El precio de la desigualdad
Los pa¨ªses de la UE eval¨²an las ventajas econ¨®micas que acarrea la equiparaci¨®n laboral entre hombres y mujeres
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"La igualdad no es s¨®lo un derecho humano, es tambi¨¦n una ventaja econ¨®mica". El ministro para la Igualdad de Suecia, Jens Orback, dec¨ªa en voz alta la semana pasada algo de lo que muchos pa¨ªses europeos empiezan a darse cuenta: que las arcas del Estado se resienten, y mucho, de que la igualdad entre hombre y mujer (m¨¢s all¨¢ de su formulaci¨®n legal) diste de ser una realidad. En su opini¨®n, las econom¨ªas de las sociedades m¨¢s igualitarias crecen m¨¢s.
El coste m¨¢s directo es el que genera la violencia dom¨¦stica, seg¨²n los datos que aportaron los representantes de los 46 pa¨ªses miembros del Consejo de Europa, reunidos recientemente en Estocolmo para estudiar el impacto econ¨®mico de la desigualdad. En Espa?a, un estudio del Instituto Andaluz de la Mujer cifra en 2.400 millones el coste de la violencia contra las mujeres, lo que supone 58,4 euros per c¨¢pita y a?o. En esta partida se contabilizan los gastos hospitalarios, la asistencia psicol¨®gica, los costes del sistema judicial y el absentismo laboral, entre otros.
En Espa?a, la violencia machista supone un coste de 58,4 euros por habitante y a?o
C¨¢lculos parecidos se han publicado en otros pa¨ªses, como Finlandia, donde el gasto que genera la desigualdad asciende a 91 millones (17,4 euros por habitante). Aunque no existe una metodolog¨ªa que unifique los criterios establecidos, en el Reino Unido se estima que a cada ciudadano la desigualdad le cuesta hasta 555 euros al a?o, teniendo en cuenta tanto los gastos sanitarios como los de servicios sociales.
M¨¢s all¨¢ de los costes directos, a los Gobiernos de una Europa estancada y con una poblaci¨®n menguante les preocupa la repercusi¨®n econ¨®mica que supone la falta de incorporaci¨®n plena de la mujer al mercado laboral; enorme, a juzgar por las cifras que manejan algunos pa¨ªses.
El Ejecutivo brit¨¢nico ha hecho n¨²meros y sus conclusiones invitan a reflexionar a otros gobiernos. Si las brit¨¢nicas participaran en el mercado laboral de la misma manera que los hombres, las arcas del Estado se embolsar¨ªan entre 22.000 y 34.500 millones de euros al a?o. Es decir, entre el 1,3% y el 2% del PIB del Reino Unido. Son los datos que aport¨® una comisi¨®n gubernamental, que estim¨® adem¨¢s que la mayor¨ªa de los 1,3 millones de empleos que se crear¨¢n el a?o pr¨®ximo en el pa¨ªs, ser¨¢n ocupados por mujeres.
Pa¨ªses como Suecia atribuyen su crecimiento econ¨®mico, en parte, a sus progresos en el campo de la igualdad, que se han traducido en una mayor participaci¨®n de las mujeres en el mercado laboral. Esto ha sido posible gracias a pol¨ªticas de Estado que ponen el ¨¦nfasis en el cuidado de los ni?os y los mayores.
El Gobierno sueco defiende la igualdad por sus ventajas competitivas y cree que excluir a la mitad de la poblaci¨®n de un rendimiento laboral pleno es muy poco rentable. En Suecia, los trabajadores tienen derecho a una jornada reducida en un 25%, hasta que el hijo menor cumpla ocho a?os. Se calcula que hasta un 40% de las madres se acogen a esta posibilidad, lo que ha permitido una incorporaci¨®n masiva de las suecas al mercado de trabajo desde los a?os setenta.
Los impuestos que pagan estas mujeres engordan el presupuesto de un Estado que invierte en guarder¨ªas, que a su vez permiten a m¨¢s mujeres trabajar fuera de casa. Estas pol¨ªticas han animado a las suecas a tener m¨¢s hijos, mientras el resto de la UE se lamenta del envejecimiento de su poblaci¨®n y su consiguiente p¨¦rdida de mano de obra.
"La econom¨ªa europea est¨¢ estancada, y el modelo social europeo en cuesti¨®n. La igualdad es una de las formas de hacer frente a esta p¨¦rdida de poblaci¨®n activa", sostuvo la viceministra de Finanzas sueca, Magdalena Andersson, la semana pasada durante la VI conferencia interministerial sobre la igualdad entre hombres y mujeres. Andersson dej¨® claro, sin embargo, que el modelo sueco tampoco es el ideal y explic¨® que en su pa¨ªs un 40% de las mujeres trabajan a tiempo parcial, lo que afecta no s¨®lo a sus ingresos, sino tambi¨¦n a su futura pensi¨®n. Una pescadilla que no deja de morderse la cola en una Europa donde las mujeres, con una esperanza de vida (78,8 a?os) mayor que la de los hombres (72,1) dispondr¨¢n de menos recursos durante su jubilaci¨®n y precisar¨¢n de mayores cuidados, que los proporcionar¨¢n mayoritariamente las mujeres.
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