Un Saboya para el infierno
Sexo y sobornos jalonan la ca¨ªda de un pr¨ªncipe que crey¨® que el mundo deb¨ªa rendirle pleites¨ªa
V¨ªctor Manuel de Saboya, heredero de la dinast¨ªa que fund¨® Italia, ha sido siempre un caso aparte en el reservado mundillo de las familias reales. Ning¨²n otro hijo de rey ha sido procesado por homicidio y por tr¨¢fico de armas. Pero hasta ahora iba tirando. Incluso si le daba por pegarse con su primo Amadeo de Aosta durante los esponsales del pr¨ªncipe Felipe y do?a Letizia: nada, cosas de V¨ªctor Manuel cuando bebe. Resulta improbable, sin embargo, que vuelvan a invitarle a una ceremonia regia. Su detenci¨®n por fraude, asociaci¨®n il¨ªcita y explotaci¨®n de prostitutas podr¨ªa quedar en nada, como los anteriores procesamientos. Quedar¨¢ para siempre, por el contrario, el recuerdo de las conversaciones telef¨®nicas que durante meses le grab¨® la polic¨ªa.
Cuando el juez le someti¨® a un interrogatorio de cinco horas, neg¨® la acusaci¨®n de proxenetismo. "Esas se?oritas eran para mi consumo personal", dijo
Lleg¨® a creerse el rey del mambo: "Ojo, que me he convertido en un tipo muy poderoso en Italia. O se hacen las cosas como yo digo, o el que falla va fuera"
Expresiones como la dedicada a sus compatriotas sardos, "esos mierdas que huelen a cabra", o el grito entusiasta con que reclama a un socio "una puta rubia y guarrona, como a m¨ª me gustan", resultan inolvidables.
La pasi¨®n por las "guarronas", de pago o gratuitas, forma parte de la tradici¨®n de los Saboya. Los reyes del Piamonte, que durante el siglo XIX se anexionaron el resto de la pen¨ªnsula y fundaron Italia, sol¨ªan tener fama de valientes, testarudos, necios y mujeriegos. Tambi¨¦n eran considerados taca?os y honestos. Nunca, en ning¨²n caso, mostraron propensi¨®n por el fraude. ?sa fue una l¨ªnea inaugurada personalmente por V¨ªctor Manuel, al que la justicia acusa de cobrar sobornos a cambio de mover sus influencias, de corromper a funcionarios p¨²blicos para obtener licencias de juego, de explotar un negociete basado en la venta de t¨ªtulos caballerescos y de lucrarse con la importaci¨®n de prostitutas del este de Europa.
La negativa de Tot¨®
El pasado martes, cuando el juez le someti¨® a cinco horas de interrogatorio, V¨ªctor Manuel, Tot¨® para la familia, neg¨® rotundamente toda relaci¨®n con el proxenetismo. "Esas se?oritas eran para mi consumo personal", explic¨®. Y a?adi¨® una frase de perfecto hombre de mundo: "Le ruego discreci¨®n, se?or juez; ya sabe usted, mi esposa...". Para entonces, las transcripciones de sus charlas telef¨®nicas hab¨ªan sido difundidas en todos los peri¨®dicos de Italia. A la esposa, Marina Doria, antigua campeona de tenis y esqu¨ª n¨¢utico, le bastaba abrir uno al azar para leer las direcciones m¨¢s frecuentadas por el marido. Puesta en detalles, pod¨ªa descubrir incluso que V¨ªctor Manuel a¨²n deb¨ªa dinero a la se?orita Alice, milanesa, 300 euros por sesi¨®n.
La historia de V¨ªctor Manuel Alberto Carlos Teodoro Humberto Bonifacio Amadeo Dami¨¢n Bernardino Jenaro Mar¨ªa, ¨²nico hijo var¨®n de Humberto II, ¨²ltimo rey de Italia, s¨®lo se entiende bien desde el principio. Desde las aclamaciones de la Italia mussoliniana al ni?o nacido en N¨¢poles el 12 de febrero de 1937. Y desde un exilio que empez¨® en 1946 y dur¨® 56 a?os.
