"Catalu?a es desconfiada porque le han hecho malas jugadas, por eso hab¨ªa que blindar el Estatuto"
Pasqual Maragall i Mira (Barcelona, 1941) presidente de la Generalitat, no sabe lo que su signo astral indica que le deparar¨¢ el oto?o: "Tampoco s¨¦ lo que dice sobre mi futuro en verano. Soy un Capricornio que no lee su carta astral".
Pregunta. ?Aconsej¨® a los ponentes socialistas que tratasen de consensuar un Estatuto lo m¨¢s escueto posible en articulado?
Respuesta. No aconsej¨¦, ni propuse, ni suger¨ª nada en ese sentido. Es cierto que me hubiese gustado un Estatuto m¨¢s breve, memorizable, que los ni?os casi lo pudiesen recitar en la escuela, como los ni?os norteamericanos con su Constituci¨®n. No pudo ser porque exist¨ªa la indeclinable necesidad de hacer un Estatuto muy largo, prol¨ªfico en detalles.
"El 'no' colocar¨ªa a Catalu?a en situaci¨®n imposible. ?Qui¨¦n tendr¨ªa que gestionar ese 'no'? ?Esquerra Republicana y el Partido Popular?"
"Me hubiese gustado un Estatuto m¨¢s breve, memorizable, para que los ni?os casi lo pudiesen recitar en la escuela"
P. Le confieso que cuando le¨ª que era competencia de la Generalitat el buceo profesional me rend¨ª exhausto.
R. La democracia se basa en la desconfianza y Catalu?a es un pa¨ªs desconfiado porque a lo largo de su historia le han hecho muchas malas jugadas. Al cuarto de siglo de vida, el Estatuto de Sau ha quedado deste?ido por leyes org¨¢nicas pr¨¢cticamente del mismo nivel. Hab¨ªa que blindar lo m¨¢ximo posible el nuevo estatuto para que eso no volviese a pasar.
P. La Constituci¨®n de Estados Unidos tiene siete art¨ªculos...
R. ?Tan pocos?
P. Eso me han dicho. La de Espa?a, 169. El Estatuto, 223. ?No es una pasada?
R. Supongo que est¨¢ en raz¨®n inversamente proporcional al tama?o del pa¨ªs. Cuando m¨¢s grande y poderoso es uno, menos precauciones ha de tomar y menos especificaciones ha de hacer.
P. Una sospecha personal. A usted el d¨ªa a d¨ªa del partido le fatiga...
R. De ser cierta la sospecha estar¨ªa absolutamente desfondado porque llevo en el partido desde antes de que ¨¦ste naciese.
P. ?No le gustar¨ªa m¨¢s el modelo anglosaj¨®n, en el que los partidos son maquinarias electorales que dejan en manos del l¨ªder la ejecuci¨®n de la pol¨ªtica?
R. M¨¢s que sobre partidos lo que he dicho algunas veces es que me gustan los gobiernos que tienen matices y en los que es posible que se escuchen voces no tanto discrepantes como s¨ª distintas. Eso enriquece.
P. ?C¨®mo valora la experiencia del tripartito?
R. Ensayamos una f¨®rmula nueva en este pa¨ªs y sobre la cual no ten¨ªamos experiencia ni los pol¨ªticos ni el propio pa¨ªs. Un tripartito no tiene porque ser una cosa extra?a. En otros pa¨ªses existe una larga experiencia de gobiernos de coalici¨®n. Mire usted el gobierno italiano en torno a Prodi. O como en Alemania est¨¢ gobernando una se?ora muy conservadora en alianza con un partido socialdem¨®crata. O mire lo que pasa en Francia, d¨®nde un ministro est¨¢ poco menos que a punto de llevar a los tribunales al primer ministro... Aqu¨ª, por falta de experiencia, se tiende a ver las coaliciones y la pluralidad dentro de un gobierno como un problema m¨¢s que como un hecho positivo.
P. En su libro El subdesarrollo social de Espa?a, Vicen? Navarro escribe, refiri¨¦ndose al tripartito que se acababa de poner en marcha: "...proceso que contar¨¢ con enormes resistencias que mostrar¨¢n la verdadera cara del supuestamente civilizado oasis catal¨¢n". ?Ha sido as¨ª?
R. Navarro siempre dice cosas muy pensadas.
P. ?Tambi¨¦n esa cita?
R. Navarro es sindicalista del tiempo del Servicio Universitario del Trabajo, aquella gente que bajaba a las minas, y hoy, tras pasar muchos a?os en Suecia y en EE UU, sigue siendo un hombre muy progresista, muy de izquierdas, muy singular. Dir¨ªa que es un izquierdista de los a?os cincuenta.
P. ?Es imposible ser izquierdista de los cincuenta en 2006?
R. No es f¨¢cil. La nostalgia, una tentaci¨®n a la que nadie es inmune, yo incluido, es mala consejera. Creo que se ha de seguir siendo fiel a unos principios pero se ha de actuar en funci¨®n de los datos actuales. Si falla lo primero, falla la autenticidad que es como decir que falla todo. Si falla lo segundo, te estrellas. Muchas veces y ante cosas con las que est¨¢s en desacuerdo debes decirte que t¨² tienes la raz¨®n pero que t¨² raz¨®n no es de este tiempo.
P. El PP ha atacado el Estatuto, pero se sospecha que a la postre tender¨¢ a copiarlo lo m¨¢ximo posible en autonom¨ªas en la que gobierna. En las Baleares, por ejemplo, ya es un hecho. ?C¨®mo lo ve?
R. Ya he hablado con el presidente Matas, partidario de imitar todas las innovaciones que se puedan formular por parte de Catalu?a o de quien sea. Y hace bien.
