Crouch, el problema y la soluci¨®n
Las entradas de Lennon y Rooney lanzan a Inglaterra ante Trinidad y Tobago en el segundo tiempo
El el¨¦ctrico y diminuto Lennon transform¨® a Inglaterra, que pas¨® de un equipo plomazo y previsible a otro din¨¢mico y combinativo. Dos mundos distintos. Bast¨® que Eriksson retirara el lastre de Carragher, retrasara a Beckham al lateral y ubicara a Lennon de extremo derecho. Al mismo tiempo entr¨® el anhelado Rooney, siempre una amenaza a¨²n lejos de su plenitud de forma, siempre un generador de espacios. Comenz¨® a jugar Inglaterra al cuarto de hora del segundo tiempo. Los centrocampistas se liberaron del estigma del pelotazo y empezaron a triangular. Son grandes futbolistas y, por tanto, pueden hacerlo. No est¨¢ prohibido en sus genes. Sobre todo Gerrard, el m¨¢s perjudicado por el estilo primitivo del primer tiempo; el m¨¢s beneficiado cuando se cambi¨® la mentalidad. Todo eso sucedi¨® con Crouch en el campo, autor de una actuaci¨®n calamitosa contrastada, sin embargo, con el gol que abri¨® el camino de la victoria. As¨ª es el f¨²tbol. Hasta cinco veces remat¨® de la manera m¨¢s deficiente posible. Una vez al c¨®rner, otra a las nubes... Hasta que, en el en¨¦simo regalo de sus compa?eros, esta vez un centro de Beckham al segundo palo, le gan¨® la posici¨®n al defensa Sancho y cabece¨® a gol. Su altura, por fin, result¨® una ventaja. Porque Crouch fue ayer el problema y la soluci¨®n. Su presencia invit¨® a que cayeran un aluvi¨®n de pases largos. Si bien, al final, aprovech¨® un gran centro de Beckham. Entonces Gerrard se destap¨® con uno de sus violentos disparos desde la frontal del ¨¢rea con la izquierda. Los hinchas ingleses no sab¨ªan si deb¨ªan estar agradecidos o no a su seleccionador por acertar en los cambios, o por no haberse dado cuenta al principio. Lo que es seguro es que no les gusta su entrenador. Antes del partido, no hubo ni un aplauso cuando se anunci¨® su nombre por megafon¨ªa: Sven Goran Eriksson. Silencio.
RESULTADO
INGLATERRA 2 - TRINIDAD TOBAGO 0
Con los cambios, los medios se liberaron del estigma del pelotazo y empezaron a triangular
Trinidad y Tobago entendi¨® que se llevaba un castigo exagerado. Hab¨ªa resistido heroicamente m¨¢s de una hora, con una l¨ªnea de cinco hombres en la defensa. Quiz¨¢ era lo ¨²nico que pod¨ªa hacer: resistir. No hay que olvidar que esta antigua colonia brit¨¢nica, independizada en 1962, es un pa¨ªs de poco m¨¢s de un mill¨®n de habitantes, el m¨¢s peque?o que haya disputado una Copa del Mundo. Seis de los 11 jugadores de su alineaci¨®n participan en las ligas inglesas. Su jugador m¨¢s distinguido, Dwight Yorke, ex delantero del Manchester United, actu¨® de medio centro. Muy bien, por cierto. Su entrenador, Leo Beenhakker, abogado del f¨²tbol ofensivo y la posesi¨®n del bal¨®n, admiti¨® desde el principio su inferioridad y opt¨® por la elasticidad y las emboscadas. No pod¨ªa jugarle de t¨² a t¨² a Inglaterra.
A pesar de que, a la media hora, el juego ingl¨¦s era tan plano que Eriksson mand¨® a Rooney a calentar. Por la ma?ana hab¨ªan llegado a la concentraci¨®n inglesa unos m¨¦dicos independientes de Nottingham para examinar a Rooney y darle la luz verde al entrenador. Los hinchas cantaron su nombre enardecidos. Pero, antes, prim¨® la vieja filosof¨ªa del centro largo y la segunda jugada. Pelotazos de Lampard y Beckham, que ejercieron de pateadores cada vez m¨¢s imprecisos. Ni un solo pase entre l¨ªneas. Ni una triangulaci¨®n. Entre ellos, malviv¨ªa Gerrard, perdido en un estilo muy da?ino para ¨¦l. Beckham, adem¨¢s, quiso jugar desde su sof¨¢. Pac¨ªa por la l¨ªnea central sin m¨¢s intenci¨®n que enviar un pase de 30 metros. De ah¨ª no pasaba. ?Intentar llegar a la l¨ªnea de fondo? Ni so?arlo. Cuando atacaba Trinidad, tampoco defend¨ªa. Ten¨ªa detr¨¢s a Carragher y, claro, el trabajo sucio para el gran central del Liverpool, muy disminuido como lateral.
El veloz Joe Cole, por la izquierda, fue el mejor camino que encontr¨® Inglaterra para desbordar en el primer tiempo. El ¨²nico. Le desdoblaba de vez en cuando Ashly Cole. Joe le envi¨® un precioso centro a Crouch. Y despu¨¦s lleg¨® otro muy suave de Beckham desde la derecha, el tipo de pase con el que sue?an los grandes rematadores. Pero no Crouch. Quiso empalmar la pelota como le ven¨ªa y la envi¨® cerca del c¨®rner derecho. Crouch no es r¨¢pido, ni potente, ni t¨¦cnico, ni astuto... Es alto y simp¨¢tico, adem¨¢s de bailar con mucha gracia, cualidades muy apreciadas por Ben¨ªtez y Eriksson. Y siempre baja a defender en los c¨®rners, como les gusta a los entrenadores.
Rooney se prepar¨® para entrar. Los seguidores lo saludaron como a un gladiador romano. Entr¨® por un in¨¦dito Owen. El otro cambio fue Lennon, el rapid¨ªsimo extremo del Totthenham. El beneficio fue inmediato. Sus jugadores comenzaron por fin a rasear el bal¨®n y a pas¨¢rselo entre ellos a pocos metros. A Rooney le bast¨® tocar al primer toque para abrir espacios. Estas seis semanas de inactividad tras fractura de un hueso del pie lo han dejado con unos kilos de m¨¢s. Le falta velocidad, pero le sobra calidad para mejorar el rendimiento del cada vez m¨¢s decadente Owen. God save the Queen retumb¨® en las gradas del estadio de N¨²remberg despu¨¦s de que Crouch por fin rematara una vez a la porter¨ªa. El gol hundi¨® a los Soca Warriors, y Gerrard los remach¨® con un disparo colosal. ?sa s¨ª era la Inglaterra a la altura de sus magn¨ªficos jugadores.
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