Un heterodoxo extraordinario
Escribe siempre sus novelas en primera persona, en un espa?ol puro, sin anglicismos ni atropellos. El autor de 'La virgen de los sicarios', un testimonio brutal de amor y violencia, lleva Colombia en todos los poros de su cuerpo. Adora tambi¨¦n Espa?a, a la que no volver¨¢ por la ley de extranjer¨ªa
Este hombre es un heterodoxo extraordinario. Durante a?os se pens¨® que jam¨¢s har¨ªa un viaje, que no volver¨ªa a su casa (Colombia), que no vendr¨ªa a Espa?a, que no ser¨ªa capaz de enfrentarse al p¨²blico. Su timidez es extraordinaria, su dulzura tambi¨¦n lo es, y lo son tambi¨¦n su sinceridad y su dureza. Es escritor, o novelista, pero tambi¨¦n es m¨²sico, bi¨®logo, cineasta.
Fernando Vallejo naci¨® en Medell¨ªn, en 1942; una de sus ficciones m¨¢s extraordinarias es La virgen de los sicarios (1994; Alfaguara, como la mayor¨ªa de sus libros), que dej¨® boquiabiertos a los que no estaban acostumbrados a que la novela contuviera un testimonio tan brutal de amor y de violencia en una sociedad acostumbrada a la ternura y a la barbarie (Medell¨ªn). La novela fue luego pel¨ªcula, de Barbet Schroeder, y es de las pocas adaptaciones que adem¨¢s han hecho amigos al director del filme y al autor de la novela. Quienes s¨®lo lean ese libro, o El desbarrancadero (en el que su madre, o Colombia, aparecen en primer plano, derrumb¨¢ndose), o Mi hermano el alcalde (un retrato de la corrupci¨®n y de la ansiedad del poder) pensar¨¢n que Vallejo es despiadado, brutal tambi¨¦n en persona, como acaso lo fueron Genet o Boris Vian, a quienes se le asocia, o como lo fue el ultrasilencioso Samuel Beckett. Para nada. Es t¨ªmido, y acaso eso le hace, al principio, aparentemente inaccesible. Su cara suave y tersa, sus ojos oscuros y penetrantes, sus manos de pianista son enseguida extraordinarios instrumentos de comunicaci¨®n tranquila. Todo lo escribe en primera persona -y ¨¦ste es uno de sus caballos de batalla narrativos: no lee novelas, pero desprecia las que se escriben en tercera persona-, y casi todos sus relatos guardan la apariencia de la autobiograf¨ªa. Pero s¨®lo habla de s¨ª mismo si le insistes mucho. Una vez fuimos con ¨¦l a la Feria de Guadalajara (M¨¦xico) y le escuchamos hablar de Mi hermano el alcalde. En lugar de dirigirse al p¨²blico, y a los periodistas, se dirigi¨® al Papa de entonces (Wojtyla); no dijo nada de su novela, y lanz¨® una diatriba contra la resistencia de la Iglesia cat¨®lica a aceptar los m¨¦todos anticonceptivos que impidan que el mundo se siga poblando? Cuando le dieron el Premio R¨®mulo Gallegos en Venezuela, en 2003, don¨® el dinero del galard¨®n a las asociaciones que defienden a los perros; muestra una ternura extraordinaria por los animales, y es cierta la leyenda de que a sus perros les lava los dientes cada d¨ªa. En su pac¨ªfica casa de M¨¦xico, donde vive desde hace m¨¢s de treinta a?os con su compa?ero, David Ant¨®n, un dramaturgo y escen¨®grafo de primera categor¨ªa, recibe a amigos, a los que escucha -es feliz escuchando, se le ve-, e invita a comer un arroz fabuloso. No permite que el fot¨®grafo le retrate all¨ª, junto a sus cuadros y a su piano, y prefiere trasladarse a la azotea o a la calle; pero ¨¦se es acaso el ¨²nico rasgo que afirma la timidez, o la introversi¨®n, de Fernando Vallejo. Cuando ya ha roto ese velo tras el que a veces se le ve escondido, es un hombre de una amabilidad apabullante que con la velocidad de los sinceros va desgranando definiciones en su contra -"yo soy un caos"-, que dice con la suavidad con que nombra a las flores. Cuando se le lee, tambi¨¦n se le ve en primera persona, pero ¨¦l dice que no est¨¢ en sus libros; pero es inevitable leerle y verle, sobre todo si alguna vez has sostenido su mirada cuando est¨¢ en silencio y va pasando de la ternura al ensimismamiento.
