Antol¨®gica por buler¨ªas

Carmen Linares hizo una larga, largu¨ªsima secuencia por buler¨ªas que fue antol¨®gica. Toda suerte de buler¨ªas o¨ªmos en ella, desde las m¨¢s temperadas hasta las que aparecen acometidas de una furia mod¨¦lica. Durante muchos minutos, Carmen se sostuvo en el palo con ejemplar constancia, pues parec¨ªa que nunca iba a terminar. Antes, hab¨ªa cantado por alegr¨ªas, por cartageneras y por soleares; despu¨¦s, hizo los tangos de Granada. Todo lo hizo con brillantez, pero en las buler¨ªas puede decirse que se sali¨® del cuadro con rotundidad.

Bail¨® Merche Esmeralda. Hac¨ªa a?os que no la ve¨ªamos, pues, seg¨²n explic¨® al final, ha tenido un tiempo de retiro. Bail¨® siguiriyas y soleares, m¨¢s la patadita final por buler¨ªas. Y la verdad es que lo hizo con se?or¨ªo, como en ella es caracter¨ªstico siempre. Las siguiriyas las hizo con mant¨®n, en tono dram¨¢tico como corresponde al estilo. Unas siguiriyas sobrias, con mucho zapateado que fue subrayando el dramatismo de la acci¨®n.

M¨¢s alegres fueron las soleares, en ocasiones decididamente alegres, y a mi juicio mejores que las siguiriyas. La bata de cola le prest¨® un gran servicio, con toda la dificultad que tiene mover la cola adecuadamente. Merche Esmeralda lo hizo, y lo hizo muy bien. La patadita por buler¨ªas, con la que la bailaora remat¨® su actuaci¨®n, la sesi¨®n de anoche y el propio festival, fue tambi¨¦n extraordinaria.

La guitarra de concierto tuvo en Serranito un protagonista destacado, secundado por S¨¢nchez a los teclados y por su hijo V¨ªctor Monje a la percusi¨®n. Serranito hizo parte de su traves¨ªa por el Guadalquivir y alg¨²n otro n¨²mero ajeno. La taranta, las alegr¨ªas, por ejemplo, fueron piezas dignas de resaltarse, as¨ª como el tema titulado Agua, tierra, fuego y aire, que siempre lo hace con excepcional maestr¨ªa.