Las cosas podr¨ªan haber sido distintas. El viejo V¨ªctor Manuel III podr¨ªa no haberse entregado a Benito Mussolini. O podr¨ªa, al menos, haber realizado antes la maniobra palaciega con la que en 1944 depuso al dictador. Pero ocurri¨® lo que ocurri¨®, y en 1946, en un dram¨¢tico refer¨¦ndum, los italianos eligieron (por un margen estrech¨ªsimo y hasta cierto punto dudoso) la Rep¨²blica. La monarqu¨ªa estaba mancillada por su cooperaci¨®n con el fascismo, y la nueva Constituci¨®n republicana prohibi¨® a todos los hombres Saboya la entrada en Italia. No pod¨ªan siquiera sobrevolarla. V¨ªctor Manuel III, el aut¨¦ntico culpable, parti¨® hacia Egipto. Su hijo Humberto II, en quien abdic¨® cuando todo estaba ya perdido, se traslad¨® a Portugal con sus hijas. El peque?o V¨ªctor Manuel se estableci¨® en Suiza con su madre, Mar¨ªa Jos¨¦, la princesa imprudente y progresista que durante la guerra hab¨ªa ayudado a la resistencia.
V¨ªctor Manuel creci¨® internado en colegios suizos de lujo, en los que, aparte de unos cuantos idiomas, no aprendi¨® nada. Para los estudios fue un zoquete. Sus cualidades eran manuales. Se convirti¨® en un buen mec¨¢nico reparando los coches y las motos que le regalaban sus tutores. La familia dispon¨ªa todav¨ªa de dinero y de un entorno mon¨¢rquico que cubr¨ªa cualquier necesidad.
En la mente del joven Saboya se grabaron poco a poco dos ideas peligrosas. Una, que el mundo exist¨ªa para pagar sus gastos. Dos, que el mundo exist¨ªa para rendirle honores. Al fin y al cabo, toda la gente que frecuentaba hac¨ªa exactamente eso: pagar sus gastos y rendirle honores. En el alma del muchacho se abri¨® tambi¨¦n, probablemente, el hueco del desamor. Los Saboya, como otras viejas familias reales, eran incapaces de mostrar afecto por sus v¨¢stagos. El hijo de V¨ªctor Manuel, Manuel Filiberto, dice que su padre es "un hombre herido que se ha sentido siempre hu¨¦rfano, sin familia, muy solo".
Otro h¨¢bito de las familias reales en el exilio consiste en el distanciamiento entre padres e hijos. Cada uno tiene una corte de intrigantes dedicada a enfrentar al pretendiente con el heredero del pretendiente. Humberto II y V¨ªctor Manuel dejaron poco a poco de tratarse, y cuando el hijo cumpli¨® 21 a?os, el padre orden¨® que dejaran de pagarle la pensi¨®n mensual, e incluso los vicios. El muchacho se qued¨® sin blanca. Pero ten¨ªa a mano a su novia Marina, campeona de esqu¨ª n¨¢utico y de tenis, aspirante (eterna) a actriz, hija de un financiero con recursos. Por ese lado, ning¨²n problema.
Hasta los 30 a?os, V¨ªctor Manuel de Saboya no cometi¨® ning¨²n desaguisado de importancia. Hizo lo mismo que cualquier chico en su situaci¨®n: aprendi¨® a pilotar aviones, esqui¨®, trabaj¨® como submarinista en California, naveg¨® con los amigos por la costa espa?ola, quem¨® unos cuantos Ferrari, hizo safaris en ?frica y consumi¨® grandes cantidades de alcoholes selectos.
Hacia 1970 trab¨® amistad con las dos personas que cambiaron su vida. Una, Corrado Agusta, conde por decreto de Benito Mussolini, fabricante de helic¨®pteros y durante un tiempo tambi¨¦n de motocicletas. La otra, Mohamed Reza Pahlevi, sha de Ir¨¢n. El iran¨ª tonteaba con Mar¨ªa Gabriella, una de las hermanas de V¨ªctor Manuel, y simpatiz¨® con el joven. El conde de pacotilla buscaba un vendedor de alcurnia en Oriente Pr¨®ximo. El tr¨ªo estaba condenado a entenderse.
V¨ªctor Manuel de Saboya se traslad¨® a Ir¨¢n como hu¨¦sped del sha y representante de Agusta. Todo su trabajo consist¨ªa en firmar los pedidos de material b¨¦lico del "rey de reyes" iran¨ª y en montar grandes juergas en el hotel Hilton, de Teher¨¢n. Agusta se encargaba de suministrar helic¨®pteros de combate y otro material b¨¦lico y de pagar generosas comisiones a su protegido, demasiado ocupado en sus cosas (aleg¨® a?os m¨¢s tarde) como para averiguar que parte del armamento no se quedaba en territorio iran¨ª. Al menos 300 helic¨®pteros acabaron en manos de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) y de Gobiernos m¨¢s o menos proscritos, como el surafricano; otras armas comercializadas por Agusta fueron a Somalia y Zaire. Un juez de Venecia acus¨® a Saboya de tr¨¢fico de armas, pero el sumario acab¨® empantanado en un despacho de Roma: el Gobierno italiano estaba implicado en el comercio ilegal y no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s en que el asunto fuera investigado.