"La literatura est¨¢ para molestar a los hip¨®critas y para ayudarme a borrar recuerdos, aunque eso es una ilusi¨®n"
"Yo preconizo la libertad sexual siempre que no se maltrate a nadie, ni ese ejercicio est¨¦ ligado a la reproducci¨®n"
Mientras hablamos con ¨¦l sentimos ese latido que se nota cuando se toca a una persona que a la vez abraza y quema; incapaz de simular, pero tambi¨¦n incapaz de herir si ¨¦l no se ha herido antes. Ya viaja, se encuentra con otros, asiste a congresos de escritores y acepta entrevistas, aunque a veces corta como un cuchillo si no se siente c¨®modo o feliz en los ambientes a los que es convocado. Tiene un tab¨²: Espa?a. Un pa¨ªs del que lo sabe todo, cuya literatura es para ¨¦l una referencia, pero adonde no volver¨¢ a no ser que a sus paisanos les levanten las barreras que impone la ley de extranjer¨ªa? ?l firm¨® una carta, con otros colombianos c¨¦lebres, como Garc¨ªa M¨¢rquez o ?lvaro Mutis, para anunciar que no volver¨ªa a este pa¨ªs a no ser que estas puertas se abrieran a los colombianos, y es el ¨²nico que no ha ido en contra de su promesa. Despu¨¦s de hablar con ¨¦l dejamos reposar la conversaci¨®n, como si tambi¨¦n quemara, y ahora, unos meses despu¨¦s de haberla tenido, es cuando la hemos sacado del magnet¨®fono al que ¨¦l miraba como si estuviera asustado ante un espejo.
Me gustar¨ªa leerle esta definici¨®n que hace usted de un personaje, el doctor Flores Tapia, en el libro que est¨¢ escribiendo, y del que la revista colombiana 'El Malpensante' ha ofrecido fragmentos: "T¨ªmido, discreto, modesto, cordial, sencillo, complaciente, atento, afectuoso, amable, cort¨¦s, risue?o, encantador, ben¨¦volo". Qu¨¦ se?or.
Es una lista de adjetivos; se los puse para contraponerlos a los que merece su mujer, que es muy mala. Es un procedimiento literario: enumerar cosas. Y ¨¦sta es una lista de adjetivos, as¨ª que los puse todos buenos.
?Tienen que ver con usted esos adjetivos?
No, yo soy muy malo.
Aqu¨ª hay otra lista suya. "Soez, sagaz, mordaz, feliz, falaz, olvidadizo, espont¨¢neo, insensato, inmoral, payaso, cuentavidas, deslenguado, hijueputa?".
?sa es otra lista antigua, y si mal no recuerdo describen a alguien en mi libro El desbarrancadero, pero no soy yo.
B¨²squeme unos adjetivos para usted.
Un ser humano cabe en muchos adjetivos; es revolucionario, inteligente, pobre? A m¨ª los adjetivos me los tienen que poner los dem¨¢s porque yo no me doy cuenta muy bien de c¨®mo soy yo.
?Qu¨¦ es lo que le interesar¨ªa saber de usted?
Yo soy un caos. Un caos de recuerdos, y de olvidos; sobre todo en los ¨²ltimos a?os, en los que he estado perdiendo la memoria.
Dice usted que los psiquiatras borran los recuerdos?
Y los malos recuerdos.
?Y para qu¨¦ est¨¢ la literatura?
Para molestar, porque me gusta molestar a los hip¨®critas. Y para ayudarme a borrar recuerdos, aunque eso es una ilusi¨®n. Si escribo de la infancia, me libro de esa carga, y si escribo de la juventud, tambi¨¦n me quito ese fardo. Siempre he tenido la idea de que la novela sirve como un borrador del recuerdo. Pero el verdadero borrador es el paso del tiempo.
