francia en el gran motor de un proyecto supranacional que hizo de la democracia uno de sus pilares esenciales.
P. Con Francia un tanto fuera de juego, ?c¨®mo relanzar esa Uni¨®n Europea que no deja de crecer?
R. El viejo motor que ha sostenido el proyecto europeo no se puede volver a poner en marcha tan f¨¢cilmente como si s¨®lo se tratara de girar la llave de un coche. Es necesario hacer un ejercicio de memoria hist¨®rica para entender lo que signific¨® que Francia y Alemania se unieran en un proyecto com¨²n superando las heridas de una guerra terrible. Es como si los cronistas del futuro hablaran del ¨¦xito de un proyecto en el que hubieran trabajado juntos israel¨ªes y palestinos, algo totalmente inconcebible en nuestros d¨ªas. La idea de Europa que inventaron esos pa¨ªses estuvo fundada en la reconciliaci¨®n y avanz¨® por encima de las ideolog¨ªas de los Gobiernos que, desde aquellos remotos a?os, presidieron tanto Francia como Alemania. Hoy, las cosas han cambiado. Los equilibrios entre los distintos pa¨ªses no son los mismos, ha habido una importante apertura hacia el Este, se ha distribuido el poder. Es necesario que otros pa¨ªses tengan un protagonismo mayor. Espa?a puede ser uno de ellos. Polonia, tambi¨¦n.
P. La Uni¨®n Europea sigue siendo para muchos ciudadanos una entidad abstracta que nada tiene que ver con sus vidas. En su libro con De Villepin hablan del deber de la audacia para luchar por una Europa mejor, m¨¢s libre.
R. Los j¨®venes, en t¨¦rminos pr¨¢cticos, viven ya en una Europa diferente y gozan de muchas de sus ventajas. Becas, viajes, no necesitan cambiar de moneda al trasladarse a un pa¨ªs distinto, ni ense?ar los pasaportes... Hay una pr¨¢ctica europea, pero los pol¨ªticos no han sabido capitalizarla. Y siguen calando los discursos antieuropeos que s¨®lo enfatizan los errores. No hay entusiasmo, y ¨¦se es el gran fracaso de los pol¨ªticos, que no han sabido rentabilizar y comunicar sus logros. En Espa?a todav¨ªa es posible que los ciudadanos se interesen por Europa porque las ventajas que se han conseguido desde 1986 son visibles. En Francia, en cambio, se atribuyen a Europa todos los males. En las ¨²ltimas elecciones presidenciales, ni Chirac, ni Jospin hablaron de Europa. S¨®lo lo hizo Fran?ois Bayrou, un candidato centrista, heredero de la corriente dem¨®crata cristiana que invent¨® el proyecto europeo.
P. La izquierda tambi¨¦n ha vivido de espaldas a Europa...
R. Es dif¨ªcil saber qu¨¦ es la izquierda en un mundo tan confuso como el nuestro. Es dif¨ªcil incluso explicar lo que significa ser de izquierdas cuando surgen problemas tan complejos como el de la inmigraci¨®n o el de la seguridad. La izquierda no ha sabido hacer de Europa una bandera de enganche, no ha sabido transmitir la esencia de su proyecto como una utop¨ªa necesaria y cercana y viable. Es posible que eso no sea m¨¢s que la herencia de la izquierda comunista, que siempre fue antieuropea.
P. Dominique de Villepin se ha visto cuestionado por el esc¨¢ndalo de las investigaciones irregulares que se hicieron a prop¨®sito de unos fondos ilegales depositados en el banco luxemburgu¨¦s Clearstream. ?No influyen estos episodios en el desprecio de los ciudadanos comunes por la tarea de los pol¨ªticos?
R. De Villepin no procede de la clase pol¨ªtica habitual, es un hombre sui g¨¦neris en ese mundo, y es tambi¨¦n diferente porque es, acaso, el ¨²nico que cree profundamente en Europa. Si Chirac ha defendido Europa lo ha hecho de manera pragm¨¢tica, m¨¢s como la proyecci¨®n de la Francia ideal en la que cree que como una realidad supranacional con sus propios valores. En el libro que he escrito con De Villepin, sus referencias y argumentos son muy diferentes a los m¨ªos, pero ambos compartimos la necesidad del proyecto europeo.
P. En su caso, ?c¨®mo surge su fascinaci¨®n por ese proyecto?
R. Mi caso es el de un antiguo leninista, que era, por tanto, antieuropeo, que descubre que con el proyecto de Europa se abre un horizonte posible para practicar una democracia radical. La transformaci¨®n se produce cuando me enfrento, siendo comunista, a la realidad espa?ola y descubro que es m¨¢s importante la democracia, incluso con capitalismo y mercado, que los hipot¨¦ticos logros sociales de una dictadura del proletariado.
P. Para muchos, detr¨¢s de la idea de Europa s¨®lo hay intereses econ¨®micos...
R. Se olvida con frecuencia el alma de Europa. Perm¨ªtame una confidencia biogr¨¢fica. Yo siempre quise dedicarme a la filosof¨ªa, ser un fil¨®sofo profesional. En el campo de concentraci¨®n de Buchenwald, un compa?ero jud¨ªo y austriaco me habl¨® de una conferencia que Husserl dict¨® en Viena en 1935. All¨ª trat¨® de Europa como una referencia espiritual que exist¨ªa m¨¢s all¨¢ de sus fronteras geogr¨¢ficas, y que se sosten¨ªa en la raz¨®n cr¨ªtica y en la raz¨®n democr¨¢tica frente al horroroso avance de la barbarie. Husserl no se refiri¨® concretamente al nazismo, pero hablaba de ¨¦l. Su disc¨ªpulo m¨¢s brillante, Heidegger, le dedic¨® su libro m¨¢s importante: "A mi maestro", escribi¨® en Ser y tiempo. Cuando Heidegger "se convirti¨®" al nazismo, borr¨® esa dedicatoria. Compart¨ªa la idea de borrar las huellas de los autores jud¨ªos.
P. Echa de menos a los intelectuales jud¨ªos en la Europa de nuestros d¨ªas...
R. Los grandes intelectuales jud¨ªos fueron exterminados o se exiliaron de Europa con la emergencia del nazismo. Luego surgi¨® el Estado de Israel. Y ellos, que hab¨ªan hecho del mundo su hogar, y que eran cosmopolitas y tolerantes y universalistas, encontraron que ten¨ªan una patria concreta que defender. Es un cambio radical.
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