Pr¨¢cticas de ciudadan¨ªa
La nueva asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y los Derechos Humanos est¨¢ recibiendo alabanzas y cr¨ªticas. No pod¨ªa ser de otro modo. Una de las mayores controversias recuerda un debate cl¨¢sico: ?la ciudadan¨ªa realmente puede ense?arse y, en caso de una respuesta afirmativa, se puede ense?ar mediante una asignatura? Veamos las posturas en litigio.
Las opiniones favorables a esta asignatura se basan en una idea clave: no nacemos siendo buenos ciudadanos, ni tampoco basta con pertenecer a una sociedad democr¨¢tica para llegar a ser verdaderos dem¨®cratas, nos hacemos ciudadanos de una democracia en buena parte gracias a la educaci¨®n. Las regulaciones legales y las formas sociales pueden encauzar el comportamiento, aunque por s¨ª solas no garantizan la convicci¨®n c¨ªvica necesaria para lograr una ¨®ptima convivencia democr¨¢tica. Por tanto, llegar a ser un buen ciudadano requiere un esfuerzo formativo y para hacerlo efectivo lo mejor es dar a la ciudadan¨ªa rango de asignatura.
Ni?os y adolescentes podr¨ªan hacer tareas concretas y ¨²tiles al servicio de la comunidad
No basta con pertenecer a una sociedad democr¨¢tica para ser dem¨®crata
Entre quienes no desean una asignatura de ciudadan¨ªa, la argumentaci¨®n m¨¢s frecuente acepta la necesidad de educar para la ciudadan¨ªa, pero rechaza convertir esa tarea formativa en una simple asignatura. Se afirma que para formar ciudadanos de nada sirve la informaci¨®n que proporcionan los libros de texto y el profesorado. Ser ciudadano de una democracia tiene que ver con ciertos rasgos de car¨¢cter y h¨¢bitos de comportamiento que no se adquieren mediante el saber que dispensan las asignaturas. Llegar a ser un correcto ciudadano dem¨®crata se consigue ejercitando las virtudes c¨ªvicas en las m¨²ltiples ocasiones que proporciona la vida de los centros educativos. Se trata de una educaci¨®n para la ciudadan¨ªa omnipresente, compartida por todo el profesorado, y transversal.
Las dos posturas tienen parte de raz¨®n. Conviene defender una asignatura porque proporciona la oportunidad de reflexionar sobre conocimientos que pueden motivar la convivencia democr¨¢tica. Pero tambi¨¦n conviene defender la implicaci¨®n de los j¨®venes en actividades que repetidamente pongan en juego h¨¢bitos c¨ªvicos. Educar para la ciudadan¨ªa requiere reflexi¨®n y experiencia. Visto, pues, que lo necesitamos todo, si no hubiese asignatura, se deber¨ªa recomendar. Pero como la tendremos, se debe recomendar vivamente la realizaci¨®n de actividades pr¨¢cticas: algo as¨ª como unas pr¨¢cticas de ciudadan¨ªa.
?Qu¨¦ entendemos por pr¨¢cticas de ciudadan¨ªa? Se trata de algo sencillo, las pr¨¢cticas de ciudadan¨ªa son todas las oportunidades que ofrecemos a nuestros j¨®venes para que realicen actividades que les preparen para la ciudadan¨ªa, actividades que les permitan cultivar virtudes c¨ªvicas. Cuando reducimos las clases magistrales para en su lugar entablar debates sistem¨¢ticos y reposados con los alumnos, les estamos ofreciendo una oportunidad de entrenar h¨¢bitos de ciudadan¨ªa. Cuando impulsamos la participaci¨®n del alumnado en las reuniones de clase o de delegados para regular la convivencia y considerar la marcha del trabajo escolar, les estamos ofreciendo una oportunidad de degustar valores c¨ªvicos. Cuando establecemos sistemas de aprendizaje cooperativo en los que el trabajo y el ¨¦xito son colectivos, les estamos ense?ando contenidos y a la vez preparando en valores que les ser¨¢n de utilidad en su vida profesional y ciudadana. Son algunas de las muchas modalidades de pr¨¢cticas que podr¨ªan completar la asignatura de educaci¨®n para la ciudadan¨ªa.
Los ejemplos que hemos aducido son pr¨¢cticas de ciudadan¨ªa conocidas, aunque quiz¨¢ no siempre se apliquen con la tozudez que requiere la educaci¨®n. Sin embargo, desear¨ªa acabar presentando una modalidad de pr¨¢ctica de ciudadan¨ªa, el aprendizaje servicio, menos conocida, pese a que ya contamos con muy buenas realizaciones. ?Qu¨¦ es el aprendizaje servicio? Se trata de una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado. Un proyecto en el que los participantes se forman al enfrentarse y trabajar sobre necesidades reales de su entorno social y lo hacen con el objetivo de mejorarlo. Trabajan en favor de la comunidad y a la vez se forman en una doble direcci¨®n: aprenden conocimientos curriculares relacionados con la actividad de servicio y adem¨¢s aprenden virtudes y valores c¨ªvicos que se ponen en juego a lo largo del proceso que sigue dicha actividad educativa.
Cuando un centro pide voluntarios entre su alumnado y los forma para recibir y guiar a chicos y chicas inmigrantes que se incorporan a lo largo del curso, est¨¢ ofreciendo a los voluntarios una experiencia educativa de primera magnitud. Cuando un banco de sangre monta un sistema de colaboraci¨®n con las instituciones educativas para proporcionar formaci¨®n cient¨ªfica sobre los temas que le son propios y a la vez pide colaboraci¨®n a los j¨®venes para dinamizar una campa?a de donaci¨®n de sangre en su barrio, est¨¢ contribuyendo a que tomen conciencia de una necesidad no siempre visible y les da oportunidad de ejercer una acci¨®n c¨ªvica de solidaridad. Cuando varios centros educativos de una poblaci¨®n y una asociaci¨®n interesada en la historia local montan un sistema de recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica, a trav¨¦s de la narraci¨®n oral que las personas mayores dirigen a la pareja de alumnos reporteros que les ha correspondido, est¨¢n creando una actividad con m¨²ltiples objetivos: conocer una ¨¦poca hist¨®rica de la ciudad, relacionar j¨®venes y ancianos, responsabilizar a los alumnos en una tarea c¨ªvica de recuperaci¨®n del pasado que luego se mostrar¨¢ al conjunto de la poblaci¨®n y, sin duda, en este caso, aprender historia y sociales. Tres ejemplos de aprendizaje servicio de entre los muchos que puede ofrecer una tan vers¨¢til metodolog¨ªa pedag¨®gica.
Si conseguimos reconocer el servicio a la comunidad, en sus m¨²ltiples formas, como uno de los mejores ingredientes de la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, la habremos convertido en una asignatura con pr¨¢cticas de verdad. Un modo a la vez reflexivo y experiencial de adquirir valores y virtudes c¨ªvicas.
Josep Maria Puig Rovira es catedr¨¢tico de Teor¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad de Barcelona
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