En ese libro inconcluso que ha adelantado 'El Malpensante' se transparenta un Vallejo m¨¢s feliz: no est¨¢ Colombia, no est¨¢ su rabia.
S¨ª, no tiene que ver con otros libros m¨ªos. Empec¨¦ a escribirlo con mucha facilidad y luego me aburri¨®. Me dije: no vale la pena escribirlo, no lo tengo tan en el coraz¨®n. Estaba diciendo cosas que son necesarias de escribir, pero lo estaba haciendo con demasiada facilidad. Es un libro que empec¨¦ a escribir sin fe en ¨¦l y con ganas de molestar.
?A qui¨¦n quer¨ªa molestar?
A la tartufer¨ªa de la sociedad, a la nuestra de ahora; a la tartufer¨ªa cristiana, y musulmana, y puritana, y mentirosa, que no hace sino atropellar. Este libro es mucho m¨¢s malicioso que los otros m¨ªos, porque en los otros presento a un personaje anormal dentro de lo que se supone que es la normalidad. Y sin embargo, este psiquiatra que protagoniza la nueva novela, el doctor Flores Tapia, se presenta como una persona normal desde el punto de vista social y sexual; es un charlat¨¢n y un farsante, un suplantador de personalidad, y dice que como tiene el alma grande puede entender todas las debilidades de los dem¨¢s, as¨ª que los alcahuetea. Es burletero, c¨ªnico.
?Es usted?
No, yo no estoy en ¨¦l.
Si usted estuviera en un libro, ?c¨®mo ser¨ªa?
Yo no ser¨ªa capaz de ponerme en un libro. Porque soy demasiado ca¨®tico, y enredado, y contradictorio, y no me puedo apresar en palabras.Yo no tengo m¨¢s que dos causas en mi vida: la defensa de los animales y el amor por la lengua espa?ola. Siempre he buscado escribir en un espa?ol correcto, sin los descuidos de casi toda la gente que escribe en espa?ol. Yo voy a ser el ¨²ltimo defensor de este idioma; Espa?a no tiene m¨¢s que esta grandeza. Lo identifican con el franquismo, y lo atropellan porque as¨ª creen estar atropellando ese pasado que detestan, el franquismo. Una persona puede abanderar causas justas e injustas, y Franco abander¨® el espa?ol. Fue un dictador puritano, defendi¨® la Iglesia cat¨®lica, habr¨ªa que censur¨¢rselo, pero defendi¨® el espa?ol.
Escribi¨® un libro.
S¨ª, y tambi¨¦n pretend¨ªa ser guionista de cine, pero nadie lo tom¨® en cuenta. Pero si defend¨ªa el espa?ol, en eso yo soy franquista, y si defend¨ªa la Iglesia cat¨®lica, en eso soy antifranquista.
?De d¨®nde le viene la pasi¨®n por el espa?ol?
Viene de Colombia, que es mi pa¨ªs, y del amor que tuvo mi pa¨ªs por la lengua. De 1880 a 1930 fue gobernada por presidentes conservadores que eran gram¨¢ticos, m¨¢s preocupados por el idioma que por defender el territorio nacional, y as¨ª permitieron que Estados Unidos nos quitara Panam¨¢.
?Y de d¨®nde le viene ese amor por los animales?
El amor no se tiene, se va adquiriendo, y ahora veo claramente que los animales son iguales a nosotros. Por supuesto, hay una escala de complejidad en los animales, porque no son lo mismo los mam¨ªferos que el resto de los vertebrados y los invertebrados. Tenemos que respetar a los animales en la medida de su sistema nervioso. Mientras m¨¢s tengan la capacidad de sufrir y de sentir el temor, o el miedo, o la piedad, o la sed; cuanto m¨¢s sean como nosotros, m¨¢s los tenemos que respetar. Yo, por eso, ya no volv¨ª a comer carne, me volv¨ª vegetariano.
Usted dice que 'Kim', su perra de ojos azules, es la transfiguraci¨®n de una persona que conoci¨®.
