"Fan¨¢ticos los hay en todas las religiones"
Pese a haber convivido con el islam durante nueve siglos, Espa?a no escapa a los prejuicios y falsedades que ahogan hoy la incultura occidental, hasta prevalecer en el imaginario popular la terrible idea de que la religi¨®n del profeta Mahoma -1.200 millones de seguidores en todos los continentes, ?y con tendencia al alza!- es el enemigo del momento. Choque de civilizaciones, guerra de religiones... Hans K¨¹ng, uno de los grandes pensadores contempor¨¢neos, esgrime tres conceptos para espantar esos fantasmas, tan interesada y fruct¨ªferamente esgrimidos por el imperio dominante. Primero, el conocimiento: "Ser¨ªa equivocado desacreditar el islam calific¨¢ndolo de religi¨®n de espada y fuego, y no ver su sustancia religiosa, una gran religi¨®n ¨¦tica". Segundo, la comparaci¨®n: "En el islam, religi¨®n de paz, hay fan¨¢ticos, pero tambi¨¦n los hay en el juda¨ªsmo y en el cristianismo, por todas partes...". Hans K¨¹ng reitera sus famosas tres frases program¨¢ticas, que abrieron tambi¨¦n la biograf¨ªa de las otras dos religiones abrah¨¢micas: "No habr¨¢ paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habr¨¢ paz entre las religiones sin di¨¢logo entre las religiones. No habr¨¢ di¨¢logo entre las religiones si no se investigan los fundamentos de las religiones".
"No era f¨¢cil para un Papa que vivi¨® la experiencia nacionalsocialista la decisi¨®n de ir a Auschwitz"
"Los cat¨®licos tenemos pocos motivos para criticar unilateralmente al islam por el trato a la mujer"
"Aprecio en este Papa el que no aproveche cualquier ocasi¨®n para presentarse de forma espectacular"
"Cada minuto que tengo libre se lo dedico al segundo volumen de mis memorias"
"La credibilidad de EE UU ha descendido incluso entre sus aliados, muy especialmente en Espa?a"
Pregunta. Concluye usted la historia de 14 siglos de islamismo, y antes hizo la historia de 30 siglos de juda¨ªsmo y de 20 siglos de cristianismo. ?Se atreve a dar consejos a estas tres religiones?
Respuesta. Mi trilog¨ªa muestra que las tres han atravesado por cambios trascendentales, que han desarrollado distintos paradigmas o constelaciones. El verdadero problema estriba hoy en su relaci¨®n conflictiva con su paradigma medieval, que sigue existiendo paralelamente al de la modernidad. Esto es origen de grandes tensiones. El consejo que les dar¨ªa es que, en la actual transici¨®n hacia una ¨¦poca posterior a la modernidad -en la que la religi¨®n puede volver a desempe?ar un papel constructivo-, cada una debe concentrarse en lo que es su sustancia, que ha de conservarse a toda costa, discriminando de esa sustancia lo que pertenece al paradigma hist¨®rico.
P. Imagino en usted a Natan, el famoso personaje de Lessing. Como ¨¦l, ?tampoco usted sabr¨ªa con cu¨¢l de los tres anillos quedarse?
R. Soy un admirador de Lessing. Su ¨²ltima gran obra, Nat¨¢n el sabio, nos presenta al final una visi¨®n de paz: la utop¨ªa pol¨ªtico-religiosa de un futuro mejor, reflejada simb¨®licamente en el desenlace de la pieza, en la fiesta del hermanamiento de los hombres que profesan distinta fe. Tenemos ya entonces la visi¨®n, que vuelve a inspirarnos hoy, de una paz entre las religiones como presupuesto de la paz en la humanidad en general. Pero la soluci¨®n de los tres anillos, que representa una par¨¢bola dentro de la obra, merece hoy ser pensada de nuevo. Por eso distingo siempre entre la perspectiva externa y la perspectiva interna de las religiones. Si estoy sentado a la misma mesa con jud¨ªos y musulmanes, tengo que partir de que cada una de las tres religiones es para los hombres una religi¨®n verdadera. Esto tengo que aceptarlo tambi¨¦n como cristiano.
P. Pero usted es cristiano, cat¨®lico. Cuando uno escoge, est¨¢ valorando, calificando, excluyendo.
R. Si se adopta la perspectiva interna, est¨¢ claro que cada uno de los representantes de estas religiones tiene, al igual que yo, su propia convicci¨®n de fe, una convicci¨®n que bajo ning¨²n concepto querr¨ªa sacrificar simplemente por mor de la paz. Para m¨ª, como cristiano, Jesucristo significa "el camino, la verdad y la vida". Pero al mismo tiempo reconozco que "el camino, la verdad y la vida" son, para el jud¨ªo, la Tor¨¢, y para el musulm¨¢n, el Cor¨¢n. De esta manera es posible una convivencia basada en el mutuo respeto.