V¨ªctor Manuel aprovech¨® esos d¨ªas iran¨ªes de vino y rosas para casarse con Marina por la Iglesia (un a?o antes, en 1970, hab¨ªan realizado una boda civil en Las Vegas) y, seg¨²n parece, para tomar carrerilla hacia el desastre. Porque en los a?os siguientes cometi¨® todas las tonter¨ªas posibles.
En 1976 ingres¨®, por ejemplo, en la logia mas¨®nica P2, fundada por Licio Gelli con el objetivo m¨¢s o menos declarado de tomar el poder en Italia. Saboya, convertido en miembro de tercer grado con el carn¨¦ n¨²mero 1.621, conoci¨® en la P2 a los principales dirigentes de los servicios secretos italianos; no lleg¨® a tratar con otro de los socios de la organizaci¨®n secreta, Silvio Berlusconi, porque el entonces promotor inmobiliario no acud¨ªa a las reuniones.
En 1978 cometi¨® lo m¨¢s grave hasta la fecha. Era el 18 de agosto y ten¨ªa el yate anclado en la isla corsa de Cavallo. El yate de un controvertido millonario romano, Nicky Pende, atrac¨® junto al suyo. Una tercera nave, repleta de muchachos, fonde¨® tambi¨¦n en la zona. Alguien del yate de Pende utiliz¨® sin permiso la lancha neum¨¢tica del pr¨ªncipe, y ¨¦ste, cargado de alcohol y con una carabina en la mano, se lanz¨® a recuperarla. Saboya y Pende cayeron al mar. La carabina dispar¨® dos tiros. Y una esquirla rebotada acab¨® en la pierna de Dirk Hamer, un chico de 19 a?os que dorm¨ªa tranquilamente en el tercer yate. Hamer muri¨® cuatro meses despu¨¦s, tras sufrir la amputaci¨®n de la pierna. En 1991, un tribunal de Par¨ªs conden¨® a Saboya a seis meses de reclusi¨®n en suspenso por uso ilegal de armas, pero le absolvi¨® de la acusaci¨®n de homicidio.
Negociete acabado
Para entonces, el sha no exist¨ªa ya y el negociete de los helic¨®pteros estaba acabado. V¨ªctor Manuel a¨²n hizo un intento de ganar dinero f¨¢cil en 1995, cuando se present¨® en Bagdad para vender "tractores y maquinaria agr¨ªcola, nada de armas" al Gobierno de Sadam Husein, sometido a un estricto embargo. La cosa no funcion¨®. Ya marchaba, sin embargo, otro asunto interesante. Con el padre fallecido, V¨ªctor Manuel de Saboya se hab¨ªa convertido oficiosamente (Humberto I nunca le nombr¨® heredero formal) en el jefe de la familia, y hab¨ªa podido sacar del olvido la Orden de los Santos Mauricio y L¨¢zaro. Es asombroso lo que paga alguna gente por un t¨ªtulo seudocaballeresco. A d¨ªa de hoy, la orden mauriciana, con sede en Suiza, cuenta con m¨¢s de 4.000 miembros, que a cambio de una capa con una cruz y unas cuantas insignias fantasiosas pagan una cuota anual de 1.000 euros. ?D¨®nde van esos cuatro millones de euros que ingresan cada a?o los mauricianos? "A obras de caridad y beneficencia", asegura V¨ªctor Manuel. No aparece, de momento, ning¨²n comprobante.
Despu¨¦s de salir con bien del juicio por homicidio, V¨ªctor Manuel de Saboya lanz¨® una intensa campa?a para conseguir que se le permitiera regresar a Italia. El primer intento, a principios de los ochenta, hab¨ªa sido de un tacto exquisito: envi¨® una carta al presidente de la Rep¨²blica, Sandro Pertini, dirigida al "se?or Pertini, palacio del Quirinal, Roma". El presidente socialista hizo que respondiera un secretario. Otro instante de suprema habilidad diplom¨¢tica se produjo en 1997, durante una entrevista en la televisi¨®n p¨²blica italiana. "Yo no tengo que pedir perd¨®n por las leyes raciales [aprobadas por Benito Mussolini y refrendadas por su abuelo, V¨ªctor Manuel III], ni siquiera hab¨ªa nacido. Y adem¨¢s", remach¨®, "esas leyes tampoco fueron tan terribles". Las leyes raciales enviaron a los campos de exterminio nazis a decenas de miles de jud¨ªos italianos.