Carlo Coccioli, un escritor italiano que vivi¨® en M¨¦xico, que ya muri¨® y que amaba intensamente a los animales, dec¨ªa que Kim era la reencarnaci¨®n de Mary Douglas, una actriz amiga nuestra, que muri¨®. Pero yo no creo en la reencarnaci¨®n. Yo creo que la muerte es absoluta. No hay m¨¢s vida que esta pobre y miserable que arrastramos ahora.
?Qu¨¦ sentimientos tiene ante la muerte?
De deseo y de terror. A m¨ª la muerte me produce terror, pero la vida tambi¨¦n. As¨ª que no estoy muy apegado a la vida, pero es todo muy complicado.
Algo pensar¨¢ que va a echar de menos.
No. Algunas cosas me pueden gustar, pero todo es tan pasajero, la mente es tan cambiante; se pasa de estados de alegr¨ªa a estados de depresi¨®n, a estados de temor?
?Y c¨®mo es cuando siente felicidad?
Los momentos felices existen no m¨¢s en el recuerdo, porque debe ser condici¨®n sine qua non de la felicidad el que uno se d¨¦ cuenta; si uno es feliz no debe darse cuenta. Uno se da cuenta de que fue feliz en el recuerdo. En general, he vivido felizmente si lo comparamos con la mayor¨ªa de la humanidad y he hecho en mi vida pr¨¢cticamente lo que he querido, y casi nadie puede decir eso.
Aqu¨ª, en la portada de 'El desbarrancadero', se le ve feliz, con su hermano Dar¨ªo.
La tom¨® mi t¨ªo Argimiro, que era fot¨®grafo. Yo escrib¨ª ese libro por la foto. Me dije: quiero hacer un libro feliz de mi infancia. Ten¨ªamos cosas que casi nadie ten¨ªa entonces, un carro, fincas, un televisor cuando apenas llegaban televisores a Colombia. Y mi padre era un hombre bueno, nunca nos abandon¨®, nunca hubo traumas en la casa m¨ªa.
?A qu¨¦ se dedicaba su padre?
Era abogado, y termin¨® de ministro de Fomento y de senador. No ten¨ªa vocaci¨®n de pol¨ªtico ni vocaci¨®n de poder; mi pap¨¢ lo que quer¨ªa eran las fincas, construir casas, y sembrar.
?C¨®mo influy¨® en usted?
Pienso que mucho; a mi pap¨¢ nunca le vi hacer ning¨²n acto innoble, pese a que estaba en la pol¨ªtica, que es una actividad que puede rebajar tanto a la gente.
En casi todos sus libros hay una evocaci¨®n de su madre.
Mi madre tiene 89 a?os. Cort¨¦ las relaciones con ella algunos a?os despu¨¦s de la muerte de mi pap¨¢. No s¨¦ si ser¨¢ algo injusto por mi parte, pero es un asunto muy doloroso, que lo trat¨¦ en aquel libro, El desbarrancadero. Cuando uno tiene una mala relaci¨®n con su pap¨¢ lo puede contar, pero no es muy frecuente que se cuente una mala relaci¨®n con la mam¨¢. Yo he resuelto contarla porque no hay m¨¢s verdad que la de uno, como principio literario.
?Y c¨®mo lleva ese desencuentro con su madre?
No le volv¨ª a hablar. Hasta que se muera ella o me muera yo. Por lo dem¨¢s, yo pienso que los padres, tanto mi mam¨¢ como mi pap¨¢, son culpables de un crimen muy grande, que es el de traer a una persona a este mundo. La vida es muy miserable y dolorosa, y nadie tiene derecho a imponerse a los dem¨¢s. De todas maneras, yo estar¨ªa dispuesto a perdonarle estas cosas a ella si no hubieran ocurrido las otras cosas que cuento en el libro.
?Es lo m¨¢s doloroso que le ha pasado, la ruptura con su madre?
Lo m¨¢s doloroso es la muerte de mi hermano Dar¨ªo, que muri¨® de sida, y lo cuento en El desbarrancadero. Es de las cosas m¨¢s dolorosas de mi vida, pese a que mi hermano Silvio se peg¨® un tiro en la cabeza; y la muerte de mi abuela, que es a la que yo m¨¢s he querido del mundo. Pero la muerte que me derrumb¨® fue la de mi hermano Dar¨ªo.
