El pensador
A Thuram, el franc¨¦s con m¨¢s internacionalidades, se le tiene por un intelectual y hasta Sarkozy le consult¨® tras las revueltas de octubre
El 17 de agosto de 1994 se peg¨®, literalmente, con un portento f¨ªsico checo apedillado Skuravy: "Hay maneras m¨¢s c¨®modas de debutar", reconoci¨® despu¨¦s del partido Lilian Thuram (Isla de Guadalupe, 1972) aquella tarde, justo el mismo d¨ªa que debut¨® Zinedine Zidane: "Hemos empezado juntos y nos iremos juntos", le dijo Zizou tras el partido. Los dos abandonaron la selecci¨®n al t¨¦rmino la Eurocopa de Portugal y juntos volvieron porque as¨ª lo decidi¨® Zidane. "Makele, Thuram y yo volvemos", asegur¨® el futbolista del Real Madrid en verano de 2005, durante el anuncio formal de su regreso a la selecci¨®n. S¨®lo un problema: se le olvid¨® advertir a Thuram de sus intenciones. Fue necesario una reuni¨®n entre Raymond Dom¨¦nech, el seleccionador, Jean Pierre Escalettes, el presidente de la federaci¨®n, Thuram y el propio Zidane, para convencerle, de que el anuncio de Zizou no era una falta de respeto y para que aceptara volver. Volvi¨® para jugar siempre. Y como casi siempre, bien.
Hasta que el pasado viernes, contra Togo, Thuram hizo historia al superar los 117 partidos internacionales que encumbraban a su amigo Desailly como el franc¨¦s con m¨¢s presencias en el combinado nacional. Ahora es Thuram quien ha defendido la zamarra azul en mayor n¨²mero de ocasiones. Ni siquiera ¨¦l, el defensa que piensa, so?¨® nunca algo as¨ª. "Supongo que la perspectiva del tiempo pondr¨¢ la cuesti¨®n en su sitio. Ahora, la verdad, no lo valoro mucho, Pienso m¨¢s en Espa?a", asegur¨® tras vencer a Togo.
Descubierto por Ars¨¨ne Wenger en el M¨®naco, Lilian Thuram emigr¨® en 1996 al Parma. Durante cinco a?os jug¨® de azul y amarillo hasta que decidi¨® marcharse. La idea de vivir en Roma le hizo considerar una oferta del Lazio. "Yo no juego para fascistas", exclam¨® al enterarse que la directiva romana hab¨ªa tenido que romper un acuerdo con Roshental, un jugador jud¨ªo fichado de la Premier, por las presiones de los hinchas fascistas del Lazio. Total, que se fue a la Juventus. Y ah¨ª sigue.
Lector diario de Lib¨¦ration, fundado por Jean Paul Sartre, Thuram es un tipo de lectura casi compulsiva, incluso tratados de filosof¨ªa cl¨¢sica, por lo que sus compa?eros de generaci¨®n, con los que alcanz¨® la gloria en Francia 98, le tienen por un intelectual. Tal vez no sea para tanto, pero las gafas redondas, su facilidad de palabra y su extremada educaci¨®n le confieren una aureola de persona cultivada impropia de quien se cri¨® en Fontainebleau, arrabal parisino castigado a partes iguales por el paro, la violencia y la delincuencia. Consciente de su capacidad de an¨¢lisis, el mism¨ªsimo Nicolas Sarkozy, ministro del Interior franc¨¦s, mand¨® llamar a Thuram tras escuchar una reflexi¨®n del zaguero en un canal de televisi¨®n durante los disturbios juveniles del pasado mes de octubre. Tipo comprometido con el lugar que le vio crecer, ha fomentado la creaci¨®n de diversas escuelas de formaci¨®n alternativa para ofrecer caminos de inserci¨®n social a chicos de barrio.
Futbolista r¨¢pido y contundente, Thuram pas¨® a la historia el 8 de julio de 1998, cuando clasific¨® a Francia para la final del Mundial tras marcar dos goles a Croacia. "Fue un error, me equivoqu¨¦ y met¨ª dos goles. Lo malo es que Capello se crey¨® que lo hab¨ªa hecho por mis incre¨ªbles cualidades y me sigue echando en cara que lo haga con Francia y no en la Juve", bromea el franc¨¦s, que ya sabe lo que es mandar a Espa?a a casa, pues jug¨® el partido de Brujas que supuso la eliminaci¨®n del combinado espa?ol del Europeo 2000, jugado en B¨¦lgica y Holanda. Fue en la edici¨®n de Portugal cuando cumpli¨® 100 partidos, contra Inglaterra en Lisboa (2-1), y si ha llegado hasta los 118 es, seg¨²n ¨¦l, gracias a una mezcla de esfuerzo, de suerte al no lesionarse y, especialmente, por la confianza de los entrenadores. "La nostalgia llega cuando todo ha terminado: no es mi caso".
Thuram define el f¨²tbol como un acto de "m¨¢xima solidaridad", y es por ah¨ª por donde le encuentra sentido a lo que hace. "No hay nada m¨¢s importante que la solidaridad", asegur
a. Todo depende de las vueltas que le d¨¦ al tema. Y en su caso, seguro, ser¨¢n muchas.
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