P. Josep Piqu¨¦ me dec¨ªa d¨ªas atr¨¢s que Baleares no copiar¨ªa el modelo catal¨¢n porque era malo. El PP ?se cubre de rid¨ªculo?
R. Lo del rid¨ªculo lo sugiere usted.
P. ?Y usted que sugiere?
R. No hace falta que diga nada sobre este tema.
P. ?Acabaremos con una reedici¨®n del caf¨¦ para todos?
R. No, porque Catalu?a es una naci¨®n en su Estatuto y porque en ese Estatuto se recoge el principio novedoso de que el Estado invertir¨¢ siguiendo el porcentaje de participaci¨®n en el Producto Nacional Bruto de cada autonom¨ªa en el total estatal, lo que hace que los estatutos de cada autonom¨ªa sean forzosamente diferentes. Ya no estamos en una fase de estatutos mim¨¦ticos.
P. El no al Estatuto ?equivale a paralizar Catalu?a?
R. S¨ª. El no colocar¨ªa a Catalu?a en situaci¨®n imposible. ?Qui¨¦n tendr¨ªa que gestionar ese no? ?Esquerra Republicana y el Partido Popular?
P. Tener que romper con ERC ?represent¨® para usted una decisi¨®n dolorosa?
R. S¨ª.
P. ?Por qu¨¦?
R. Se hab¨ªa creado un esp¨ªritu de equipo y una cierta sinergia. Los problemas vinieron m¨¢s de fuera que del propio gobierno.
P. Carod Rovira me dec¨ªa que los ¨²nicos consejeros que se reun¨ªan antes de las sesiones del gobierno eran los de Esquerra.
R. Y a m¨ª siempre me extra?o. Una vez creada la coalici¨®n de gobierno se forma parte de algo que tiene unidad de acci¨®n, no digo unidad de criterio.
P. ?Es posible reeditar el tripartito?
R. Si hay una ley de oro de la pol¨ªtica es no anunciar nunca las posibles alianzas. Hacerlo equivale a perder votos.
P. En las tensiones registradas los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a en torno a los actos del PP ?no hay un cupo de responsabilidad en los pol¨ªticos que calientan excesivamente al personal?
R. Determinados pol¨ªticos, quiz¨¢ s¨ª. Pero eso no lo puede decir por m¨ª ni por el propio Rajoy, que en este sentido no se ha comportada de forma extrema. Su partido quiz¨¢ s¨ª.
P. Los pol¨ªticos defienden la paridad de sexos en las listas electorales pero en la vida de la calle la mujer sigue llev¨¢ndose la peor parte. Dicen los que tratan el problema que hoy la pobreza tiene rostro de mujer.
R. No hace falta llegar a la pobreza. Si comparo la vida de mis hijas y sus amigas con la de mi hijo y sus amigos se percibe que las chicas salen perjudicadas. Chicos y chicas tendr¨¢n dificultades para poder encontrar trabajo, pero si lo encuentran las chicas cobrar¨¢n menos. El trabajo de esos chicos y chicas es posible que no sea seguro, lo que provocar¨¢ en sus vidas inestabilidad. Pero si a los 34 a?os, antes les era dif¨ªcil, las chicas deciden ser madres su situaci¨®n ser¨¢ clamorosamente injusta.
P. Esa pobreza de la que hablamos tambi¨¦n tiene rostro de inmigrante.
R. S¨ª. Pero en este problema, que lo es, partimos con la ventaja de saber c¨®mo les ha ido a pa¨ªses a los que la inmigraci¨®n masiva lleg¨® antes que aqu¨ª. Pienso en la Francia del final de la guerra en Argelia, por no decir Estados Unidos, por definici¨®n pa¨ªs de inmigrantes. Aqu¨ª dir¨ªa que vivimos la experiencia de una inmigraci¨®n num¨¦ricamente muy importante pero que ha llegado a un ritmo m¨¢s asimilable, lo que nos evita la fabricaci¨®n de guetos no sea tan ineluctable como en otros pa¨ªses.
P. Cuando se re¨²ne con empresarios ?asoman la cara los que siendo inmigrantes han levantado en Catalu?a empresas potentes pero siguen siendo en muchos casos unos desconocidos?
R. Asoma de todo en esos contactos. Cuando era alcalde los empresarios con los que me ve¨ªa eran catalanes de habla catalana. Como presidente de la Generalitat me he visto con empresarios que son catalanes de adopci¨®n pero no necesariamente de habla catalana. Muchos de ellos ocupando puestos dominantes. Tienen el prurito de ser discretos.
P. Un d¨ªa un economista me se?al¨® las cuatro esquinas que confluyen en el cintur¨®n con Diagonal. Mira, me dijo: en una esquina La Caixa, dirigida por hombres sin fortuna personal; en otra esquina un palacete que fue de la burgues¨ªa y hoy es sede una financiera multinacional; en la tercera esquina, Planeta, propiedad del hijo de un inmigrante del sur; y en la cuarta esquina, El Corte Ingles. Una radiograf¨ªa perfecta de la Catalu?a econ¨®mica de hoy: ni rastro de la vieja burgues¨ªa catalana, a?adi¨® el economista.
R. Ley de vida.
P. Refer¨¦ndum ahora. Auton¨®micas en oto?o. Municipales m¨¢s adelante. ?No ser¨ªa deseable una moratoria electoral por varios a?os, a fin de preservar la especie del votante amenazada de extinci¨®n por sobreexplotaci¨®n electoral?
Maragall ha re¨ªdo mientras corr¨ªa la cortina de uno de los grandes ventanales de la Casa dels Canonges.
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