?Cu¨¢ndo muri¨®?
Hace cinco o seis a?os. No llevo la fecha; uno se va muriendo de a poquito, uno no se muere de golpe. Se va muriendo con la muerte de sus familiares m¨¢s queridos, de sus amigos.
Tuvo nueve hermanos.
Alguna vez he dicho que tuve 24, o 18; es una manera de decir que tuve muchos.
En 'Mi hermano el alcalde' hay mucho humor entre ustedes, parece que se llevaban muy bien.
Siempre hemos estado muy unidos, muy alegres, nunca fuimos tr¨¢gicos.
?Y c¨®mo reciben ellos sus libros?
Muy bien. Mi hermano el alcalde es un libro que me result¨® muy f¨¢cil. Mi hermano Carlos, que es el protagonista, me escrib¨ªa y me mandaba cosas, y mi hermana Gloria, y mi hermano An¨ªbal me escrib¨ªa tambi¨¦n, y yo escrib¨ªa lo que ellos me contaban. As¨ª que ten¨ªa tres versiones de la historia, y eso me ayudaba mucho.
Dice usted que, de ni?o, uno no entiende nada, que a los 40 ya se empiezan a ver "algunas cositas", y ahora dice que ve claro "muy poquitas cosas", pero que las ve "con una claridad inmensa". ?Qu¨¦ ha descubierto?
La primera, ya la hab¨ªa descubierto Arist¨®teles: que la lengua hablada es muy diferente de la lengua escrita; la primera se aprende sin esfuerzo y la otra hay que aprenderla como si fuera una lengua extranjera. Y despu¨¦s descubr¨ª c¨®mo funciona el fen¨®meno biol¨®gico porque aprend¨ª a ver el bosque sin quedarme atrapado por los ¨¢rboles. Y escrib¨ª mi libro de biolog¨ªa para explicar los grandes problemas de la ciencia biol¨®gica hasta llegar al cerebro.
A Darwin le da duro.
Darwin pretendi¨® explicar cosas que ¨¦l nunca lleg¨® a entender. Y ha permeado toda la ciencia biol¨®gica; ha escrito un libro est¨²pido en el que cuenta su teor¨ªa de la selecci¨®n natural, y es todo una perogrullada que no explica nada.
?Cu¨¢ndo descubri¨® usted que quer¨ªa ser un artista?
Quer¨ªa ser compositor, pero no ten¨ªa m¨²sica en el alma, ni era el momento de hacer m¨²sica cl¨¢sica all¨¢, en mi pa¨ªs. Desde hace mucho tiempo, la humanidad no produce grandes m¨²sicos, quiz¨¢ el ¨²ltimo fue Sibelius. Y en la m¨²sica popular, yo creo que el ¨²ltimo fue Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez. Descubr¨ª que tendr¨ªa m¨¢s facilidad para escribir y termin¨¦ escribiendo.
Y lo intent¨® con el cine.
Me hice la ilusi¨®n de que el cine era el gran arte del siglo XX; ahora pienso que ni siquiera fue un arte, fue un embeleco del siglo XX, es muy poca cosa al lado de la literatura, y a la vez pienso que la literatura es muy poca cosa al lado de la m¨²sica.
Colombia es su tema, est¨¢ en todo.
Para m¨ª es como una tabla de salvaci¨®n. No creo en nada, ni siquiera en mi causa a favor de los animales, porque es un acto de fe irracional, emotivo, de amor [Kim, que est¨¢ a los pies de Vallejo durante la entrevista, ladra]. As¨ª que me agarro a Colombia como una tabla de salvaci¨®n. S¨¦ que es un pa¨ªs m¨¢s de los doscientos que hay. Los colombianos creen que es el pa¨ªs m¨¢s feliz de la Tierra; yo no s¨¦ si ser¨¢ el m¨¢s feliz o no, s¨¦ que es un pa¨ªs que ha vivido con una intensidad muy grande.
?Y esa intensidad incluye la violencia?