P. El islam est¨¢ hoy demonizado. ?Es todav¨ªa un problema de ignorancia (prolongaci¨®n de la famosa edad de la ignorancia), como en tiempos del de Aquino o Voltaire, o son celos y recelos de poder entre religiones y civilizaciones?
R. El islam y el cristianismo, ciertamente, tienen una larga historia de conflictos que muestro en mi libro de forma muy concreta. Los cristianos piensan casi siempre s¨®lo en las guerras de conquista emprendidas por los musulmanes, que los llevaron hasta Espa?a y a las puertas de Viena. Los musulmanes, por su parte, piensan sobre todo en las cruzadas y en el colonialismo y el imperialismo de Occidente, que someti¨® en la pr¨¢ctica todo el ¨¢mbito musulm¨¢n, desde el Atl¨¢ntico hasta Indonesia, a su control pol¨ªtico, econ¨®mico y militar. Por este motivo, la desconfianza y el recelo est¨¢n muy extendidos en ambos lados. Pero pueden superarse por medio de la ilustraci¨®n y, sobre todo, de una pol¨ªtica mejor.
P. Antes, los poderosos comet¨ªan actos injustos y pillajes (ahora Guant¨¢namo o Irak) porque hab¨ªa un fantasma que amenazaba el mundo, el comunismo. ?El fantasma que recorre el mundo es ahora el islamismo?
R. Exist¨ªan de hecho relaciones bastante buenas entre los pa¨ªses occidentales y los pa¨ªses isl¨¢micos. Pero se han visto progresivamente envenenadas, por un lado, por el problema del Estado palestino, aplazado desde hace d¨¦cadas, y por otro, por las nuevas guerras ofensivas, sobre todo de Estados Unidos en Afganist¨¢n y en Irak. Mi libro debe contribuir a dibujar una imagen realista del islam, situada entre su imagen hostil y su imagen ideal, ambas unilaterales. Esto exige de ambas partes la autocr¨ªtica, y el esfuerzo por entender las religiones desde su interior. La imagen hostil del islam es sin duda propagada por los neoconservadores americanos. Mucho antes del 11 de septiembre ya forjaban planes para controlar mediante una guerra las fuentes de petr¨®leo en Irak, para establecer la hegemon¨ªa de EE UU en Oriente Pr¨®ximo y, con ella, la seguridad de Israel a costa de los palestinos. Lentamente, la mayor¨ªa de los americanos se da cuenta de que, a causa de esta pol¨ªtica, su credibilidad ha descendido hasta un m¨ªnimo, incluso entre sus aliados, y muy especialmente en el caso de Espa?a. Mi ideal es el Estados Unidos posterior a la II Guerra Mundial, que reuni¨® millones para reconstruir Europa y ayudarse tambi¨¦n a s¨ª mismo.
P. Su proclamaci¨®n de que no habr¨¢ paz entre las naciones sin di¨¢logo entre las religiones es m¨¢s vigente que nunca. Otro punto se refiere al conocimiento. ?No viven las religiones cada d¨ªa m¨¢s aisladas, m¨¢s ensimismadas?
R. Hay en algunas regiones conflictos que han separado a religiones que conviv¨ªan sin problemas; piense, por ejemplo, en Sarajevo. Pero hoy ya no es posible para ninguna religi¨®n permanecer aislada. Las posibilidades de desplazamiento, la emigraci¨®n y sobre todo, claro est¨¢, los medios de transporte que alcanzan a todo el planeta posibilitan que personas de distintas religiones puedan encontrarse en casi cualquier parte. Tanto m¨¢s necesario se hace entonces que este encuentro est¨¦ basado en un s¨®lido y adecuado conocimiento mutuo, y que los medios de comunicaci¨®n informen con objetividad sobre las religiones y no de manera tendenciosa, como por desgracia sucede a menudo en los medios occidentales, en especial por lo que respecta al islam (y antes en relaci¨®n con los jud¨ªos).
P. La guerra de Irak y la ¨¦tica mundial. El descarado dominio de la mentira, tal como dibuj¨® Orwell. ?Cab¨ªa imaginar que el siglo XXI empezase de tan desastrosa manera?
R. No. La pol¨ªtica de la segunda Administraci¨®n de Bush es un caso de reca¨ªda en el antiguo paradigma de las relaciones internacionales, que trajo a los pueblos europeos en la era moderna tanto padecimiento y, finalmente, dos guerras mundiales. Despu¨¦s de la II Guerra Mundial fue precisamente Estados Unidos el que contribuy¨® a la instauraci¨®n de un nuevo paradigma de las relaciones internacionales en Europa y en todo el ¨¢mbito de la OCDE: la fundaci¨®n de Naciones Unidas, la Declaraci¨®n de los Derechos Humanos, los Acuerdos de Bretton Woods para ordenar la econom¨ªa mundial, el plan Marshall, y tantas otras iniciativas que abrieron el camino. Para nosotros, europeos, ha sido especialmente importante el desarrollo de la Uni¨®n Europea, que, a pesar de todas sus debilidades, representa para el resto del mundo un modelo de c¨®mo Estados que en el pasado eran enemigos ac¨¦rrimos pueden cooperar en el presente.
