Soplar y sorber
La junta de personal docente no universitario de C¨®rdoba ha instado a la Delegaci¨®n Provincial de Educaci¨®n, solicitando que adopte las medidas oportunas "para que se retire la simbolog¨ªa religiosa de los centros docentes p¨²blicos". Es una petici¨®n que se acomoda a una orden de la Delegaci¨®n de Ja¨¦n, por la que se decidi¨® que se retiraran crucifijos y s¨ªmbolos religiosos de un colegio p¨²blico. Petici¨®n y decisi¨®n que han tra¨ªdo a mi memoria la conversaci¨®n que no hace muchos d¨ªas manten¨ªamos un grupo de amigos. Dec¨ªa uno de ellos, que es religioso y cat¨®lico, que "jam¨¢s se hab¨ªa hablado tanto de pol¨ªtica entre religiosos". Se manifestaba extra?ado. No entend¨ªa que la pol¨ªtica auton¨®mica fuera la gran preocupaci¨®n moral de su Iglesia. Me extra?¨® su extra?eza.
La historia m¨¢s reciente ense?a que la Iglesia oficial espa?ola practic¨® una pol¨ªtica de identificaci¨®n con el r¨¦gimen franquista. Los acuerdos de la Santa Sede con esta dictadura y su tolerancia con las botas eran monedas de cambio rec¨ªprocas hasta el punto de acu?ar en las monedas que el caudillo lo era "por la gracia de Dios". Los intereses econ¨®micos que surgieron a rebufo de esta situaci¨®n y la protecci¨®n extensiva, por esta forma de entender el apostolado para la parte dominante de Espa?a, le han ayudado a ocupar un lugar de privilegio. Un espacio que se le ha respetado en democracia y que, en lugar de servirle de apoyo y avance, quieren que contin¨²e como si aquellas monedas siguieran circulando.
Es una Iglesia oficial, que no camina junto con una sociedad abierta al futuro, ni est¨¢ con sus preocupaciones. Y as¨ª mientras la sociedad se ocupa de las bolsas de marginaci¨®n, como est¨¢ sucediendo en Sevilla en las Tres Mil Viviendas, y de la inmigraci¨®n, porque los poderes tienen como una de sus obligaciones estos objetivos, el episcopado, sea del Sur o del Norte, se entretiene con otros. Hoy su mayor ocupaci¨®n es mirar por lo que cree debe ser la unidad de Espa?a; tambi¨¦n por su oposici¨®n al nuevo Estatuto de Autonom¨ªa de Andaluc¨ªa. Y centrada la Iglesia oficial en esta suerte de ocupaciones, desaparece cualquier obst¨¢culo o impedimento que pudiera frenar una cr¨ªtica que s¨ª se frenar¨ªa, por el respeto que se merece por su capital evang¨¦lico, si no se utilizara el catolicismo como una m¨¢scara para hacer pol¨ªtica.
Es el gran problema que tiene esta Iglesia becada. Mayor a¨²n cuando sus posicionamientos se confunden con la derecha m¨¢s radical. Desde este punto de vista, y al margen del laicismo que se proclama por el Estado, no resulta extra?o que surjan opiniones y se solicite que se desmilitaricen de signos de religiosidad los colegios p¨²blicos, como ha ocurrido en C¨®rdoba y en Baeza.
Despu¨¦s de todo y tal como ha recordado el secretario del PP-A, refiri¨¦ndose a las posibles incompatibilidades de algunos miembros de la gestora marbell¨ª -por cierto con bastante acierto-, no se puede soplar y sorber al mismo tiempo.
Tal vez quiero pensar, que, puesto que el Estado Espa?ol tiene unos acuerdos con el Estado vaticano, si estos nuncios se comportaran en Espa?a con el mismo respeto que los embajadores y c¨®nsules de otros Estados y no interfirieran oficialmente en cuestiones de estructuraci¨®n auton¨®mica, por lo mismo que las autonom¨ªas no intervienen en la estructuraci¨®n cardenalicia ni en la elecci¨®n del papa, otro gallo, o el de San Pedro, les cantar¨ªa.
En cualquier caso no esta dem¨¢s recordar a esta Iglesia tan preocupada por la moralidad auton¨®mica que la Direcci¨®n General de Empleo de la Comisi¨®n Europea ha reprendido al gobierno espa?ol y por tanto al andaluz, dadas las transferencias en materia de ense?anza, por el trato que dispensan a los profesores de Religi¨®n. Hasta el punto que se llevan pagados m¨¢s de 300 millones de euros por las condenas que los tribunales de justicia espa?oles han impuesto a las administraciones p¨²blicas por despidos nulos y da?os morales, derivados de la actuaci¨®n obispal sobre los profesores de religi¨®n.
En fin que, con independencia de lo que representan para esta sociedad, el episcopado oficial deber¨ªa comprender que no es un grupo pol¨ªtico y que no se puede practicar impunemente la ilegalidad en un estado de derecho, ni utilizar s¨ªmbolos religiosos para propagar su fe nacional. O lo que es lo mismo, que no se puede soplar y sorber al mismo tiempo.
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