Incluye la violencia. Por eso es el pa¨ªs m¨¢s violento de Am¨¦rica Latina. En ese pa¨ªs transcurri¨® mi infancia y mi juventud, y me he querido aferrar a la idea de que soy colombiano, y sigo hablando en colombiano, y sigo siendo en esencia colombiano. Y nunca ha habido un solo d¨ªa de mi vida en que no haya sentido la presencia de Colombia.
?Es 'La virgen de los sicarios' una met¨¢fora de ese pa¨ªs?
Nunca la pens¨¦ as¨ª. Lo que quise contar en La virgen de los sicarios es la historia de un hombre que vuelve a Colombia despu¨¦s de 20 o 30 a?os y lo encuentra todo cambiado. Ese viaje es el resumen de 20 o 30 regresos m¨ªos a Colombia.
?Qu¨¦ produce esa sensaci¨®n de que Colombia es un pa¨ªs sin arreglo?
Sin arreglo est¨¢ la humanidad, no s¨®lo Colombia. Toda la humanidad va hacia el desastre.
?Y c¨®mo fue su vida en Colombia?
Muy desenfrenada.
?C¨®mo en 'La virgen de los sicarios'?
Como en mi libro El fuego secreto, llena de incidentes y de cosas. Yo estuve muchas veces al borde de matarme; no soportaba tantas locuras, tantas cosas.
?En qu¨¦ consist¨ªa la locura?
En el choque del que no entiende que el mundo no se pliegue a sus caprichos. En El r¨ªo del tiempo, un ni?o de pocos a?os se da de cabeza contra el piso porque no hace su voluntad. As¨ª me sent¨ªa.
Y siempre que escribe hace referencia a esos tiempos.
La mayor¨ªa de la gente no tiene nada que contar, porque no le ha pasado grandes cosas. Pero a m¨ª me pasaron muchas cosas.
Lo que se advierte es que usted siempre ha buscado el peligro. ?Ad¨®nde le ha llevado esa tendencia?
Yo nunca he buscado el peligro por el peligro en s¨ª. En esa ¨¦poca de El fuego secreto, yo estaba interesado en los muchachos. El doctor Flores Tapia de mi libro buscaba a los ni?os, pero yo no buscaba ni?os; con toda franqueza, yo buscaba muchachos, eran mucho m¨¢s dif¨ªciles de conseguir que las muchachas. Yo preconizo la libertad sexual siempre y cuando no se maltrate a nadie, ni ese ejercicio est¨¦ ligado a la reproducci¨®n.
?Qu¨¦ consecuencias tuvo para usted esa tendencia a buscar muchachos?
Colombia, con su inmensa locura, es un pa¨ªs tremendamente libre; nosotros no hemos tenido tiranos, no hubi¨¦ramos podido soportar nunca a un Castro o a un Ch¨¢vez. Nosotros s¨®lo tuvimos a Rojas Pinilla en 1952, y dur¨® tan s¨®lo cuatro a?os. No era un tirano, era un dictador, y lo tumbamos pac¨ªficamente.
?Qu¨¦ huella le dej¨® aquel desenfreno?
Fue una ¨¦poca de mi vida que se qued¨® atr¨¢s. Siempre hice lo que quise, y sigo haci¨¦ndolo.
Le veo m¨¢s reconciliado con Colombia.
Bueno, yo nunca me he peleado con Colombia; a m¨ª Colombia me divierte, me divierte hacer rabiar a la gente. Lo que pasa es que los cur¨¦ de espanto en Colombia y ya ni me hacen caso.
?Por qu¨¦ se fue?
Porque se me meti¨® en la cabeza hacer cine. Me fui a estudiar a Roma, y como en Colombia no hab¨ªa forma de hacer pel¨ªculas termin¨¦ viniendo a M¨¦xico. Hice tres pel¨ªculas que quedaron muy mal; pero estar aqu¨ª me ayud¨® a tomar distancia del colombiano, de los colombianismos, de los localismos.
Viaja usted mucho ¨²ltimamente. Estuvo en Espa?a. ?C¨®mo ve a los espa?oles?
La juventud espa?ola renunci¨® a los mil a?os de su idioma. El mundo se est¨¢ desintegrando, est¨¢n desapareciendo las barreras nacionales y las barreras ling¨¹¨ªsticas, por culpa de Internet y de otros medios de comunicaci¨®n. As¨ª que los muchachos espa?oles ya no son muy diferentes a los j¨®venes argentinos o mexicanos. Los j¨®venes de todo Occidente ya son muy parecidos.