P. Se critica mucho la situaci¨®n de la mujer en el islam. Pero la Iglesia cat¨®lica no se comporta de manera muy distinta, el caso de san Agust¨ªn, por ejemplo. ?Acaso tienen las religiones esa falla en su origen?
R. Todas las religiones, y las culturas en general, tienen que v¨¦rselas con el duradero patriarcalismo de su historia. Tampoco en Espa?a hace falta ser necesariamente un cat¨®lico creyente para ejercer de macho. En cuanto cat¨®licos, tenemos desde luego pocos motivos para criticar unilateralmente al islam. Pues precisamente la Iglesia cat¨®lica tiene problemas con el papel de la mujer, y en concreto con la anticoncepci¨®n, con las extremas posiciones que adopta en la cuesti¨®n del aborto y con la exclusi¨®n de la mujer de los cargos eclesiales m¨¢s altos. Naturalmente que el islam tiene mayores problemas, en la medida en que ni ha pasado por el cambio de paradigma de una Reforma religiosa, ni ha podido cumplir por entero el segundo cambio de paradigma producido en Europa por la Ilustraci¨®n y la modernidad. Muchos pa¨ªses isl¨¢micos se encuentran en el estado de los pa¨ªses cat¨®licos antes del concilio Vaticano II.
P. Dos fundadores: Cristo y Mahoma. ?Se parecen en algo?
R. Esta pregunta no se deja contestar en pocas palabras. Hay diferencias que son evidentes: Jes¨²s fue un predicador itinerante que anunciaba la no violencia y el amor al enemigo; no estuvo expuesto a ninguna responsabilidad pol¨ªtica, a diferencia de Mahoma. ?ste, por el contrario, tuvo que ser a un tiempo hombre de Estado y general; no retroced¨ªa ante el enfrentamiento armado. Cualquier comparaci¨®n que no tenga esto en cuenta peca f¨¢cilmente de injusta. M¨¢s importante es apreciar los logros religiosos de Mahoma. Pues no s¨®lo unific¨® la Arabia de las tribus y de los clanes, sino que elev¨® a los ¨¢rabes a un nivel religioso comparable al de los grandes reinos vecinos. Es indiscutible que a trav¨¦s del Cor¨¢n el Profeta prest¨® a innumerables seres humanos de su siglo y de los siglos posteriores una infinita inspiraci¨®n, infinitos coraje y fuerza para un nuevo inicio religioso. Pero probablemente la diferencia m¨¢s acusada sea la de la muerte de uno y otro: el Profeta muere como hombre de Estado y general exitoso en brazos de la preferida de sus mujeres; Jes¨²s de Nazaret, abandonado por Dios y los hombres en la cruz. Esto ¨²ltimo es tan grave que los musulmanes apenas pueden dar cr¨¦dito. Es en la cruz donde la fe cristiana reconoce -a la luz naturalmente de la resurrecci¨®n- lo m¨¢s profundo del mensaje cristiano.
P. Terminada esta trilog¨ªa sobre las religiones abrah¨¢micas, ?para cu¨¢ndo la esperada segunda parte de sus memorias?
R. Cada minuto que tengo libre se lo dedico al segundo volumen de mis memorias y, de hecho, ya lo tengo concebido en su conjunto. Deber¨ªa hacer menos viajes, como ¨¦ste de ahora a Madrid y Santander. Pero pongo todo mi empe?o en que el libro pueda llegar a ser presentado en oto?o de 2007, en la Feria del Libro de Francfort.
P. El papa Ratzinger se pregunt¨® en su reciente viaje a Polonia d¨®nde estaba Dios cuando el Holocausto, cuando Auschwitz. ?Qu¨¦ le pareci¨® esa actitud?
R. En mi libro El juda¨ªsmo dediqu¨¦ un extenso cap¨ªtulo al complejo aspecto teol¨®gico de la cuesti¨®n del Holocausto. No era f¨¢cil, para un Papa alem¨¢n que en su juventud vivi¨® la experiencia de la dictadura nacionalsocialista, esta decisi¨®n de ir a Auschwitz. Algunos esperaban que con esa ocasi¨®n el Papa hiciese un dram¨¢tico reconocimiento de las culpas de la Iglesia cat¨®lica y, sobre todo, que hablase del ostensible fracaso de P¨ªo XII en tiempos del nazismo. Pero tambi¨¦n podr¨ªa defenderse la idea de que, precisamente en este lugar del horror, m¨¢s que las grandes declaraciones, lo ajustado era el rezo silencioso, pronunciar pocas palabras y conversar con algunos de los supervivientes. Aprecio en este Papa el hecho de que no aproveche cualquier ocasi¨®n para presentarse de forma espectacular.
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