?D¨®nde denunciar a los m¨¦dicos fan¨¢ticos?
?D¨®nde se puede denunciar en este pa¨ªs por mala pr¨¢ctica profesional a los m¨¦dicos y a las enfermeras que no controlan el dolor y la angustia de sus pacientes, a los m¨¦dicos que se van a sus casas dejando escrito que se ponga una simple inyecci¨®n de dolantina cada seis horas a un enfermo que agoniza entre dolores, a las enfermeras que se niegan a subir el gotero de morfina de un hombre con una enfermedad terminal porque el doctor s¨®lo ha dejado escrito que se incremente la dosis "cuando lo precise" y ellas no creen que sea as¨ª, por m¨¢s que el interesado lo reclame insistentemente?
?Qu¨¦ colegio nos va a proteger de ellos? ?D¨®nde se investiga y se sanciona en la Consejer¨ªa de Sanidad de la Comunidad de Madrid a los m¨¦dicos inmisericordes? ?Y a los que son fan¨¢ticos religiosos, creen en la conveniencia de morirse estando bien consciente y aluden sin ruborizarse a sus principios morales para no sedar a un moribundo? ?No se har¨¢ nunca nada contra ellos?
?C¨®mo se consigue que desaparezca de Espa?a la terrible burocracia m¨¦dica en la que los facultativos defienden ardorosamente su parcela de poder, algunos incluso aunque sea a costa del dolor de los dem¨¢s? ?Por qu¨¦ tienen tanto miedo en este pa¨ªs los m¨¦dicos a llamar a un colega? ?Cu¨¢ntas veces hemos o¨ªdo eso de "no vaya a ser que lo interprete mal y sea peor"?
Que se sepa, ni un solo m¨¦dico ha sido sancionado en este pa¨ªs por sus iguales por no administrar suficiente calmante a un paciente. Pero la mayor¨ªa de los ciudadanos sabemos perfectamente que esos m¨¦dicos y esas enfermeras tambi¨¦n existen. M¨¦dicos soberbios que te dan la raz¨®n y no te escuchan, m¨¦dicos que atienden a familiares angustiados siempre en los pasillos, siempre con cara de mal humor y siempre con mucha, mucha prisa...
?Va a mostrarse hoy el Colegio de M¨¦dicos de Madrid indignado por esta columna? Mejor ser¨ªa que se mostraran algo indignados por lo que hacen algunos de sus colegas, y no precisamente los del servicio de urgencias del hospital de Legan¨¦s. Indignados por las condiciones en las que se trata a muchos enfermos terminales en otros servicios de urgencias de este pa¨ªs, departamentos seguramente estupendos para atender con eficiencia un ataque al coraz¨®n, un c¨®lico de ri?¨®n o un accidente de tr¨¢fico, pero que no est¨¢n capacitados para garantizar un final digno a pacientes terminales.
?Habr¨¢ alg¨²n organismo m¨¦dico que se muestre indignado contra los profesionales que no defienden la sedaci¨®n de los enfermos terminales en plena agon¨ªa? ?Alguna comisi¨®n ¨¦tica que reproche a los m¨¦dicos que se dejen atemorizar por colegas que son claramente integristas religiosos? Los ciudadanos deber¨ªamos exigir que se publiquen los nombres de los m¨¦dicos que no aceptan la sedaci¨®n para enfermos terminales. De quienes, dentro de la sanidad p¨²blica y de la sanidad privada, condenan a los responsables del servicio de urgencias del Hospital de Legan¨¦s. Ser¨ªa bueno saber qui¨¦nes son, para no dejar que se acerquen a nosotros, ni a nuestros seres queridos.
Deber¨ªa ser un derecho saber si el m¨¦dico que te atiende profesionalmente pertenece a una organizaci¨®n religiosa determinada o si tiene unos "principios morales" que le impiden aliviarte las horas finales. Son personas desp¨®ticas que imponen su moral, personas que dan miedo. Quiz¨¢s desde el punto de vista de los colegios de m¨¦dicos y las normas de los peritos no sean responsables de una mala, terrible pr¨¢ctica profesional. Pero desde el punto de vista de muchos ciudadanos son responsables de la peor pr¨¢ctica posible entre seres humanos: aquella que supone la ausencia de piedad, la falta de compasi¨®n ante el mal del otro. Algo que en el infierno de la Divina Comedia estaba condenado con un gran castigo. Y conste que Dante ¨²nicamente se atrevi¨® a cruzar "al otro lado" cuando tuvo la garant¨ªa de la protecci¨®n de Luc¨ªa, precisamente aquella que "aborrece el sufrimiento".
Sus nombres, por favor.
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