Corte de aduladores
Pese a todo, en 2002 pudo volver con su esposa, Marina, y su hijo ¨²nico, Manuel Filiberto, de profesi¨®n gran canciller mauriciano, relaciones p¨²blicas de un restaurante y modelo publicitario. La familia se vio rodeada inmediatamente de una nueva corte de aduladores que utilizaban al jefe de la Casa de Saboya para conseguir licencias de juego, para tramitar sobornos de forma elegante y para adornar francachelas. Salvatore Sottile, dirigente del partido posfascista Alianza Nacional, le procuraba (seg¨²n el fiscal) j¨®venes prostitutas y aspirantes a actriz que, como Elisabetta Gregoraci, starlette de la RAI y actual novia de Flavio Briatore, jefe de la escuder¨ªa Renault de f¨®rmula 1, estaban dispuestas a pagar con sexo una peque?a cuota de pantalla. Sottile, que gracias al control gubernamental de la televisi¨®n p¨²blica pod¨ªa dar trabajo a esas chicas, neg¨® el pasado mi¨¦rcoles ante el juez haber exigido favores sexuales a nadie. Pero la propia Gregoraci confirm¨® que hab¨ªa "pagado".
V¨ªctor Manuel lleg¨® a creerse el rey del mambo. Siguen como ejemplo algunas de las frases que la polic¨ªa le grab¨® durante la investigaci¨®n.
"Ojo, que yo me he convertido en un tipo muy poderoso en Italia, mucho m¨¢s de lo que esperaba. Ahora rompo el culo a quien me toca los huevos. O se hacen las cosas como yo digo, o el que falla va fuera, ?entendido?".
"En pleno l¨ªo, Berlusconi me ha recibido enseguida, y le he dicho: se?or presidente, no podemos permitirnos el lujo de perder estas elecciones; todos los amigos deben votar Forza Italia y la derecha, o nos vamos a la mierda, porque los de izquierda, hijos de puta, votan todos".
Noblesse oblige, V¨ªctor Manuel se comport¨® de forma digna durante su interrogatorio. Cuando el juez le pregunt¨® por una foto policial en la que aparec¨ªa recibiendo un sobre con dinero de Rocco Migliardi, promotor de m¨¢quinas de videop¨®quer, neg¨® que se tratara de 20.000 euros, como constaba en el informe de la polic¨ªa. "Eran s¨®lo 1.000 euros, la cuota de inscripci¨®n en la Orden Mauriciana; Migliardi ten¨ªa tantas ganas de ser caballero...". ?De verdad no eran 20.000 euros?, insisti¨® el juez. Y ah¨ª salt¨® el caballero: "?De verdad cree que yo me ensucio las manos por 20.000 euros? Eso para m¨ª es calderilla". Noblesse oblige.
"En la c¨¢rcel me tratan como a un rey"
V?CTOR MANUEL DE SABOYA almorz¨® el pasado 15 de junio en el restaurante milan¨¦s Dal Bolognese, con abundantes botellas de vino y grapa. Salud¨® a un periodista de la revista Chi y le coment¨® que pensaba navegar hacia Cerde?a, pero sin atracar el yate en Porto Cervo. "No quiero pagar ni un euro", dijo. Una de las razones por las que consideraba a los sardos "unos mierdas" consist¨ªa, precisamente, en que le hac¨ªan pagar por el atraque.
Dos d¨ªas despu¨¦s, ingres¨® en la prisi¨®n de Potenza. Pero no se arrug¨®. "Me tratan como a un rey", le coment¨® a un diputado que visitaba la c¨¢rcel. "En Italia se come bien en todas partes; la cocina de la c¨¢rcel es ¨®ptima", prosigui¨®. "Y tambi¨¦n es buena el agua, diur¨¦tica. Me har¨¢ bien una temporada sin alcohol".
En la primera noche carcelaria se cay¨® de la litera y se magull¨® un brazo, pero bo quiso ingresar en la enfermer¨ªa. Sus abogados le aconsejaron que se acogiera al derecho a guardar silencio, pero en el momento del interrogatorio, tras saludar cordialmente al fiscal Henry John Woodcock, el pr¨ªncipe V¨ªctor Manuel decidi¨® responder a todas las preguntas del acusador p¨²blico. Bebi¨® cinco botellas de agua en cinco horas. S¨®lo en un momento se mostr¨® nervioso: al ser abordado el asunto de la prostituci¨®n. El vaso de agua que sosten¨ªa en la mano se derram¨® sobre la mesa del juez. V¨ªctor Manuel de Saboya sac¨® un pa?uelo del bolsillo y sec¨® la mesa.
Su estancia en la c¨¢rcel no ha sido larga: el pasado jueves le fue concedido el arresto domiciliario.
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