Las ra¨ªces de las dos Espa?as
Cuando Pere Bosch Gimpera, exiliado en 1939 como tantos otros intelectuales republicanos, profesor en la Universidad de M¨¦xico y m¨¢xima autoridad en prehistoria hisp¨¢nica, public¨® El poblamiento antiguo y la formaci¨®n de los pueblos de Espa?a (Imprenta Universitaria, M¨¦xico, 1945), otros dos exiliados catalanes, Raimon Gal¨ª y Joan Sales, le comentaron un descubrimiento que acababan de hacer. El libro ten¨ªa un mapa donde se se?alaba la frontera entre la Hispania ib¨¦rica y la c¨¦ltica, y ellos le mostraron otro mapa que parec¨ªa calcado del primero. "?Qu¨¦ es esto?", les pregunt¨® el gran prehistoriador. "Es el mapa de Espa?a el verano de 1936", le contestaron, "cuando despu¨¦s de unos d¨ªas de marchas irregulares de las columnas de uno y otro bando se forma un frente continuo". Bosch Gimpera se alarm¨® y les asegur¨® que sus tesis hist¨®ricas no obedec¨ªan a ninguna intencionalidad pol¨ªtica, pero Sales y Gal¨ª le respondieron que precisamente por esto era significativa la coincidencia.
Bosch Gimpera no era apol¨ªtico (perteneci¨® a Acci¨® Catalana y despu¨¦s de los sucesos de mayo de 1937 fue consejero de Justicia de la Generalitat), pero su investigaci¨®n cient¨ªfica era objetiva e irreprochable. Recuerdo haberle escuchado en 1961 una conferencia en la Sorbona en la que nos entretuvo una hora larga hablando del itinerario que hab¨ªa seguido An¨ªbal con sus soldados y sus elefantes para cruzar los Pirineos, camino de Italia. En cambio, Gal¨ª y Sales eran pol¨ªticos, no de partido, sino del nacionalismo catal¨¢n. Encabezaban un reducido pero importante grupo de catalanes que entre 1943 y 1947 publicaron en Coyoac¨¢n (M¨¦xico) Quaderns de l'Exili, "la revista m¨¢s original y combativa del exilio, m¨¢s pol¨ªtica que cultural" (Albert Manent), que daba una visi¨®n catalana de la tragedia de la Guerra Civil y de toda nuestra historia reciente. Despu¨¦s de aquel encuentro con Bosch Gimpera, Gal¨ª y Sales empezaron una serie de art¨ªculos en los Quaderns buscando en los trabajos de Bosch Gimpera la explicaci¨®n de la historia posterior de la Pen¨ªnsula, y tambi¨¦n un argumento m¨¢s para el principal postulado pol¨ªtico del grupo de Coyoac¨¢n: la unidad de los Pa¨ªses Catalanes. Repetidas veces hab¨ªan comentado los trabajos de Bosch Gimpera, pero dedicaron a este tema, con car¨¢cter monogr¨¢fico, todo el n¨²mero 25 de la revista, correspondiente a enero-febrero de 1947 (puede verse en la edici¨®n facs¨ªmile, publicada en 1982, con los 26 n¨²meros de la revista).
La tesis de Bosch Gimpera era que "en el subconsciente de los pueblos de Hispania, y arraigadas en la geograf¨ªa, act¨²an leyes pr¨¢cticamente eternas". Distingu¨ªa cinco grandes pueblos hist¨®ricos en la Pen¨ªnsula: pirenaicos (fundamentalmente los vascos), celtas (centrados en Castilla y Le¨®n), tartesios (Andaluc¨ªa), iberos (con su n¨²cleo central en la actual provincia de Alicante) y lusitanos (Galicia y Portugal). Los que ¨¦l llamaba tartesios y los iberos, a pesar de diferencias importantes en la estructura social y pol¨ªtica, ten¨ªan mucho en com¨²n y se diferenciaban netamente de los celtas de la meseta. Escrib¨ªa Bosch Gimpera: "A finales del Paleol¨ªtico superior (IX milenio a. C.) resultan ya netamente destacados dos grupos fundamentales de la poblaci¨®n peninsular que tendr¨¢n que ser el punto de partida para la evoluci¨®n ulterior, y que la evoluci¨®n cultural y los movimientos del Mesol¨ªtico no har¨¢n sino precisar y acentuar: el del norte (franco-cant¨¢brico)... y el del sur y este, en el que predomin¨® el elemento capsiano". As¨ª, la Hispania ib¨¦rica (en sentido amplio, comprendiendo a los tartesios) formaba un gran arco, como una media luna creciente, desde los Pirineos orientales, por todo el levante y la actual Andaluc¨ªa, hasta la Extremadura meridional, en M¨¦rida, rodeando a la Hispania c¨¦ltica. A pesar de las invasiones cartaginesa y romana primero, y visig¨®tica y musulmana siglos m¨¢s tarde, entiende Bosch Gimpera que persisten diferenciados aquellos dos grandes bloques. En la Guerra de Sucesi¨®n se contrapone la Espa?a ib¨¦rica, austriacista, a la c¨¦ltica, borb¨®nica. No es casual que hasta 1936 el sindicato socialista, la UGT, dominara en la Espa?a c¨¦ltica, mientras que el sindicato anarquista CNT controlaba la ib¨¦rica. Y como observaron Gal¨ª y Sales, el frente b¨¦lico en el verano de 1936 reproduce la antigua divisoria ¨¦tnica.
Rom¨¢n Perpi?¨¢ Grau (un economista del que alguna vez ha hablado el profesor Fabi¨¢n Estap¨¦ y que, en un lenguaje abarrocado y casi esot¨¦rico, dec¨ªa cosas muy interesantes), en su estudio de la estructura econ¨®mica de Espa?a, distingu¨ªa netamente la Espa?a interior de la perif¨¦rica. Atribu¨ªa el fracaso de funcionamiento y el d¨¦ficit econ¨®mico de los ferrocarriles espa?oles a que se hab¨ªa concebido la red en forma radial, cuando los movimientos de mercanc¨ªas se produc¨ªan siguiendo aquella media luna, desde el norte hasta el levante, pasando por Catalu?a. A lo que yo a?adir¨ªa que otro tanto ha ocurrido con la red de carreteras, montada en forma tambi¨¦n radial desde el kil¨®metro cero de la Puerta del Sol, y m¨¢s de lo mismo con el m¨¢s reciente sistema de autopistas.
Ha llovido mucho desde que en 1947 Sales y Gal¨ª decidieron cerrar los Quaderns y regresar a Catalu?a (por cierto: fue al tener noticia de las fiestas de la entronizaci¨®n de la Virgen de Montserrat, primera gran manifestaci¨®n masiva de catalanidad despu¨¦s de la Guerra Civil y gesto de reconciliaci¨®n entre catalanes vencedores y vencidos), y ha habido grandes cambios en la poblaci¨®n espa?ola debidos a los flujos migratorios del sur de la Pen¨ªnsula hacia el norte y a la industrializaci¨®n de las cercan¨ªas de Madrid y de otras capitales castellanas, pero las ra¨ªces remotas de las dos Espa?as todav¨ªa afloran en los mapas de despu¨¦s de todas las elecciones generales, con la clamorosa excepci¨®n, que sus razones tendr¨¢, del Pa¨ªs Valenciano.
Hilari Raguer es historiador.
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