Decenas de personas muestran su apoyo a los manifestantes
Muchos de los simpatizantes con el movimiento okupa se acercaron en bici hasta la calle de Cedaceros. Otros vecinos lo hicieron andando. Como Teresa Rey, de 42 a?os, que vive en un hostal de Centro. "No sab¨ªa lo que ocurr¨ªa aqu¨ª, me lo he encontrado al ir caminando y he decidido quedarme. Vivo en un hostal, c¨®mo no voy a querer una vivienda digna". Esta mujer, que se sent¨® como otros muchos en el bordillo de la calle, coment¨® que el cine llevaba vac¨ªo "much¨ªsimos a?os" y estaba "lleno de cucarachas y de polillas".
Otro grupo de j¨®venes, que no se quiso identificar, asegur¨® que apoyaba la concentraci¨®n tambi¨¦n por la dificultad de comprar un piso. "De casa de tus padres no te puedes ir ni con 30 a?os. Las administraciones nos animan a alquilar pero tambi¨¦n es imposible con nuestros sueldos que no llegan ni a 1.000 euros". Precisamente, miembros de la Asamblea contra la Precariedad y por la Vivienda Digna se acercaron hasta el cine Bogart para apoyar a los concentrados. "Ten¨ªamos una sentada a las siete de la tarde en Sol y despu¨¦s nos hemos venido", contaron Campe y Dani, de Villaverde. Uno estudia Bachillerato y el otro Derecho y Ciencias Pol¨ªticas.
Gritos y c¨¢nticos
"Este teatro estaba abandonado", gritaron los encerrados y tambi¨¦n los que miraban fuera. "?Siete d¨ªas de lucha social!", siguieron cantando los okupas ante la mirada at¨®nita de turistas y paseantes. Sobre las once y media de la noche, los encerrados manten¨ªan dentro de la sala de butacas del cine una asamblea para organizarse durante los d¨ªas que dure el encierro.
El movimiento Rompamos el Silencio concluy¨®: "Estamos hartos de una mediaci¨®n institucional que se resuelve nula y se limita a ofrecernos un reducido n¨²mero de celdas a precio de lujo y una nefasta pedagog¨ªa que s¨®lo nos ense?a a obedecer y ser espectadores de nuestras vidas; por eso, no vamos a pedir este espacio, vamos a ganarlo juntos aqu¨ª y ahora ?ha llegado nuestro momento!".
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