Vimos en Sabaneta a los sicarios de los que usted habla en su libro. ?C¨®mo es el alma de esos chicos?
Muy simple. Son chicos sin mucha cultura, viven en las barriadas. Puede que el d¨ªa anterior no fueran sicarios, pero en el agobio de la vida los contratan para que maten, y ya est¨¢.
?No le dieron miedo?
Bueno, en Colombia todo el mundo est¨¢ acostumbrado a vivir en un ambiente de violencia y de riesgo. En Colombia no est¨¢ seguro nadie: ni el rico, ni el pobre, ni el presidente, ni el polic¨ªa?
Uno de los ¨²ltimos tab¨²es contra los que usted ha ido ha sido el incesto.
Me tom¨® toda una vida llegar a decir eso alto y claro. Yo pienso que el sexo es inocente menos cuando est¨¦ involucrada la reproducci¨®n, que entonces es un crimen, o cuando se atropelle a alguien o no sea de mutuo acuerdo. Puede haber un tab¨² en el incesto por los problemas gen¨¦ticos que producen los primeros cruces consangu¨ªneos.
En lo ¨²nico que usted es ortodoxo es en el uso de la gram¨¢tica.
Ahora tambi¨¦n soy heterodoxo en eso, porque a nadie le importa que el espa?ol se est¨¦ volviendo un dialecto malo del ingl¨¦s, a nadie le importa atropellarlo, y no lo digo por los pol¨ªticos, los locutores o la gente de la calle, lo digo por los escritores.
Ha escrito contra los militares, contra Dios, contra los 'narcos', contra el diablo, contra los ricos. ?Contra qu¨¦ no escribir¨ªa nunca?
Nunca escribir¨ªa contra los que quieren a los animales.
A la gente le result¨® raro que usted entregara el dinero de su Premio R¨®mulo Gallegos a los animales.
S¨ª, me reprocharon que no lo diera a los ni?os abandonados. O sea, quer¨ªan que siguiera alcahueteando la pla?idera que el Papa sigue azuzando. Yo le digo "?recoja a todos esos ni?os!" al Papa que tanta le?a ha echado a la hoguera demogr¨¢fica.
Al otro Papa le llam¨® usted de todo.
Este Papa es m¨¢s discreto, pero forma parte de ese mundo falso, mentiroso, miserable, de la alta jerarqu¨ªa cat¨®lica. Pero tiene cosas que lo hacen menos odioso, como que toca Mozart al piano, y tiene gatos y los quiere. As¨ª que ya estoy viendo una diferencia muy grande entre ¨¦ste y el anterior. Para bien.
En Espa?a, esa jerarqu¨ªa ha desfilado en la calle contra el matrimonio homosexual.
S¨ª, lo s¨¦. Los homosexuales est¨¢n manteniendo sus derechos a tener un matrimonio como el de los heterosexuales. Se me hace medio rid¨ªculo que los homosexuales se pongan a adoptar ni?os. Yo les sugerir¨ªa que adopten perros abandonados y no ni?os; porque cuanto m¨¢s adopten, m¨¢s van a seguir asquerosos trayendo ni?os al mundo sin importarles qu¨¦ sea de ellos.
?Y c¨®mo se lleva usted con ese ni?o que fue, y que est¨¢ retratado ah¨ª, en la portada de 'El desbarrancadero'?
Lo veo lejan¨ªsimo, como si no fuera yo, totalmente desva¨ªdo en el pasado.
?C¨®mo es Fernando Vallejo hoy?
No lo s¨¦, el caos.
?Le gustar¨ªa saberlo?
No. Un caos.
![SU AMOR. Con su perra de ojos azules, 'Kim'. Fernando Vallejo se ha vuelto vegetariano y es un firme defensor de los animales.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HQY4RIM4CGRYOGCQUO6GVUH2J4.gif?auth=0ad9b510b6a626c0b8f8a607c3ee9155377fc9b67901888ac6fcac34fc478e79&width=414)
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